martes, 18 de diciembre de 2012

África y el negro en Cuba.


Por: Manuel Aguirre Lavarrere
         (Mackandal)

[…] El hombre blanco que, por razón de su raza, se cree superior al hombre negro, admite la idea de la raza, y autoriza
y rovoca al racista negro. El hombre negro que proclama su raza, cuando lo que acaso proclama únicamente en esta
forma errónea es la identidad espiritual de todas las razas, autoriza y provoca al racista blanco […]
[…] Los negros están demasiado cansados de la esclavitud para entrar voluntariamente en la esclavitud del color.
                                                                                                                                                    José Martí. 
La juventud afrocubana también aspira a ver sus sueños realizados.Uno de ellos, ahora con la nueva ley migratoria, es poder viajar libremente por el mundo .Solo que ese sueño está enfocado solamente en países de Europa, Canadá y Estados Unidos.

De los que han hablado conmigo, ninguno piensa ni remotamente en África, y cuando se la menciono muchos me dicen con asombro que estoy loco. No dejo de comprenderlos, no tienen otra forma de expresarse. Es una reacción lógica producto del dominio cultural que todos hemos recibido.
Nuestra educación es el resultado de una cultura históricamente eurocéntrica y supremacista, que prioriza la llamada sabiduría del hombre blanco. Nada se decía hasta hace muy poco sobre Asia ni el continente africano. Desde la cultura se educa para ser blanco, con patrones de conducta y prácticas culturales blancas.
Diluir la razón de ser de lo negro ayuda a redondear el blanqueamiento mental del individuo y lo lleva muchas veces a rechazar sus raíces y su identidad como ser humano diferente.
A este fenómeno contribuye la televisión, que muestra imágenes sobre África que llevan a la decepción a los afrodescendientes. Sin embargo, África es un continente que tiene muchas cosas positivas que mostrar y donde no todo es SIDA y luchas interétnicas. Pero las redes de poder empujan hacia la decepción y agrandan el desconocimiento de los afrodescendientes sobre sus ancestros.
La política es el principal impulsor de los estereotipos negativos. Una cultura racista excluyó por siglos el aporte de África al conocimiento humano. Como resultado, hay un pensamiento afrodescendiente adverso a la realidad de su estirpe y de su raíz histórico-cultural.
Las relaciones de Cuba con los países del África no han contribuido a un conocimiento sustancioso del continente negro, algo que debe ser una cuestión importante a tener en cuenta y que ayudaría a visualizar una cultura milenaria y a desmitificar la visión peyorativa y racista con la que se ha formado el pueblo cubano.
Publicado por Primavera Digital, noviembre 29 de 2012 • año 5
www.primaveradigital.org

lunes, 17 de diciembre de 2012

Política racista.



Por:  Manuella Aguirre Lavarrere
             (Mackandal)
                                       “…porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
                                                                               Mateo, 12:34
El racismo, como fenómeno ideológico de exclusión hacia un grupo determinado, y ente contaminador de buenas voluntades, fragmenta a la sociedad.
En el caso de Cuba, una práctica ideológica racista pulula en los mismos genes de la nación. Está vinculada a un discurso excluyente en el andamiaje político de control y filtraje.
Para los afrodescendientes son ampliamente visibles los espacios de confinamiento. Son vistos como ese otro indeseable a través de una política de rechazo, históricamente presente en la vida cubana.
El racismo opera como un mecanismo de defensa para quienes lo practican. Lejos de reconocerlo está la política, que siempre desde las leyes trata de vigilar la conducta de ese otro grupo que puede en un momento dado reclamar sus espacios de participación en la sociedad en que vive.

La ortodoxia, el conformismo dogmático y el monogenismo del poder, hacen imposible el avance y solución de los problemas de los afrodescendientes cubanos. Eso va mucho más allá de reconocer sus logros y aportes a la cultura nacional y algunas propuestas de cargos políticos, que si bien podrían ayudar a visualizar el tema y saldar esta deuda, hacen mutis por el foro al no estar los que deben estar, sino esos, que desde el discurso oficialista hacen una doble lectura para desacreditar la posición de quienes emiten criterios contestatarios, para hacer creer que se trata de “apátridas al servicio de una potencia extranjera”. Todo para no reconocer la existencia de un pensamiento disidente sobre el fenómeno racial cubano.
La permanencia de prácticas racistas en Cuba no es una construcción imaginaria, es una realidad presente en la política. El régimen, que ejerce el gobierno absoluto del pensamiento y la vida nacional, tiene la responsabilidad moral de eliminar el racismo.
De haber una plena voluntad política de lograr la igualdad ciudadana, existiera una ley orgánica que garantice las demandas de los discriminados. Pero no existe un mecanismo legal para condenar el racismo, y eso conlleva a una política estatal racista.
Publicado por Primavera Digital, noviembre 15 de 2012 • año 5

lunes, 26 de noviembre de 2012

La cultura liberadora



Por: Manuel Aguirre Lavarrere

(Mackandal)

“No hay más vencidos que los que lo son por sí propios,

por su desidia, su malignidad o su soberbia.”

José Martí

El régimen cubano ha levantado ciertas restricciones como muestra

de apertura. Para sus campañas políticas puede resultar un golpe de efecto y un mínimo gesto de buena voluntad ante los tantos problemas que agobian a la nación. Pero aun sigue renuente a todo lo que pueda conducir a la democracia.

La demora en aplicar las reformas ha venido a reforzar unas diferencias que ya existían de antemano, los prejuicios por el color de la piel y el estatus económico de cada familia o ciudadano.

Fruto de una seudocultura predominante blanca, disimulada pero para nada minimizada y mucho menos erradicada, se producen cambios de apariencia positiva, pero cuyos fines políticos son el mantenimiento de las restricciones ciudadanas y la permanencia de facto en el poder.

Producto de la pérdida del concepto de nación y de una falta de educación sistemática respecto a esta situación, y a pesar de existir

una minoría que ha asimilado y practicado de forma objetiva y conciente esta cultura en su equidad liberadora y con sentido propio, el mayor por ciento de la población ha sido educada para desconocerla y desconocer así sus derechos como ciudadanos y como principales actores de la nación.

