lunes, 21 de diciembre de 2015

Causas de una derrota


Manuel Aguirre Labarrere
(Mackandal)
Las elecciones parlamentarias efectuadas recientemente en Venezuela, donde por amplia mayoría la Mesa de Unidad Democrática (MUD) obtuvo el mayor por ciento de los votos y que será la fuerza que conducirá en adelante los destinos políticos y sociales del país, pone a la fuerza chavista en muy malas condiciones. Esto sucede al comprobarse que el mayor por ciento de esa población sudamericana no los favorece. Así, tendrán que conformarse con pasar a la oposición respaldados por algo más de cuatro millones de ciudadanos.
El chavismo no está muerto aun, un Parlamento de mayoría opositora, pondrá en jaque a la revolución bolivariana al estar respaldado por amplios poderes que podrían gestionar su rápido deceso.
Esta derrota del chavismo, más que a convenios que podría haber firmado la MUD con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y otras fuerzas externas opuestas al gobierno de Caracas, se debe fundamentalmente a errores internos dentro de las fuerzas chavistas. La corrupción, la arrogancia y el creerse dioses en la tierra les han hecho patinar en múltiples ocasiones. También, la falta de iniciativas para llenar los anaqueles de alimentos y dar un giro sustancial a la moneda, prácticamente devaluada, a pesar de los aumentos salariales que ha realizado el gobierno presidido por Nicolás Maduro.
Todo ello, unido a las aspiraciones de copiar el modelo cubano, un proyecto de país que ha demostrado su ineficacia, convertiría a Venezuela en una triste y rumiante cubalsa y esto no lo acepta la mayoría del pueblo venezolano, sea de la clase que sea y lleve el color que lleve. Cientos de venezolanos han estado en Cuba y aunque simpatizan con los cubanos, les duele comprobar de primera mano las restricciones políticas y sociales a las que ha sido sometido el pueblo. No lo quieren para ellos, aunque tengan la educación y el servicio médico gratuito. No lo quieren y no lo aceptan, por mucho que se niegue y por muchos asesores militares que les lleguen desde Cuba, para en último caso emplear la fuerza bruta.
En una democracia se gobierna con políticas que pueden ser para bien o para mal. La política es la única herramienta que puede lograr un equilibrio para implementar planes sociales que mejor puedan favorecer a la mayoría. Lo que le ha faltado al chavismo es gobernabilidad política. Se encapricharon en gobernar con lo que nunca debieron hacerlo, con la criminal ideología estalinista, cuya influencia les llegó desde la Habana.
De no cambiar el rumbo de tal gobernabilidad, de seguir paso a paso el modelo del totalitarismo castrista, este llevará a Venezuela a convertirse en otro más de lo mismo. De no pactar como buen estratega con las fuerzas opositoras, oír y aceptar sus razones, entonces podría afirmarse, que el chavismo, aunque todavía respira, ideológica y socialmente pasó a la historia.
mal26755@gmail.com

lunes, 14 de diciembre de 2015

La crisis de la inclusión racial en Cuba


Manuel Aguirre Labarrere
(Mackandal)
Dijo el doctor Elías Entralgo en 1943, «No puede desconocerse que mucho se ha avanzado en las justas relaciones de las dos principales razas que forman (nuestro país)…pese a la falsa e injusta opinión de cierto sectarismo racista de algunos negros, que pretenden negar la ley del progreso; pero tampoco debe ignorarse que persisten sedimentos de inequidad en el trato entre ambas razas, debido a la torpe conducta de cierto apasionado e injusto sectarismo racista de unos blancos o la cómoda actitud aveztrúzica de otros, menos apasionada pero no menos injusta.»
Tanto factores internos como externos no siempre conocedores de la histórica problemática racial en Cuba, han querido tergiversar los avances del negro antes de 1959 y lo que había logrado este importante sector social al triunfo de la revolución castrista, que si bien es bastante poco, no es justo desconocerlo. Así también el salto que se dio en los primeros años del castrismo, pues se desconocería el sacrificio de muchos hombres y mujeres en el justo empeño de lograr una nación para todos.
El castrismo pone como únicos logros de los afrocubanos aquellos que solo han tenido espacio en su revolución.
El retroceso de la ascensión del negro, es problema de la mala política que en los últimos años ha sido implementada sin tener en cuenta los sectores vulnerables de la sociedad cubana. Es la política, la mala implementación de las políticas lo que hace infructuoso todo intento de mejoramiento ciudadano.
Si bien el progreso del negro en la etapa de 1943 dista bastante de haber resuelto el problema de la discriminación, a pesar de la ley de nacionalización del trabajo o del cincuenta por ciento, al tener en cuenta la cantidad de extranjeros que llegaban y se nacionalizaban en Cuba, la prosperidad de negros y mulatos crecía. Una verdad irrefutable con tan solo mirar estas cifras de los censos de 1907 y 1943, fecha esta ultima en que los negros constituían el 25.25 por ciento de la población total del país, que era para ese año de 4.778.583 habitantes.
Pero venia emergiendo con fuerza abrumadora después de largos años de invisibilidad social y racismos petulantes que llegan hasta nuestros días.
Profesionales de color               1907                                       1943
Abogados                                          4                                              472
Arquitectos y dibujantes                15                                               20
Dentistas                                             40                                            200
Farmacéuticos — -                        163
Ingenieros civiles y agrimensores 14                                              54
Maestros en ejercicio                         440                                        1.611
Médicos                                               3                                                316
Veterinarios                                      5                                                   142

1943
Bachilleres 1842
Comadronas 592
Doctores en pedagogía 234
Ingenieros agrónomos 17
Maestras a domicilio 157
Maestras de kindergarten 91
Maestros normalistas 2232
Optometristas 10
Empleados públicos 6886

Por ciento total de 1943.
Abogados 7.8%
Médicos 8.9%
Dentistas 15.1%
Farmacéuticos 7. 6%
Bachilleres 10.3%
Maestros normalistas 15. 3%
Empleados públicos 18.9%
Defensa (policías y soldados) 18.3%
El número de senadores, concejales provinciales, y representantes negros creció notablemente después de la Constitución de 1940.Fueron elegidos en Santiago de Cuba, y Guantánamo alcaldes negros, y también fue un negro, aunque por primea vez, el gobernador de Santiago de Cuba, como tuvo también ésta provincia un alcalde negro.
Negros en posiciones importantes como la administración pública los hubo en Cuba antes de la revolución castrista.
No se puede negar la realidad. Quizá para los cubanos, éstos que han nacido en las dos últimas décadas del hegemonismo político del castrismo, se le pueda engatusar con cifras alteradas y material de estudio tendencioso. Pero todo el que se interese por la historia del Cuba, de progresos y retrocesos en las distintas etapas de la nación cubana respecto a los logros y desilusiones de los afrocubanos en esta isla, si realmente quiere hacer un trabajo serio, no puede desconocer la realidad. Lo demás es apasionamiento y edulcoración de un sistema, que falsifica la historia, inventa muertos y miseria, y desconoce logros anteriores, sean del color que sean.
mal21755@gmail.com
Fuentes, Censos de 1907 y 1943

lunes, 7 de diciembre de 2015

Inmigración y derechos


Manuel Aguirre Labarrere
(Mackandal)
Dijo Confucio que como mejor se conoce al mundo es sin salir de casa. Pero a veces ocurre que hay que salir, para conocer el mundo y así viajar al fondo de otros sentimientos además del propio.
La Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba respecto a la inmigración aborda un tema que por político, no deja de tocar el alma. Como se trata de inmigrantes, entonces habrá que salir de casa y volver a ella para poder sopesar las diferencias con el mundo. Conocer las razones del por qué, tantos cubanos quieren abandonar su país.
Mucho antes del llamado Periodo Especial, en Cuba ya muchos ciudadanos optaron por abandonar la patria. Camarioca y el éxodo del Mariel son vivos ejemplos de lo que este artículo manifiesta. Esto ha ido en aumento a medida que las políticas y las restricciones al derecho fueron cada vez más injustas y anti ciudadanas. Esto trajo aparejado escasez de alimentos, salarios de hambre y el incremento de la delincuencia, además de privilegios a los grupos de represión uniformados y las discriminaciones por impedimentos físicos o color de la piel.
Poco tiene que ver con esto, la llamada Ley de Ajuste Cubano o la política de «pies secos- pies mojados» que confiere a los cubanos un tratamiento privilegiado una vez que hayan pisado tierra estadounidense. Se trata todo del encierro y el maltrato psicológico sufrido bajo la tiranía en el poder.
Necesidades y deseos de inmigrar pueden haber habido en Cuba. Pero jamás se había dado un éxodo tan numeroso como este que ocurre desde que se aprobó la reforma migratoria, aprobada por vez primera, desde que se implantó el totalitarismo y la mentalidad estalinista de los dirigentes cubanos. Esa que traiciona el espíritu de patria y los ideales más sagrados gestados en la nación desde la formación de su cultura nacional.
Forzar la realidad es que los cubanos piensen que todos los atropellos que sufren los que desean emigrar, a los que en muchos casos el desespero por llegar a tierras norteamericanas les hace caer en manos de narcotraficantes y matones es culpa del Gobierno de Estados Unidos. Esto desmoraliza cualquier atisbo de razón que pudiera tener el régimen de la Habana en cuanto al tema de la emigración.
Lo desmoraliza porque sería cosa muy rara, que algún cubano con un mínimo de razonamiento y criterio propio creyera semejante barbaridad.
La preocupación del castrismo por los inmigrantes en situación de riesgo no es sincera. Lo hace para sensibilizar a la opinión pública mundial y ganar votos en las próximas discusiones sobre derechos humanos en la ONU.
De no ser así, y viendo como los jóvenes abandonan como bandadas de aves el país, poco le importaría, porque la realidad a lo largo de más de cincuenta años ha demostrado que es el poder y solo el poder lo que no quieren perder. Por eso y para eso hacen cualquier cosa, inventan lo inimaginable, aun cuando ya sepan, que el tiempo que les queda es corto.
El problema es cubano y sobre políticas abusivas. Sobre sus dirigentes, que ya a estas alturas sobran, porque cuando un pueblo emigra dirigentes sobran.
Flexibilizar la cultura política cubana y encaminarla a consagrar el derecho a participar todos de ella, en sus distintos niveles. Legalizar al menos otro partido y tolerar el sagrado derecho a una oposición pacífica, son tres de las cuestiones que deben ser implementadas de inmediato para avanzar civilizadamente hacia la revisión y redacción de una nueva Constitución. Una que realmente se apegue a los conceptos de patria de Martí. Donde los ciudadanos no sean juzgados por lo que son o dejen de ser en términos ideológicos, sino en términos de cubanía y de sus proyectos para el bien común. Porque una Constitución es una ley viva y práctica que no puede construirse con elementos ideológicos.
La traición a la Patria y al legado martiano realizada por el castrismo cuya única preocupación ha sido la permanencia en el poder cueste lo que cueste. Sin que importen cárceles ni muertos por defender sus derechos, debe tener un fin. Y ese fin es ahora, para quienes están vivos y no cuando estos hayan pasado a mejor vida.
Cesen las torpezas políticas y las restricciones al derecho y cesarán los deseos de emigrar de los cubanos. En Cuba debe mandar el pueblo y no un grupúsculo viciado, egoísta y altanero.
mal26755@gmail.com
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Metamorfosis de un proceso,