Esta falta le hace crisis a la democracia y a las aspiraciones de un pueblo, que aún ignorando casi totalmente sus derechos, no deja de ansiar su libertad y busca afanosamente su sentido de pertenencia y el deseo de llevar adelante un proyecto social que aglutine esta orientación en el devenir de la conciencia patria.

Esta pérdida progresiva de identidad nacional ha llevado a un proceso de decantación a lo largo del proceso totalitario que todavía sufre la nación cubana. El régimen, ducho en politiquería y etiquetas, ha sabido revertir muy a su favor los resultados negativos. El precio lo paga la ciudadanía, por falta justamente de esa interiorización y práctica de una cultura equitativa y liberadora.

Y es que no son fáciles de romper los cánones del totalitarismo. Ello lleva una educación sistemática que es la que hace a las personas superar los miedos y romper con las malignas imposiciones.

He aquí la inquietud y el miedo de la soberanía totalitaria. He aquí la soberbia y los encarcelamientos, la humillación y los maltratos físicos, el miedo al libre y pleno acceso a la Internet, las muertes selectivas y las justificaciones vacías, las mentiras que llevan a desacreditar blogueros y periodistas independientes, activistas de derechos humanos y grupos de creación literaria independiente, partidos políticos y movimientos antidiscriminación. Porque son los únicos en este momento en Cuba, capaces de llevar la verdad a la ciudadanía, de coger el toro por los cuernos.

Sólo implementando -como se trata de hacer desde el pensamiento cubano independiente- una política de conciencia, se podría poner en marcha esa cultura liberadora, hoy maniatada por las zancadillas del régimen.

Publicado por Primavera Digital, septiembre 20 de 2012 • año 5

lunes, 19 de noviembre de 2012

Migración y ciudadanía.



Por: Manuel Aguirre Lavarrere

        (Mackandal)

La nueva ley de inmigración, renovada y ansiada por muchos años por el pueblo, ha puesto al descubierto las aspiraciones de muchos cubanos y cubanas de poder radicarse en otro país sin perder sus vínculos con la patria. Eso no constituye una dádiva ni una regalía del régimen, sino, un derecho ciudadano, reconocido, firmado y ratificado por la gran mayoría de los gobiernos del mundo.

Pero en Cuba se trata de vender como un acto enmarcado supuestamente en un estado de derecho.

He aquí la hipocresía del régimen para traer la sardina a su brasa. Un estado de derecho no se obtiene con una ley, sino con todas las leyes que incluyan principalmente el derecho de sus ciudadanos a la formación de grupos independientes, asociaciones pacíficas, partidos políticos, el flujo de la libre información y el acceso pleno a Internet, todo dentro de un marco de soberanía ciudadana.

Una política migratoria como la que se pretende implementar en Cuba, debe llevar, por sus características muy propias, una re evaluación de la moneda nacional respecto a la moneda libremente convertible. De ahí que se derive la pregunta, que si después de haber creado el régimen la moneda convertible, conocida popularmente por chavito, para recuperar el dólar, principal moneda con la que se mueve el comercio y las transacciones mundiales, ¿estaría en condiciones de facilitarle a los ciudadanos que deseen viajar y tenga solvencia económica para ello, el cambio de esa moneda por el dólar?

Sería lo justo, lo transparente y lo más cercano al humanismo y el desprendimiento en consonancia con el derecho pleno que por tantas décadas el pueblo se ha visto privado de ejercer.

Los cubanos siempre han optado por la paz y la reconciliación sin que nada importen las tendencias políticas y el modo de pensar y manifestarse de cada cual. Si en algún momento hubo desavenencias, enfrentamientos y rencores, estos fueron provocados, manipulados y aguijoneados por el régimen.

Recordar los bombardeos de huevos a las familias que decidieron irse por Mariel en 1980, los mítines de repudio, las palizas, las consignas que aludían humillantemente a la preferencia sexual, las faltas de respeto contra el ex presidente norteamericano Jimmy Carter.

No olvidemos el zafarrancho de combate contra los afrodescendientes que decidieron irse a vivir en democracia, el racismo en su estado más puro que germinó del fascismo castrista.

Fueron inacabables los minutos de odio contra personas honestas que eran sacadas a empujones de sus centros de trabajo para humillarlos y cercenarlos moralmente.

Perdonar aquellos momentos y sanear el alma sería saludable, pero olvidarlos es convertirse en cómplice de un régimen que pretende lavarse las manos y ensangrentar las ajenas.

A esos mismos que hoy tratan de atraer exigiéndoles un pasaporte cubano para viajar a Cuba, se les niega, como cubanos, el derecho al voto.

El régimen va en busca del dinero del exilio, y por carambola, hace mimos de complacencia para que ellos, los exiliados, ayuden a la cada vez más desastrosa y mentirosa propaganda política, con el fin de buscar un pasaporte de buena conducta. Quiere que los exiliados los ayuden a levantar las sanciones impuestas por la Unión Europea y a aliviar la desolada economía nacional, donde el único culpable del desastre es el propio régimen cincuentenario de los Castro.

Bienvenida la nueva ley migratoria. El pleno derecho de cada cubano como ciudadano nunca debió ser pospuesto y mucho menos anulado. Falta ahora saber, si tanto como pregona, el régimen está en condiciones de cambiar a los cubanos su inventado chavito por el dólar, esa moneda verde, a la que de dientes para afuera tanto critica, pero sin la cual sería insostenible la dictadura
Publicado por Primavera Digital, Noviembre 1 de 2012 • año 5

martes, 6 de noviembre de 2012

El estigma social.