Manuel Aguirre Labarrere
(Mackandal)
Los principios con los cuales se fundó la nación cubana quedaron totalmente abolidos con la llegada al poder de Fidel Castro. Le fue imposible gobernar y mantener su régimen totalitario bajo premisas tan democráticas y con una de las mejores constituciones del mundo, que si bien muchos de sus postulados no fueron cumplidos, este era el marco propicio para hacerlos cumplir.
A pesar de haber contado con una abrumadora mayoría de simpatizantes, muchos que no habían participado en el derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista quedaron con un sentimiento de culpa que quisieron sanar más tarde uniéndose al proceso castrista sin saber aun de que iba la cosa.
Fueron traicionados los sueños y quemados a fuego lento nuestros próceres en aquellos primeros años del castrismo, cuando el triunfante líder Fidel Castro, pronunció aquella frase con pespuntes hegemónicos y a todas luces totalitarias de, “elecciones para qué”. Entonces, se desmontaron símbolos y a mandarria limpia se destruyeron instituciones únicas de su tipo como el teatro Vicente Mora de Guanajay. Este sufrió la metamorfosis de centro de esparcimiento cultural a almacén de papas. Hoy pasada ya la fiebre salvaje del comunismo real, se trata de restaurarlo, sin resultados concretos.
No se tuvo en cuenta los principios por los que se luchó y se dio al traste con el batistato. El pensamiento y los conceptos de patria de José Martí fueron olvidados, aunque mucho se vociferó en su nombre cuando la atrasadísima Constitución de 1976 entró en vigor.
El Apóstol fue burlado en sus principios y traicionado por el régimen castrista. Su concepto de que siempre es desgracia para la libertad que la libertad sea un partido, más que advertir del peligro, cristalizó en la mente ambivalente del pensamiento castrista, que siguió la traición a sus conceptos en la plasmación de una constitución anti-martiana y anti-popular que no respetó para nada, aquello de que una Constitución es una ley viva y práctica que no puede construirse con elementos ideológicos. Frase dicha por Martí en elogio sincero a la Constitución de los Estados Unidos, país para el cual también tuvo grandes elogios, aunque haya discrepado con algunas de las figuras políticas de su tiempo.
Con la llegada al poder de Fidel Castro no solo se traicionaron principios de nuestros próceres. Se traicionó como nunca a los ideales y sueños de un pueblo que cansado de tanta injusticia de regímenes anteriores, no creyó nunca que le tocaría más de lo mismo, con sobredosis de inquietud y traición al bienestar y salud de sus derechos. Pudo más la ambición y ansias de poder, que la cordura y la buena voluntad.
La revolución verde como las palmas sufrió el síndrome del vitiligo al convertirse en un melón cuyas tonalidades van del verde por fuera al rojo por dentro. Tal fue siempre el deseo del alto mando de la revolución para andar a sus anchas y no respetar nada que no fuera la reiteración de patrones políticos del castrismo, algo fatal e irremediable a corto plazo.
Pero la traición ha tenido seguidores rapaces y acólitos condicionados, que ven en sí mismos la imagen del pueblo. Lo que decide el grupúsculo de poder es la razón de ser de la nación. No hay oportunidad para enfrentamientos civilizados y negativas inteligentes. Ellos son los que dictan y ordenan. No se respeta el sagrado derecho a una oposición legalizada, ni se admiten alternativas políticas como la creación de otros partidos. No se da oportunidad a los disidentes de organizarse en paz y sin miedo a golpizas propinadas por grupúsculos autorizados por el régimen y su policía. Llevan adelante la doctrina de Perón, de que, “al enemigo, ni justicia”. Al pueblo solo le toca acatar y obedecer, aunque no sea lo que apetezca. Así se traiciona a la Patria.
mal26755@gmail.com;
Teatro Vicente Mora, Guanajay