Por: Manuel Aguirre Lavarrere
               (Mackandal)
Decía Fernando Ortiz que “los genes bailan al son que les tocan”.
Fernando Ortiz que “los genes bailan al son que les tocan”.
La raza no constituye un estigma. Los prejuicios raciales pueden ser superados. A través de la historia, muchísimos hombres y mujeres
afrodescendientes, con su esfuerzo, han logrado franquear las barreras del color y hoy constituyen un ejemplo para el mundo entero.
Nelson Mandela, un hombre negro encarcelado por más de veinticinco años por un sistema segregacionista por defender los derechos de su pueblo y de su raza en una sociedad excluyente y racista, se convirtió en el preso político más famoso del mundo, y alcanzó por elecciones democráticas la presidencia de su país en 1994 `para convertirse en el primer mandatario negro de Sudáfrica y una de las mayores personalidades del siglo XX. Todo ello le valió para alcanzar el Premio Nobel de la Paz en 1993.
Esta maravillosa figura constituye un icono de la resistencia contra el apartheid y las exclusiones racistas y un ejemplo a seguir para todo ser humano que sienta latir el sentido de pertenencia.
El actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, también Premio Nóbel de la Paz y una de las figuras más emblemáticas de los últimos tiempos, es otro ejemplo superado del estigma racial.
En nuestro entorno tenemos el caso del bailarín Carlos
Acosta y tantas otras figuras del deporte, las artes y el conocimiento.
Esto demuestra que el hecho de ser negro no constituye una desventaja `para el logro de las oportunidades y la realización personal del hombre, aún cuando los cánones que rijan en la sociedad sean racistas.
Pero cuando no se vive en democracia y los cánones que rigen en la sociedad son racistas, vale poco el sacrificio humano. Cuba es en América quizá el ejemplo más palpable de esa realidad. Hombres y mujeres afrodescendientes realizados intelectual y profesionalmente, son privados a diario de los progresos sociales y llevados a un estado de extenuación social.
No hace falta un censo para comprobar que negros y mestizos ocupan el lugar más bajo respecto a la situación económica en la escala social en relación a los blancos: la tasa de pobreza entre negros y mestizos es muy superior a la de los blancos.
Con esto se demuestra la persistencia del racismo y la falta de acciones afirmativas para mejorar la vida de estos grupos marginados, no tanto por la sociedad como por el mismo sistema, para quien la raza da crédito y el color negro sí es un estigma social.
Publicado por Primavera  Digital,octubre 18 de 2012 • año 5

jueves, 18 de octubre de 2012

Reclamo silencioso.



Manuel Aguirre Lavarrere
           (Mackandal)

La casi nula articulación en el señalamiento de los problemas negros y la necesidad de que este segmento poblacional entre a jugar el papel al que históricamente está llamado, se hace imprescindible en el momento que vive la sociedad cubana.

Toda aquella parafernalia propagandística usada por el régimen en los primeros años de la revolución en cuanto a la erradicación del racismo, para afianzarse mediante el engaño en el poder, lo llevó a múltiples invitaciones a afro-americanos en un momento en que

la lucha contra la discriminación racial en Estados Unidos llegaba a un nivel inusitado.

De esa situación se aprovechó la emergente revolución cubana en su enfrentamiento al vecino del Norte. Utilizó a periodistas, escritores y artistas afroamericanos que embriagados por los prometedores discursos de Fidel Castro, dieron un puntaje exitoso al régimen en cuanto al tema de las desigualdades por el color de la piel en Cuba.

Esto fue suficiente para que el gobierno de la Isla diera por concluida la discriminación. Echó tierra y dio pisón a la cuestión racial, sin querer reconocer que el racismo no se corta de golpe y

porrazo porque un hombre, apremiado por otros intereses, lo haya dicho.

De ahí el silencio y reacomodo subterráneo de la exclusión y los estereotipos negativos contra negros y mestizos en Cuba. Y de ahí también la intransigencia de los dirigentes cubanos, hegemónicos, sectarios y supremacistas blancos que comienzan entonces el camino del no mirar al otro y mantener así sus privilegios y las mancuernas al derecho y al aliento mismo de la democracia, traicionando el espíritu humanista de José Martí.

Pero bien pensadas las cosas, no hace falta el reconocimiento político para las acciones cívicas que son inherentes

a la sociedad civil cuando se sabe manipulada y tomada como masa de pan que se acomoda al molde de la mano que lo amasa.

El llamado a una cruzada nacional contra el racismo y la exclusión social en Cuba, propuesta por el no gubernamental Movimiento de Integración Racial Juan Gualberto Gómez, demostraría el nivel tan alto de rechazo y la antipatía que se le profesa al régimen por dar la callada por respuesta a un tema que debe ser de primera línea en la agenda de cada dirigente que se precie y que sepa reconocer los derechos del otro.

Mientras que no se articule, de forma pacífica y valiente, la brecha

en la población multiétnica cubana y los espacios públicos de participación ocupen el lugar de discusión y debate que históricamente tuvieron, donde quepan tanto las ideas contrarias al sistema como las moldeables al socialismo, y dejen de ser patrimonio privado de una sola voz, la decepción de negros y mulatos continuará en aumento, como un reclamo silencioso hacia lo que les corresponde.



Publicado por Primavera Digital, Octubre 4 de 2012 • año 5

martes, 18 de septiembre de 2012

Declaration of the Movement of Racial Integration Juan Gualberto Gómez (MIR)


The commitment of the Movement of Racial Integration Juan Gualberto Gómez, in the fight against the racism and the social exclusion, is not more than the historical continuity of the yearning martiano, of building a homeland that above the differences for the color of the skin and ideological positions, contribute to the annihilation of this shameful national stigma and for the one that you/they have fought so much black as white of good will and patriotism that alone they yearned the racial and social justness of the nation.

This fight has not been easy. Since in May of the 2000 and in having felt homage to the massacre of the Independent ones of Color in 1912, a group of Cuban of all the races founded this Movement, the incessant pursuits and threats on the part of the régime he/she has not given him a minute of serenity and each member runs the risk of being imprisoned to claim his rights as citizens.

Many of us have felt the racism in flesh and blood. Many of us have been expelled in arbitrary way of our labor and private centers of the so necessary economic sustenance to oppose us from a colateral way to the discrimination and partisan xenophobia of those that at this time show the reins of the totalitarian power in Cuba.

Nevertheless, and above fears, imprisonments and threats, today we feel proud and we can say that we are here that have carried out an independent Congress to debate in a peaceful way this problem and whose seventeen approved agreements were given with civic representation in the corresponding instance.

It doesn't care if they were engavetados, it doesn't care if they give him or non pursuit to that outlined consciously and putting into our practice right of civic diplomacy. We know that this régime impedes and it always blocks all that doesn't agree to its political interests, and in desfachatada violation to the civic rights. But we feel proud, lively and willing to continue giving the battle for our rights of free men, our rights as Cuban and I don't eat mere pack of slaves salaried, sultry category to which has taken us a facto régime whose populational sympathy decays to song.