lunes, 30 de noviembre de 2015

Los males heredados y su continuidad,


Manuel Aguirre Labarrere
(Mackandal)
No ha faltado una Constitución en Cuba que no haya hecho alusión al problema discriminatorio en Cuba, todo lo cual demuestra una preocupación en aras de alcanzar una igualdad que no esté signada por las diferencias. Pero sin embargo, todo proyecto que se ha propuesto zanjar esta problemática, se ha visto mutilado por disímiles causas, tanto políticas como sociales.
La discriminación racial es un fenómeno que se ha arrastrado en Cuba hasta los tiempos actuales. No hace honor al anhelo martiano de una patria “con todos y para el bien de todos”, ni a su concepto plural de la igualdad, en aras de alcanzar, como el mismo dijera en carta a su fiel amigo Juan Gualberto Gómez, “toda la justicia”.
La revolución castrista heredó males y prejuicios que trató de resolver a conveniencia de sus políticas y en detrimento de la verdadera voluntad ciudadana.
Así, se anuló la Constitución de 1940, con la cual debía regirse la nación. Vino aquello de “¿elecciones para qué?”, y se vivió de espaldas a todo proyecto de Carta Magna y a expensas de los deseos de Fidel Castro.
La persistencia del racismo en Cuba es fruto también de estas amañadas decisiones, que colapsaron toda esperanza de una patria diferente, apegada a la idiosincrasia del cubano y a sus conceptos de lo nacional.
Ya no se le podía echar la culpa del fracaso integracionista cubano a los Estados Unidos, pero la cantaleta se amplificó hasta nuestros días. Involucran ahora a los antirracistas independientes, tildándolos de “mercenarios” y construyendo fábulas de riñas entre grupos luchadores contra el racismo y la discriminación. Toda una falacia para calar en el subconsciente de la ciudadanía, siempre con propósitos malsanos y cobardes.
Los desequilibrios sociales internos de la sociedad cubana a partir de la revolución castrista, sus modos de contención y la nula transparencia de los señalamientos de las causas de los errores, ayudaron a no visualizar el racismo existente.
En el año 2007, cifras oficiales indicaban que el mayor por ciento de presos en Cuba, eran blancos. Pero sin embargo, los negros y mulatos llevaban el mayor peso condenatorio por delitos iguales o similares a los cometidos por blancos, lo que demuestra que el racismo contra este grupo étnico, está ejercido tanto por las esferas particulares como en aquellas oficiales.
En los tribunales, negros y mulatos son juzgados en su gran mayoría por jueces y fiscales blancos. Muchos de ellos están educados bajo una tradición racista y segregacionista que comienza en el hogar y tiene reafirmaciones en las aulas, donde muchos maestros prejuiciosos no valorizan igual a los alumnos, porque en sus genes sigue como premisa la diferenciación por el color de la piel.
El papel del Estado sigue los mismos patrones tradicionales que se acomodan de forma palpable en la implementación de medidas y la elección de miembros en las políticas públicas. Todo esto contribuye al deterioro psíquico del hombre negro, a quien el bienestar le resulta inalcanzable.
En Cuba, el racismo cuenta con la anuencia del Estado, que es su emisor fundamental.
Para Cuba actualidad:
mal26755@gmail.com
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jueves, 25 de junio de 2015

Desigualdad y exclusión social


Manuel Aguirre Labarrere
(Mackandal)
En el año 1976 fue que las políticas culturales y educativas en Cuba tomaron cuerpo en la Constitución y se definió la nación como un estado pluriétnico y multicultural. Desde entonces, la antropología en sus distintas ramificaciones, tales como la etnología, lo social o cultural, y los comunicadores sociales, artistas, promotores culturales, psicólogos de prestigio como la Dra., Patricia Ares, periodistas de aguda visón como José Alejando Rodríguez, sociólogos, y funcionarios han puesto a consideración del Estado sus conocimientos y sus experiencias de gestión al servicio del deseo colectivo dentro de la multietnicidad y cultura cubana. Muchos han señalado la brecha de desigualdad, tanto en el ámbito laboral como económico y educativo, donde son los afrodescendientes los más desfavorecidos desde todo punto de vista.
.Este fenómeno, ya visualizado en el Parlamento, sin que hasta el momento se hayan implementado las acciones afirmativas necesarias para la eliminación o disminución de las manifestaciones racistas, pone en evidencia el alto nivel de prejuicio presente  en muchos de los parlamentarios cubanos, sean civiles o militares. En ellos la idea de que el negro debe conformarse con lo que le den sin derecho al reclamo, es algo acuñado desde la colonia y que se recicla hoy con mayor o menor grado de efectividad.
Desde las dos últimas décadas del siglo pasado, los temas relacionados con la identidad, la memoria histórica, la cultura o la etnicidad han adquirido relevancia como nunca antes en la historia de Cuba, puesto que dichos habían sido desdeñados particularmente por las ciencias políticas y por la ideología socialista.
La dimensión cultural o étnica del conflicto era considerada como una variable menor, puesto que hasta entonces el paradigma del análisis enarbolaba la ausencia del Estado como doctrina fundamental del examen político nacional. Sin embargo hoy, los asuntos étnicos y culturales se han convertido en puntos imprescindibles cuando se trata de analizar la cuestión racial sin que hasta el momento se hayan creado leyes y decretos que legislen la educación y la cultura en nuestro país en cuanto al tema racial y los racismos.
Si bien la ley no obliga a nadie a dejar de ser racista, impone derechos y obligaciones que tienen los legisladores para que un grupo étnico deje de ser marginado.
A solo a treinta y ocho años de constituida la República, la Constitución de 1940 dio pasos positivos en contra de la discriminación racial.
Para algunos activistas el tema racial se ha convertido en un modo de vida, aunque se muestren como alfas y omegas de la racialidad, palabra muy de moda para las cuestiones del racismo. Su único objetivo es desacelerar la cuestión y minimizar sus efectos nocivos a fin de que no cunda el pánico.
El prejuicio está tan presente que para combatirlo estamos obligados a usar la palabra racismo.
Los que están en esa línea, más bien de modo oficialista y por mandato, para justificar sin hacer nada el dinero que se les paga,
como Araac, el proyecto Aponte de la UNEAC, como en sus tiempos Color cubano con Gisela Arandia como voz prima, son personas que no tienen una conciencia racial y están sujetos a cánones y mandatos políticos verdaderamente vergonzosos a los que se someten como tíos Tom.
No pasa igual con los activistas independientes, que defienden la unidad racial de la nación. Son marginados y calificados como mercenarios, apátridas, contrarrevolucionarios, negros mal agradecidos y blancos sucios, quienes tienen una clara visión de lo que se juega en el país si persisten las prácticas racistas, muchas veces toleradas o tenidas como bromas.
El Movimiento de Integración Racial “Juan Gualberto Gómez” y la Cofradía de la Negritud que preside Norberto Mesa, aunque separadas por una amplia brecha ideológica tienen la certeza que deben trabajar unidos para hacer sentir al régimen que el problema del racismo en Cuba no se resuelve por falta de voluntad política, y que es agudizado por la desigualdad y la exclusión social.
Como decía la poetisa norteamericana Emily Dickinson: “Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos de pie”.

Para Cuba actualidad: mal26755@gmail.com

lunes, 4 de mayo de 2015

Los polos opuestos de una misma nación



Por: Manuel Aguirre Labarrere
(Mackandal)
La VII Cumbre de las América dejó para los cubanos la amarga experiencia de lo que puede la intolerancia y el irrespeto hacia el pensamiento diferente.
La delegación oficialista, según sus integrantes, fue en representación de doscientas organizaciones de la sociedad civiles. Algo que sorprende .Llamar sociedad civil a apéndices del régimen como son los Comités de defensa de la revolución, la Federación de mujeres cubanas, la Central de trabajadores de Cuba, los miembros del parlamento y del Comité Central, los informantes de la seguridad del estado, y las pandillas de represores nucleados en las llamadas brigadas de respuesta rápida, bien conocidas por sus constantes arremetidas contra la oposición pacífica, como lo hicieron en Panamá.
Lo anterior no amerita el menor análisis tratándose del castrismo. Para sostener sus verdades no le queda otro remedio que acudir a las mentiras y al camuflaje para confundir.
Estos representantes del oficialismo, fuertemente adoctrinados hasta que se demuestre lo contrario, trataron de impedir que otros cubanos, representantes de una parte de la oposición civilista, expresaran sus puntos de vista. Catalogarlos de mercenarios, apátridas, contrarrevolucionarios y un sinnúmero de improperios, fue el bautizo oficialista a la oposición pacífica cubana en tierra ajena-Al exportar la violencia y la razón de la fuerza, hicieron recordar las marchas de odio durante el éxodo del Mariel en 1980 y todas cuantas hasta hoy se han sucedido con el marcado propósito de silenciar por cualquier medio las voces discordantes a la política oficial.
Los opositores cubanos, entre insultos y golpizas supieron capear el temporal y llevar a vías de hecho el objetivo que se habían propuesto. Dejaron de capa caída a los apapipios del castrismo, sin la mínima razón de aquella absurda negativa a dialogar en un espacio que convocaba a la diversidad de opiniones y al debate civilizado.
Panamá es un país libre, donde ninguna voz es pequeña .Su pueblo es receptivo, capaz de sopesar las diferencias, aun cuando canten al compás de los acordes doctrinarios de Silvio Rodríguez.
Los apapipios quisieron hacer en patio ajeno lo que acostumbran hacer en Cuba con los opositores: prohibirles el acceso a espacios públicos, perseguirlos, calumniarlos, golpearlos. Luego se encargarían de desinformar al pueblo cubano para que no pudiera sopesar los argumentos de las partes en discordia y sacar sus propios razonamientos.
La sociedad civil oficialista, en nada representa el sentir de los de abajo. Apedrean y acosan, y tratan, mediante la fuerza bruta, de impedir que compatriotas pacíficos muestren al mundo, la desigualdad, la pobreza, la falta de libertades civiles y políticas, el racismo y la discriminación ideológica, la muerte cívica, las políticas selectivas para cursar estudios superiores, la prohibición de acceso al trabajo por pensar de forma diferente, y los privilegios de los militares y los altos funcionarios gubernamentales.
Estas son algunas de las calamidades que los gobiernos del mundo deberían tener en primerísimo lugar en sus agendas a la hora de relacionarse con el gobierno castrista, que ni por asomo es democrático, y convierte a muchos de sus súbditos, como estos que presenta como “sociedad civil”, en bueyes cornetas y máquinas de matar. Como dijo el poeta. “Que se avergüence el amo”.
mal26755@gmail.com