You attended us the right and the reason, you attended us the morals and the historical legacy of knowing us it bases fundamental in the emergence of the national conformation and their culture, the one which anything or very little it would be without the African component that sustains it and of the one that is constantly nurtured.

Any government neither political consortium will be able to tunnel our will of bequeathing to the new generations of Cubans a truly inclusive homeland and martiana, where the color of the skin is not more than a mere genetic accident, without it implies it a social accident for the right of the opportunities, and where all, black white and mestizo, women and men, we can cohabit and retroalimentarnos mutually without differences neither social exclusions. And that only the talent, the will and the longings of personal realization mark the difference.

We claim of the government freedom to advance without obstacle in this fight, of the one that, of being a fair government it would feel proud that men and women without political filiation neither partisan commitment some, have had the anger of summoning peacefully to the official institutions, and that a mass anything worthless of Cuban and Cubans are receiving of our call, of which many of them have requested their membrecía in our Movement and other they encourage us to continue ahead.

We claim of the government via free to take a National Crusade ahead against the Racism and the exclusion in Cuba, proposal that it already counts with numerous sympathetic at level national and several dozens of activist enthusiasts at international level, what we can demonstrate without any problem.

¡Make you justice and we will win all!

Movement of Racial Integration Juan Gualberto Gómez.

Havana, September 12 the 2012.



Declaración del Movimiento de Integración Racial Juan Gualberto Gómez (MIR)

El compromiso del Movimiento de Integración Racial Juan Gualberto Gómez, en la lucha contra el racismo y la exclusión social ,no es más que la continuidad histórica del anhelo martiano, de construir una patria que por encima de las diferencias por el color de la piel y posiciones ideológicas, contribuya al aniquilamiento de este vergonzoso estigma nacional y por el que han luchado tanto negros como blancos de buena voluntad y patriotismo, que solo anhelaban la equidad racial y social de la nación.

Esta lucha no ha sido fácil. Desde que en mayo del 2000 y en sentido homenaje a la masacre de los Independientes de Color en 1912, un grupo de cubanos de todas las razas fundaron este Movimiento, los incesantes acosos y amenazas por parte del régimen no le ha dado un minuto de sosiego y cada miembro corre el riesgo de ser encarcelado por reclamar sus derechos como ciudadanos.

Muchos de nosotros hemos sentido el racismo en carne propia. Muchos de nosotros hemos sido expulsados de forma arbitraria de nuestros centros laborales y privados del tan necesario sustento económico por oponernos de forma colateral a la discriminación y xenofobia partidista de los que en este momento ostentan las riendas del poder totalitario en Cuba.

No obstante, y por encima de miedos, encarcelamientos y amenazas, hoy nos sentimos orgullosos y podemos decir que estamos aquí, que hemos realizado un Congreso independiente para debatir de forma pacífica esta problemática y cuyos diecisiete acuerdos aprobados fueron entregados con representación ciudadana en la instancia correspondiente.

No importa si fueron engavetados, no importa si le dan o no seguimiento a lo planteado conscientemente y poniendo en práctica nuestro derecho de diplomacia ciudadana. Sabemos que este régimen impide y obstaculiza todo lo que no se avenga a sus intereses políticos, siempre y en desfachatada violación a los derechos ciudadanos. Pero nos sentimos orgullosos, animados y dispuestos a seguir dando la batalla por nuestros derechos de hombres libres, nuestros derechos como cubanos y no como mera recua de esclavos asalariados, bochornosa categoría a la que nos ha llevado un régimen de facto, cuya simpatía poblacional decae a canto.

Nos asiste el derecho y la razón, nos asiste la moral y el legado histórico de sabernos base fundamental en el surgimiento de la conformación nacional y su cultura, la cual nada o muy poco sería sin el componente africano que la sustenta y de la que se nutre constantemente.

Ningún gobierno ni consorcio político podrá socavar nuestra voluntad de legarle a las nuevas generaciones de cubanos una patria verdaderamente inclusiva y martiana, donde el color de la piel no sea más que un mero accidente genético, sin que ello implique un accidente social para el derecho de las oportunidades, y donde todos, negros blancos y mestizos, mujeres y hombres, podamos convivir y retroalimentarnos mutuamente sin diferencias ni exclusiones sociales. Y que sólo el talento, la voluntad y las ansias de realización personal marquen la diferencia.

Reclamamos del gobierno libertad para avanzar sin obstáculo en esta lucha, de la que, de ser un gobierno justo se sentiría orgulloso de que hombres y mujeres sin filiación política ni compromiso partidista alguno, hayan tenido el coraje de emplazar pacíficamente a las instituciones oficialistas, y que una masa nada despreciable de cubanas y cubanos sean receptores de nuestro llamado, de los cuales muchos de ellos han pedido su membrecía en nuestro Movimiento y otros nos animan a seguir adelante.

Reclamamos del gobierno vía libre para llevar adelante una Cruzada Nacional contra el Racismo y la exclusión en Cuba, propuesta que ya cuenta con numerosos simpatizantes a nivel nacional y varias decenas de entusiastas activistas a nivel internacional, lo que podemos demostrar sin ningún problema.

¡Hágase justicia y ganaremos todos!

Movimiento de Integración Racial Juan Gualberto Gómez.

La Habana, 12 de septiembre del 2012.



Educación y violencia sexcual.

Por: Manuel Aguirre Lavarrere


           (Mackandal)


La contracción que ha tenido la educación en Cuba en los últimos años no ha sido precisamente por la falta de recursos materiales, que si bien escasean bastante, no son el obstáculo principal para ofrecer una educación de calidad.

No hay problema material que no pueda ser resuelto, como la estimulación salarial a profesores plenamente calificados para colocarlos frente a un aula.

Justamente, debido a la falta de estímulos, muchos profesores de probada formación académica y profesional optaron por trabajar en el turismo u otras áreas de mejor rentabilidad económica.

El régimen se ha visto en la necesidad de poner el futuro intelectual de la nación en los maestros emergentes, que son alumnos captados en las secundarias y preuniversitarios a quienes colocan, con un bajísimo sueldo, en las escuelas primarias, secundarias y en preuniversitarios.

Esto ha traído como consecuencia la ya nada invisible depravación sexual en las escuelas. Algunos de estos profesores han abusado de sus alumnas. Se sabe de casos en que les exigen levantarse la saya con el pretexto de ver si tienen debajo el short para la educación física. Otros han presionado a sus alumnas para que tengan sexo con ellos.