martes, 21 de abril de 2015

Por el bien de todos


Por: Manuel Aguirre Labarrere
            (Mackandal)
Los cambios no importa cuáles sean sus objetivos siempre provocan traumas y resquemores. El tema del negro y su plena inclusión en la sociedad cubana, provocó  en un principio esos efectos, tanto con el sistema actual como en los distintos procesos de inclusión social que lo antecedieron.
Siempre hay una cúpula inflexible y reacia a todo lo que no considere  de su entorno, un rechazo hacia lo social y culturalmente diferente.
En Cuba no ha sido distinto. Los cambios que se avecinan y los que se han dado, ameritan de una urgente revisión que sea equivalente a los pasos anunciados por el oficialismo, tanto en materia económica como en las demás ramas involucradas en esta nueva mentalidad de hacer política sin llegar al  fondo, con lo que no se logra la voluntad del bien para todos y sí excluye a la gran mayoría.
Los aborigenistas que durante el periodo colonial abogaron por el fin de la esclavitud y la inmensa mayoría de cubanos herederos de esa propia mentalidad, suponen que los negros, aunque hombres y hermanos, continúan clasificados como hombres y hermanos inferiores,  por lo que su cultura, aunque inmersa en la macrocultura nacional, es más dada a la barbarie que a la civilización. Esa mentalidad poco cambia de generación en generación. Según  los aires que corran, tendrán un mayor o menor efecto en las tomas de decisiones del poder político.
En Cuba,  en el momento actual, el saldo de inclusión social es desde los puntos de vista del color, visiblemente negativo.
Programa como la Mesa Redonda  de la televisión cubana, la voz  del oficialismo, pintan una Cuba  idílica. En los últimos tiempos ha dado todo un compendio de razonamientos más o menos aceptados,  pero no siempre convincentes en cuanto a marginalidad y racismo en la sociedad cubana. Eso demuestra que la persistencia del racismo en Cuba, cuyo origen exógeno es un fenómeno plural.
La democracia no admite soberbias raciales ni hegemonías. Son los grupos de poder los que marcan las diferencias entre las personas. Es la ideología  racista la que lanza las coordenadas y tira del cordón para marcar las pautas de su propia mentalidad conveniente, siempre, al beneficio de una ínfima minoría.
En la Cuba actual esta ínfima minoría  está constituida por la cúpula gobernante y el alto mando militar. El sistema  dictatorial y militarista debe mantener satisfecho a su fuerza bruta,  racista, engreída y poco dada a la solidaridad de su pueblo.
Este distanciamiento de la realidad, más la poca voluntad de resolver  los problemas sociales han  agudizado las diferencias tanto de género como de raza, porque la mujer negra, aunque muchas veces no se asuma como discriminada, es también victima de ese racismo exógeno que vive a diario la sociedad cubana.
Necesario sería la tolerancia a las manifestaciones pacíficas en favor de un equilibrio entre los distintos grupos que cohabitan en la sociedad cubana. Necesario que el régimen permita y legalice a los movimientos de lucha contra el racismo, y que acepte la creación visible y realista de una  junta cívica independiente donde se puedan generar ideas que sean aceptadas de forma obligatoria en el parlamento cubano, para una inmediata puesta en marcha con resultados positivos.
Entonces, no habría duda de que se lucha  por el bien de todos, y que al menos un fragmento del ideario  de José Martí ha calado en la conciencia de los políticos cubanos.


jueves, 2 de abril de 2015

La exclusión del negro en la narrativa cubana de los ochenta

.
Por: Manuel Aguirre Labarrere
              (Mackandal)
El segundo periodo de la narrativa cubana que bien se puede enmarcar  a partir de la segunda mitad  de los años ochenta, adolece, tanto en su estructura narrativa como en el arquetipo de sus personajes, de un silencio y la invisibilidad racial del componente negro,  que hace que esta llamada novísima narrativa cubana que nace  partir del triunfo del régimen castrista en 1959,  y continuaría en sucesivas generaciones aun cuando haya dado obras emblemáticas donde entran entonces obras que las antecedieron, como Adire y el tiempo roto, Expediente de hombre, de Manuel Granados, de quien se puede analizar también su libro de cuentos País de Coral, publicado por Letras cubanas en 1988, y sucedidas por otras como   
En El vuelo del gato, su  autor, Abel Prieto trató de mostrar a una familia negra sin lograrlo,
La ausencia del negro en la narrativa del periodo revolucionario, es más que visible, preocupante. ¿Cómo puede la literatura cubana deshacerse de un segmento de la población sin cuya presencia sería muy difícil pensar a Cuba?
Ha sido  el teatro cubano más prolifero  en mostrar al negro en su contexto sin caer en los aullidos y lamentos que muchas veces ponen en su boca  y que únicamente muestran una ínfima parte del problema que pudiera ser inherente también a los personajes blancos.
Evadir  la realidad  hace más inverosímil el discurso narrativo.
  No se trata de tener a nano un compendio de remanentes lingüísticos africanos hablados en Cuba ni poseer tampoco un diccionario yoruba o lucumí. Se trata de ser conscientes del  problema y no dejar fuera del juego ni disfrazar verbalmente a los personajes  afrodescendientes, que en la mayoría de los casos, y  más en esta novísima generación, son narrados desde la visión y los conceptos de escritores blancos.
El castrismo dio pasos fundamentales referentes al racismo, la exclusión y la discriminación racial. Pero en sus más de cincuenta años de existencia no ha dedicado al problema del prejuicio  en cuanto a la temática negra, ni  siquiera diez minutos, porque no llegan a diez minutos el tiempo que tanto Fidel como Raúl Castro­ que han   hablado bastante­ han dedicado al problema de la discriminación en Cuba.
Este fenómeno de la invisibilidad de un  tema que  por sí solo llama al debate abierto y conciso, es lógicamente trasplantado a la literatura sin tener que forzar nada.
Los narradores reciclan de diversas maneras un mismo problema,  pero el problema es el mismo.
El poco empeño por divulgar masivamente materiales sobre raza y discriminación acentúa de forma subliminal los prejuicios, y legaliza  de forma real los racismos.
De modo que si un problema surge ventilarse en la hora actual de Cuba, es el racismo, porque  tuberculiza a la nación y hace decaer la autoestima y amor a la patria misma.

mal26755@gmail.com

martes, 17 de febrero de 2015

Una victoria demócrata

Manuel Aguirre Labarrere
               (Mackandal)





…ajustemos las leyes de nuestra tierra original a su composición histórica, y a sus defectos, y a su naturaleza,- fundamos en el concepto uno y superior del país común,- que unió con el sacrificio lo que el déspota procuró apartar con la astucia,- las quejas de vecindad y las pequeñas lealtades regionales”. José Martí (Discurso “Con todos y para el bien de todos.”)
 No ha existido jamás ningún conflicto entre los pueblos de Cuba y Estados Unidos. Cubanos y norteamericanos estuvieron juntos en las luchas para la liberación de ambos países. No fueron pocos los cubanos que contribuyeron a la eliminación del régimen esclavista en el país norteño. Estados Unidos ha sido -junto a México y Venezuela- el país que a través de la historia ha acogido la mayor cantidad de exiliados cubanos.
Fue en Estados Unidos donde nuestro Apóstol de la Independencia, José Martí, fundó el Partido Revolucionario Cubano. A modo de observación, dicho partido no tuvo nada que ver con la idea castrista de un partido único en una nación como Cuba, tan dada a la polémica y a la libertad.
Fue en Estados Unidos donde Martí cuajó definitivamente como intelectual multifacético. Criticó con maestría todo lo que consideró dañino de ese país, al mismo tiempo que admiraba todo lo bueno. Advirtió la importancia para Cuba de una respetuosa relación con el país norteño. Tuvo, por muchas razones, como paradigma del progreso y las libertades políticas y civiles, la ejemplar Constitución norteamericana, que lo llevó a escribir un elogioso artículo sobre esa Carta Magna.
No es extraño que el actual presidente norteamericano, Barack Obama, aún con conocimiento de las marcadas diferencias existentes entre democracia y dictadura, haya decidido dar un paso de buena voluntad con el castrismo a favor del bienestar del pueblo cubano, aun cuando muchos desconocen lo que significa un estado de derecho y persisten aferrados en seguir su apoyo al insolvente modelo castrista, paradigma de la traición al ideal supremo del concepto de Patria en José Martí.
Desde su llegada al poder, el antidemocrático régimen castrista no ha dejado de instigar sistemáticamente en contra de cada uno de los gobiernos y presidentes que han pasado por la Casa Blanca. Fidel Castro fue el máximo exponente del odio antinorteamericano. Con un enfermizo rechazo a todo lo que viniera del Norte, llamó –como el Gran Hermano de Orwell- a intensos minutos de odio contra Estados Unidos, sembrando en la conciencia y visión de los cubanos una miopía asistida que provocó el miedo y el rechazo, sin decir por qué ni cuestionar lo que sin ser legislado se convertía en ley.
El cambio de la política norteamericana hacia Cuba anunciado por Obama es una victoria de la democracia.
Ya fueron liberados los cinco espías que decidieron resistir el embate carcelario con Internet y televisión por cable. Falta ahora que con el mismo entusiasmo que celebró el regreso a casa de sus espías, el gobierno cubano decida poner fin a las restricciones políticas y permita la legalización de al menos un partido de oposición y de los movimientos independientes de lucha contra el racismo, como el Movimiento de Integración Racial “Juan Gualberto Gómez”, que la prensa independiente deje de ser cuestionada como “mercenaria y antipatriótica”, que deje de hostigar a las manifestaciones pacíficas que reclaman derechos y legisle de forma abierta y con inclusión sobre las discriminaciones políticas por maneras de pensar diferente una nación para todos.
Hay entusiasmo mayoritario de la población sobre una futura normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Hay el anhelo entre los cubanos de que el gobierno castrista levante las restricciones que mutilan las aspiraciones humanas y se ponga a tono, sin manipulación ni cortapisas, con el legado de José Martí, y repare una constitución que muy poco tiene que ver con el anhelo del Apóstol y es una abierta bofetada a todos los que como él lucharon por legarle a los cubanos una patria libre.
Tiene el castrismo en sus manos, la oportunidad, ahora más que nunca, de aprobar la ley complementaria contra el racismo plasmada en la Constitución de 1940, de limpiar su imagen y legar a la actual y futuras generaciones de cubanos una patria con todos y para el bien de todos. Señalarse a sí mismo las reiteradas violaciones que comete mediante la fuerza bruta contra la ciudadanía, particularmente contra la oposición, que obstaculiza la franca convivencia entre los cubanos.
Para Cuba actualidad: mal26755@gmail.com