Hace varios días en el politécnico del Cayo de la Rosa, en el municipio de Bauta, localidad que ahora pertenece a la provincia de Artemisa, a pocos kilómetros de la capital del país, donde se estudia la carrera de informática y comunicaciones, dos alumnas declararon haber sido violadas por sus profesores.

La violación deja profundas huellas en las víctimas, que nunca salen recuperadas totalmente. Repercute en las familias, pero también en el barrio y la sociedad: las personas quedan en vilo porque su hija o hijo pudiera ser la próxima víctima.

Si malo es el excesivo conocimiento de un fenómeno que puede afectar a las personas, como es el caso de la droga, por ejemplo, mucho peor es el desconocimiento: al no existir los mecanismos de defensa se puede caer fácilmente en esta dependencia.

Igual sucede con el sexo. Es necesaria una educación sexual plena y constante donde los jóvenes y adolescentes tengan un amplio conocimiento y darles rienda suelta, tanto a hembras como a varones, para que hablen y denuncien cualquier atropello, ya sea hacia él o hacia cualquier otro. Pero para ello se necesitan profesores de un rigor profesional confiable y de una moral a toda prueba, que sean capaces, tanto como los padres, de conducir al alumno por un camino de vergüenza y decoro, a fin de sanear a la sociedad.

No sería justo culpar al gobierno de los abusos cometidos en cada centro de trabajo o escuela. Pero si es de su total responsabilidad la educación, que en Cuba depende totalmente del estado.

Hay que saber escoger mejor al personal que se pone frente a un alumnado.

Aunque fue racista, si algo bueno nos dejó el educador José de la Luz y Caballero, fue su sentencia: “Enseñar puede cualquiera, educar sólo quien sea un evangelio vivo.” Es precisamente ese evangelista de la educación el que hace falta en las aulas cubanas.



Publicado por Primavera Digital, septiembre 6 de 2012, año 5

Para un pueblo envejecido, un hospital pediátrico




Manuel Aguirre Lavarrere

(Mackandal)



Guanajay vive por estos meses una crítica situación de salud al verse privado de su único hospital, emblema de ese pueblo, que por más de dos siglos brindó una esmerada atención a los pacientes.

Fundado en la entonces calle San Rafael en 1810, fue trasladado en 1892 para el cuartel San Carlos de la Concordia, cuyo terreno fue donado por don Miguel Antonio de Herrera, Conde de Jibacoa, autorizado por el capitán general y gobernador Don José de Muro y Salazar, Marqués de Someruelos, quien quedó como vicepatrono de la edificación.

En 1953, la entonces primera dama de la República, Martha Fernández de Batista, mandó a construir un nuevo hospital sobre dicho terreno.

La nueva división político-administrativa dio por resultado la creación de dos nuevas provincias. En una de ellas, Artemisa, quedó enclavado el municipio de Guanajay. Sin infraestructura alguna, Artemisa fue convertida de golpe y porrazo en cabecera de provincia. Quizás fue para satisfacer al comandante de la revolución Ramiro Valdés -a pesar de que hace muchos años que no vive en el municipio ni él ni su familia- y convertirlo en una especie de reyezuelo gracias a los artemiseños muertos en el asalto al cuartel Moncada, cuyos nombres es lo único que puede exhibir Artemisa.

La incorporación a Artemisa es un hecho criticado por los habitantes de pueblos como Bauta, cuya población reniega de lo que para ellos significa un atraso económico y una usurpación al sentido de pertenencia, además de un saqueo permanente llevado a cabo por la cabecera provincial.

No son pocos los especialistas de la salud y ciudadanos que han criticado esta forma de apropiación forzosa.

El hospital “José Ramón Martínez”, tenía salas de pediatría que conjuntamente con las del resto de las especialidades, daban un servicio completo, tanto a los pobladores de Guanajay como a los de los pueblos adyacentes.

Hoy pretenden construir un hospital pediátrico y se ve afectada una comunidad que posee uno de los mayores índices de ancianidad a nivel nacional.

La mala política y principalmente la envidia y el afán de quitarle al otro lo que tiene, hizo que el hospital “José Ramón Martínez”, al igual

que el teatro “Vicente Mora”, el segundo de su tipo en América, convertido hasta hace poco en almacén de papas, sean hoy parte de las ruinas del destartalado y mísero Guanajay.

Ahora los pacientes de este pueblo, privados de solvencia económica, se exponen a morir en sus casas o en camino a algún centro hospitalario, porque ninguno les queda cerca. La mayoría de las personas no tienen el dinero necesario para trasladarse hasta San Cristóbal, a más de 40 kilómetros, en carros particulares, únicos medios de transporte de pasajeros, por la constante y aguda penuria de ómnibus desde hace más de quince años en este territorio. Los pocos ómnibus que han puesto no resuelven ni la mínima parte de la situación.

Para un país como Cuba que dentro de breves años, será, si no el primero, uno de los países con mayor porciento de ancianos en América Latina, donde el dengue y el cólera han brotado de manera sorpresiva y bajo el amparo de un sistema que se precia de ser potencia médica a pesar de que muchos de sus mejores especialistas se encuentran en cualquier parte menos en Cuba, la burocracia comunista priva a un municipio de su hospital.

La decisión ha provocado el sobresalto y la indignación ciudadana. Los pobladores de Guanajay, Bauta y Caimito, con los cuales no se contó para adherirlos a la provincia Artemisa ni para el desmantelamiento del hospital, exigen de las autoridades la devolución de este centro hospitalario, más necesario hoy que nunca antes debido a la parálisis casi total del transporte público y al aumento progresivo de ancianos en la localidad.

Cualquier respuesta negativa que se aplique, será contra la voluntad ciudadana, para imponer una vez más, frente a la fuerza de la razón, la razón de la fuerza. Eso solo acarreará el rechazo de la población hacia unos dirigentes, que se habrán ganado, con sobrada justicia, el calificativo de cabrones. Porque de apropiaciones arbitrarias y otras malas intenciones, está lleno el tenebroso camino que conduce al socialismo.



Publicado por Primavera Digital, agosto 29 de 2012 • año 5

Declaración del Movimiento de Integración Racial Juan Gualberto Gómez.




El compromiso del Movimiento de Integración Racial Juan Gualberto Gómez en la lucha contra el racismo y la exclusión social ,no es más que la continuidad histórica del anhelo martiano, de construir una patria que por encima de las diferencias por el color de la piel y posiciones ideológicas, contribuya al aniquilamiento de este vergonzoso estigma nacional y por el que han luchado tanto negros como blancos de buena voluntad y patriotismo, que solo anhelaban la equidad racial y social de la nación.

Esta lucha no ha sido fácil. Desde que en mayo del 2000 y en sentido homenaje a la masacre de los Independientes de Color en 1912, un grupo de cubanos de todas las razas fundaron este Movimiento, el incesante acoso y amenazas por parte del régimen no le ha dado un minuto de sosiego y cada miembro corre el riesgo de ser encarcelado por reclamar sus derechos como ciudadanos.

Muchos de nosotros hemos sentido el racismo en carne propia. Muchos de nosotros hemos sido expulsados de forma arbitraria de nuestros centros laborales y privados del tan necesario sustento económico por oponernos de forma colateral a la discriminación y xenofobia partidista de los que en este momento ostentan las riendas del poder totalitario en Cuba.

No obstante y por encima de miedos, encarcelamientos y amenazas, hoy nos sentimos orgullosos y podemos decir que estamos aquí, que hemos realizado un Congreso independiente para debatir de forma pacífica esta problemática y cuyos diecisiete acuerdos aprobados fueron entregados de forma ciudadana en la instancia correspondiente.

No importa si fueron engavetados, no importa si le dan o no seguimiento a lo planteado de forma consciente y poniendo en práctica nuestro derecho de diplomacia ciudadana. Sabemos que este régimen impide y obstaculiza todo lo que no se avenga a sus intereses políticos, siempre y en desfachatada violación a los derechos ciudadanos. Pero nos sentimos orgullosos, animados y dispuestos a seguir dando la batalla por nuestros derechos de hombres libres, nuestros derechos como cubanos y no como mera recua de esclavos asalariados, bochornosa categoría a la que nos ha llevado un régimen de facto, cuya simpatía poblacional decae a canto.

Nos asiste el derecho y la razón, nos asiste la moral y el legado histórico de sabernos base fundamental en el surgimiento de la conformación nacional y su cultura, la cual nada o muy poco sería sin el componente africano que la sustenta y de la que se nutre constantemente.

Ningún gobierno ni consorcio político podrá socavar nuestra voluntad de legarle a las nuevas generaciones de cubanos una patria verdaderamente inclusiva y martiana, donde el color de la piel no sea más que un mero accidente genético, sin que ello sea un accidente social para el derecho de las oportunidades, y donde todos, negros blancos y mestizos, mujeres y hombres, podamos convivir y retroalimentarnos mutuamente sin diferencias ni exclusiones sociales. Y que solo el talento, la voluntad y las ansias de realización personal marquen la diferencia.

Reclamamos del gobierno libertad para avanzar sin obstáculo en esta lucha, de la que, de ser un gobierno justo se sentiría orgulloso de que hombres y mujeres sin filiación política ni compromiso partidista alguno, hayan tenido el coraje de emplazar pacíficamente a las instituciones oficialistas, y que una masa nada despreciable de cubanas y cubanos sean receptores de nuestro llamado, de los cuales muchos de ellos han pedido su membrecía en nuestro Movimiento y otros nos animan a seguir adelante.

Reclamamos del gobierno vía libre para llevar adelante una Cruzada Nacional contra el Racismo y la exclusión en Cuba, propuesta que ya cuenta con numerosos simpatizantes a nivel nacional y varias decenas de entusiastas activistas a nivel internacional, lo que podemos demostrar sin ningún problema.

¡Hágase justicia y ganaremos todos!

Movimiento de Integración Racial Juan Gualberto Gómez.

La Habana, 12 de septiembre del 2012.



jueves, 13 de septiembre de 2012

Para un pueblo envejecido, un hospital pediátrico

Por: Manuel Aguirre Lavarrere


           (Mackandal)

Guanajay vive por estos meses una crítica situación de salud al verse privado de su único hospital, emblema de ese pueblo, que por más de dos siglos brindó una esmerada atención a los pacientes.


Fundado en la entonces calle San Rafael en 1810, fue trasladado en 1892 para el cuartel San Carlos de la Concordia, cuyo terreno fue donado por don Miguel Antonio de Herrera, Conde de Jibacoa, autorizado por el capitán general y gobernador Don José de Muro y Salazar, Marqués de Someruelos, quien quedó como vicepatrono de la edificación.

En 1953, la entonces primera dama de la República, Martha Fernández de Batista, mandó a construir un nuevo hospital sobre dicho terreno.

La nueva división político-administrativa dio por resultado la creación de dos nuevas provincias. En una de ellas, Artemisa, quedó enclavado el municipio de Guanajay. Sin infraestructura alguna, Artemisa fue convertida de golpe y porrazo en cabecera de provincia. Quizás fue para satisfacer al comandante de la revolución Ramiro Valdés -a pesar de que hace muchos años que no vive en el municipio ni él ni su familia- y convertirlo en una especie de reyezuelo gracias a los artemiseños muertos en el asalto al cuartel Moncada, cuyos nombres es lo único que puede exhibir Artemisa.

La incorporación a Artemisa es un hecho criticado por los habitantes de pueblos como Bauta, cuya población reniega de lo que para ellos significa un atraso económico y una usurpación al sentido de pertenencia, además de un saqueo permanente llevado a cabo por la cabecera provincial.

No son pocos los especialistas de la salud y ciudadanos que han criticado esta forma de apropiación forzosa.

El hospital “José Ramón Martínez”, tenía salas de pediatría que conjuntamente con las del resto de las especialidades, daban un servicio completo, tanto a los pobladores de Guanajay como a los de los pueblos adyacentes.

Hoy pretenden construir un hospital pediátrico y se ve afectada una comunidad que posee uno de los mayores índices de ancianidad a nivel nacional.

La mala política y principalmente la envidia y el afán de quitarle al otro lo que tiene, hizo que el hospital “José Ramón Martínez”, al igual

que el teatro “Vicente Mora”, el segundo de su tipo en América, convertido hasta hace poco en almacén de papas, sean hoy parte de las ruinas del destartalado y mísero Guanajay.