jueves, 15 de enero de 2015

Los afrocubanos y la exclusión social
Por: Manuel Aguirre Labarrere
        (Mackandal)·
En 2015, en Cuba, como uno de los países de mayor mestizaje en América, negros, blancos y mestizos  seguirán en pos del sueño de cada día a pesar de las diferencias que conlleva el color de la piel.
El racismo seguirá retroalimentándose de todo aquello que le dé la
oportunidad de hacerlo y a través de sus mecanismos de resistencia
pacífica, los marginados encontrarán estrategias de sobrevivencia.
El problema racial, que se empezó a visualizar desde los años ochenta y
que tomaría cuerpo de segregación a partir del período especial, pasa
fundamentalmente por la falta de voluntad política del régimen para
atajar las diferencias sociales.
Aun cuando en las primeras décadas del totalitarismo castrista se notó
cierta mejoría respecto al racismo, la realidad actual muestra un retroceso.
Los mecanismos no son ya los mismos que existían antes de 1959, pero el
propósito continúa siendo la exclusión del otro. De ahí las invenciones
y el reciclaje de estereotipos negativos contra negros y mulatos.
He tenido que soportar horrores y ofensas a mansalva cuando me he
atrevido a plantear el problema, por personas defensores del castrismo.
Es cierto que las manifestaciones racistas de hoy no son las mismas que
tuvo que soportar el negro en cualquiera de las etapas republicanas que
vivió Cuba, pero eso no justifica el presente, puesto que se trata de
una deuda histórica no saldada hasta el presente.
El racismo sigue siendo el mismo, aun cuando hoy se trate de hablar de
racialidad con la intención de aminorar el impacto de la palabra.
No existe justificación posible. Ni los defensores del castrismo ni sus
actores fundamentales son merecedores de un átomo de confianza.
La promesa del régimen, en la voz de su máximo exponente, fue acabar con
todas las manifestaciones racistas, y con todo tipo de marginalidad y
discriminación. La realidad muestra que hasta el día de hoy, eso no ha
sido logrado.
Cada vez son más los afrodescendientes que observan con tristeza el
descalabro de sus vidas.
No hay un solo analista en Cuba que no considere el racismo como un
problema cultural. Cada día son más los historiadores, sociólogos,
psicólogos y comunicadores sociales apegados a este concepto errado y
con marcadas intenciones de dilatar su definitiva solución.
El racismo es fruto de una determinada ideología. Sea de izquierda o de
derecha o de cualquiera de los puntos cardinales a la que se apegue, su
resultado es la exclusión del otro.
Al encontrar asideros en el color de la piel más que en la clase social,
se da por sentado el erróneo concepto de razas superiores y razas
inferiores, lo cual es ya un obstáculo para la eliminación del racismo.
El racismo, la exclusión social y la discriminación, tanto política como
por color de la piel, es la consecuencia de una ideología impuesta a
través del poder, en cualquier tiempo y en cualquier lugar del planeta.
Podría incluir elementos culturales, pero no es un problema cultural
propiamente dicho.
Los afrocubanos de hoy ya no llevan cadenas ni visten pantaloneta,
camisola y cinta en la frente para evitar que les caiga el sudor en los
ojos, como se les obligaba vestir a los esclavos. Hoy visten como
cualquier ciudadano de estos tiempos, pero siguen discriminados. Ni la
etnia de procedencia ni la cultura originaria son quienes los hace
objetos de discriminación, es la ideología política, y eso funciona
perfectamente en la Cuba de hoy.
Para Cuba actualidad: mal26755@gmail.com
Source: Los afrocubanos y la exclusión social | Primavera Digital –
http://primaveradigital.net/los-afrocubanos-y-la-exclusion-social/

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martes, 13 de enero de 2015

Telefonía móvil: una masacre económica,


 Manuel Aguirre Labarrere
                   (Mackandal)
Un mensaje de Etecsa me avisa sobre el vencimiento de mi crédito. Debo recargar el teléfono pero me encuentro sin
dinero.
También me inquieto al pensar cómo haré pagar la cuenta del servicio eléctrico, que para colmo este mes ha sido el más alto desde que asumí la responsabilidad de llevar una casa. Pero sé que no es un error. Mi hermana, que ahora vive conmigo, de forma temporal, mientras arregla sus problemas maritales, ha sido la causante del descalabro de mi vida metódica. Hablo con ella y le explico, recibo en mano, la situación. Me ayuda a pagar la cuenta y salgo de esa deuda, gracias a Dios.
No tengo dinero ni para comprar en la bodega la cuota que me asignan por la libreta de abastecimiento, que es bastante menos de lo que debe consumir un ser humano, por lo que luego de agotada la limosna estatal hay que arreglárselas a como dé lugar para alimentarse y alimentar a los suyos.
Pero aún bajo esta presión, lo que más me preocupa es el mensaje de Etecsa.
¿Cómo pagar el crédito para no perder mi línea telefónica, justamente ahora que ya no caduca a los dos meses, sino que le han extendido la vida hasta 330 días?
Un amigo de esos que no abundan nota mi preocupación y me pregunta el por qué de tanta inquietud. Le cuento sin rodeos y rápidamente pone en mis manos el dinero que justamente necesito. Salgo ligero para la primera oficina que encuentro para estos trámites, y pago.
Estoy tranquilo y sonrío. Pero la curiosidad me lleva a comprobar el saldo. Para mi sorpresa veo que tengo veintitrés pesos con dos centavos. Es decir, que antes de esta última recarga aún me quedaban dieciocho pesos con dos centavos, lo suficiente para hacer varias llamadas y enviar algunos mensajes de texto. Pero no, la regla exige el pago.
Es algo que aun no comprendo: ¿Por qué suspenderme el servicio cuando aún me quedaba dinero en el móvil?
Pero más inquietante es mi otra reflexión: ¿Por qué anularme la línea, la cual compré al estado al abusivo precio de 50 CUC, cuando la lógica indica que una vez efectuada una compra, lo que compré es de mi propiedad?
Cualquier cubano vive con la misma inquietud y sobresalto que yo cuando piensa que sus derechos penden de un mensaje de ETECSA.
Al régimen cubano le gusta ufanarse de sus logros con relación a otros países. Pero es una realidad irrefutable que en ningún país del mundo un ciudadano está obligado a pagar un servicio de telefonía móvil cuando a la empresa telefónica le dé la gana.
Me dicen cubanos que han tenido la oportunidad de viajar al extranjero que les resulta muchas veces incómodo el acceso a muchos servicios por la cantidad de facilidades de que disponen, y porque son bien tratados.
En Cuba el régimen impone trabas al acceso a las NTI. No en balde se negó de forma reiterada a que el acceso a Internet fuera considerado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), un derecho humano, propuesta que fue acogida de forma entusiasta por la casi totalidad de los países del mundo.
El régimen, a cada paso, se opone a la democracia y a los derechos y libertades de los cubanos. En el mundo sólo es apoyado por ciertos viajantes-golondrinas equivocados.
Soy un cubano que ha sufrido todo tipo de restricciones y discriminaciones políticas y civiles, y que ahora confirma, con solo un teléfono móvil, lo que es un gobierno en contra de su pueblo.
Para Cuba actualidad: mal26755@gmail.com
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