Ahora los pacientes de este pueblo, privados de solvencia económica, se exponen a morir en sus casas o en camino a algún centro hospitalario, porque ninguno les queda cerca. La mayoría de las personas no tienen el dinero necesario para trasladarse hasta San Cristóbal, a más de 40 kilómetros, en carros particulares, únicos medios de transporte de pasajeros, por la constante y aguda penuria de ómnibus desde hace más de quince años en este territorio. Los pocos ómnibus que han puesto no resuelven ni la mínima parte de la situación.

Para un país como Cuba que dentro de breves años, será, si no el primero, uno de los países con mayor porciento de ancianos en América Latina, donde el dengue y el cólera han brotado de manera sorpresiva y bajo el amparo de un sistema que se precia de ser potencia médica a pesar de que muchos de sus mejores especialistas se encuentran en cualquier parte menos en Cuba, la burocracia comunista priva a un municipio de su hospital.

La decisión ha provocado el sobresalto y la indignación ciudadana. Los pobladores de Guanajay, Bauta y Caimito, con los cuales no se contó para adherirlos a la provincia Artemisa ni para el desmantelamiento del hospital, exigen de las autoridades la devolución de este centro hospitalario, más necesario hoy que nunca antes debido a la parálisis casi total del transporte público y al aumento progresivo de ancianos en la localidad.

Cualquier respuesta negativa que se aplique, será contra la voluntad ciudadana, para imponer una vez más, frente a la fuerza de la razón, la razón de la fuerza. Eso solo acarreará el rechazo de la población hacia unos dirigentes, que se habrán ganado, con sobrada justicia, el calificativo de cabrones. Porque de apropiaciones arbitrarias y otras malas intenciones, está lleno el tenebroso camino que conduce al socialismo.

Publicado por Primavera Digital, agosto 29 de 2012 • año 5

martes, 4 de septiembre de 2012

El negro en busca de la democracia en Cuba.




Por: Manuel Aguirre Lavarrere

(Mackandal)

Los afrocubanos tuvieron múltiples razones para no emigrar en los primeros momentos de la revolución castrista. Salían de una sociedad injusta y racista y creyeron ciegamente en la revolución y en un Fidel Castro que destilaba juventud y se vanagloriaba de su triunfo contra el gobierno de Fulgencio Batista, cuando todavía la ambición de poder y la obsesión de enfrentar a Estados Unidos no lo llevó a cometer los errores que sucedieron luego del primero de enero de 1959.

Veían los afrocubanos un resquicio por donde quizá pudieran encauzar sus aspiraciones tronchadas por siglos de abusos y exclusiones. No pensaron en otra cosa que no fuera el servicio a la patria y a una revolución que parecía justa cuando en un momento dio pasos positivos que engañaron a toda Cuba.

Pero eso fue el principio, solo el principio de lo que sería después la hecatombe para millones de cubanos y la apropiación arbitraria del poder y la patria misma, que llevaron a un sinnúmero de cubanos a vivir la amarga experiencia del exilio y cargar en sus vidas, salvo algunos pocos, el sentimiento culpable de no haber hecho nada para evitarlo.

Fue entonces cuando el afrocubano sintió la traición a la patria y el desapego por los ideales de Martí. Le impusieron una Constitución excluyente y dictatorial. Un hombre era el principio y el fin de la nación para abusar de su poder omnímodo y tratar con ínfulas esclavistas a sus siervos.

La lucha de negros y mestizos, tanto contra el racismo como a favor de la democracia en Cuba y su desapego hacia los políticos oficialistas, es una cuestión justa que el régimen cubano debe respetar.

Pretender silenciar a través de encarcelamientos y prácticas criminales a seres humanos que reclaman un espacio en el mosaico social de la nación, son actitudes nacidas de la soberbia y la impotencia política que solo regímenes totalitarios son capaces de poner en práctica bajo la miopía de sus vecinos y la inseguridad de una ciudadanía, que no porque se le oculte información y se le mienta debe dejar de buscar la verdad y el derecho a pensar libremente.

Cuba reclama un orden socio-político incluyente y democrático, raptado por un régimen que no beneficia a los cubanos, y mucho menos a los negros y mestizos.

Mientras falte la equidad y la transparencia política, los cubanos, tanto negros como blancos, tienen, más que el derecho, la obligación de luchar por su libertad en consonancia con las ansias de la nación. Urge un mitin de desagravio permanente al secuestro de la patria por un régimen, que aunque trate de aparentar humanismo, no puede ocultar su naturaleza criminal.

Publicado por Primavera Digital, agosto 22 de 2012, año5

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jueves, 23 de agosto de 2012

El odio a la diferencia







Manuel Aguirre Lavarrere

Mackandal

En Cuba el racismo y los prejuicios raciales son fenómenos resultantes de viejas y nuevas políticas que afectan a un mayoritario número de ciudadanos negros y mestizos.

La mujer negra es víctima por partida doble de la discriminación, en las actividades laborales o como sencillas amas de casas que al verse privadas de un salario propio son discriminadas por el que las mantiene, quien por medio del dinero las sojuzga y humilla.

Aun así, siendo esto una realidad, muchos negros y mestizos en Cuba no perciben que son discriminados. Les basta creer en la opinión oficial y contentarse con las promesas y los discursos, que en muchas ocasiones llevan un mensaje racista.

La lucha contra el racismo y la exclusión de negros y mestizos es histórica en Cuba, pero todavía existe el miedo de salir a las calles y enfrentar mediante protestas un fenómeno que tuberculiza a la nación y afecta las relaciones sociales y síquicas de las personas que lo sufren.

El miedo a levantar sospechas de desviación ideológica, como lo cataloga el régimen, hace que muchas personas callen. En Cuba, la opinión diferente, esa que no se adhiere a los dictámenes oficiales, es una opinión desafecta que se paga con el encarcelamiento o la muerte.

El racismo presente en la mayor parte de los políticos cubanos es causa de sus sentimientos de odio hacia la diferencia en un país multiétnico y pluricultural, donde los afrodescendientes, sin importar su nivel educativo, siguen excluidos por los grupos de poder.

La devaluación y el menosprecio son los patrones constantes de un sentimiento racista.

La marginación, implícita en la forma ideológica de la revolución cubana, traiciona el anhelo patrio y polariza: representa positivamente lo que para ella conviene y muestra una representación negativa de aquello que no conviene a sus intereses políticos.

La democracia, si es verdadera, se preocupa por hacer posibles las aspiraciones de derecho y dignidad de todos los miembros de la sociedad, y pone especial atención en los grupos más vulnerables.

Cuba está falta de una política inclusiva y democrática, capaz de poner coto a las manifestaciones racistas, para un verdadero saneamiento de la nación, donde el disfrute de los derechos humanos y las libertades sean la base fundamental de la sociedad

Publicado por Primavera Digital, agosto 8 de 2012, año5 www.primaveradigital.org

jueves, 9 de agosto de 2012

Recomponer la historia

Por Manuel Aguirre Lavarrere
               (Mackandal)

En el acto de recordación a las víctimas del Partido Independiente de Color,

realizado en el Parque Central, al pie de la estatua de nuestro apóstol José Martí, las palabras de desagravio estuvieron a cargo del intelectual y etnólogo Miguel Barnet. En medular documento, Barnet supo plantear los vericuetos de la tragedia y el antinegrismo de una época que tuvo su colofón en la masacre de 1912.

Fue un acto muy merecido a los miles de personas que no vieron realizadas sus aspiraciones y que murieron solo por reclamar que fueran reconocidos sus derechos.

Ahora cuando acaba de ser publicado un libro que pretende desprestigiar a los Independientes de Color y su lucha por el reclamo de la igualdad social y racial, es bueno poner los pies en la tierra y analizar este material desde el punto de vista de sus verdaderas intensiones.

Hago referencia al libro La Conspiración de los iguales, del historiador Rolando Rodríguez, quien no supo ser original ni en el título. Con un texto nada justiciero, trata de reconstruir la historia de forma muy positivista, pero al final solo revela sus propias intenciones como manipulador de la historia y agente del régimen, porque es un libro muy bien pensado para servir sus intereses.

Rolando Rodríguez ha sido hasta hoy el único historiador que ha tenido la desfachatez y al mismo tiempo el valor de ponerse de parte de la represión y a favor de una constitucionalidad excluyente. Pero lo más inquietante es que sea un agente del gobierno cubano quien lo haya escrito, y que sea el propio régimen quien invirtió miles de pesos para poner el texto en circulación.

El libro, más que un análisis histórico, constituye una advertencia, no solo para los que en Cuba y al margen del gobierno luchamos de forma incesante contra la discriminación, dígase Ciudadanos por la Integración Racial, el Movimiento Femenino “Rosa Parks”, o el Movimiento de Integración Racial Juan Gualberto Gómez, sino que aplica también para cualquier partido político o proyecto cívico independiente, así como para otros propósitos oficialistas, como bien puede ser el Aponte, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

El libro marca una raya divisoria para quienes se atrevan a proponer cualquier enmienda, cualquier demanda ciudadana: el que se vaya fuera de los intereses del régimen, debe atenerse a las consecuencias.

Y ahí estará, como siervo fiel y cancerbero historiográfico, apoyando la intransigencia, Rolando Rodríguez.

Publicado por Primavera Digital, agosto 1ro de 2012

martes, 31 de julio de 2012

El restablecimiento de las conductas y prácticas racistas





Por: Manuel Aguirre Lavarrere

(Mackandal)

La igualdad racial y social en Cuba fue groseramente desfalcada y suplantada por la avaricia del poder político.

Para comprender los logros y quimeras de una igualdad que no pasa de ser virtual, es fundamental adentrarse en los pronunciamientos de Fidel Castro en la Segunda Declaración de la Habana, en 1962, donde se refirió, entre otras cosas, a la eliminación del desempleo, el juego, el vicio y la corrupción. Todos están vigentes en la Cuba de hoy.

También hacía alusión a que el racismo en Cuba estaba liquidado. A más de cincuenta años, se comprueba que es una de las mentiras más inquietantes del régimen cubano.

Si bien las leyes vigentes recogidas en el Código del Trabajo, y más tarde en la Constitución del 24 febrero de 1976 y modificada en 1992, elevan a constitucionales los derechos al trabajo, la seguridad social, la asistencia social y otros; y establece en su artículo tres, que “todo ciudadano en condiciones de trabajar, sin distinción de raza, color, sexo, religión, opinión pública u origen nacional o social tiene oportunidad de obtener un empleo con el cual pueda contribuir a los fines de la sociedad y a la satisfacción de sus necesidades”, la práctica del día a día demuestra que para los afrocubanos esa oportunidad es limitada.

Esta declaración contiene una lógica que constituye la síntesis de la historia de la lucha contra la discriminación racial en buena parte de la República y resume los empeños del antiguo Partido Socialista Popular (PSP) y la forma en que este entendió la cuestión de la discriminación y la solución a ese problema en Cuba,

Hay puntos fundamentales como la desracializacion de los espacios públicos y la nacionalización de la educación en un solo sistema de enseñanza administrado por el estado donde se establece la igualdad racial. Pero el fenómeno es bien complicado: no basta poner cuotas si antes no se tiene en cuenta la capacitación del obrero, lo que implicaba chocar con las formas organizativas de los gremios.

Todas estas medidas, plausibles en su momento, tuvieron la desgracia de fenecer al no tener seguimiento en un país dispuesto al blanqueamiento y a la negación del negro.

Esta irresponsabilidad política trajo como consecuencia, que en la educación, los espacios públicos y los trabajos, el imaginario político de la revolución, más concentrado en la exportación de su ideología, diera por sentado que se le había dado un golpe mortal al racismo. Pero perdió de vista la cuestión de los espacios privados, las relaciones interpersonales y la opinión pública.

Al ser así, estas instancias quedan fuera de la visión de una lógica incluyente, que convierte a los actores implicados en objetos de la gestión de otro, ya sea el Estado, el Ministerio del Trabajo o cualquier otra entidad.

Producto de este atolondramiento político es que queda vivo el foco que da origen al restablecimiento de conductas y prácticas racistas en las escuelas, los centros de trabajo y los espacios públicos, sin que dejen de permear a la sociedad en pleno.

Publicado por Primavera Digital, julio 19 de 2012, año 5

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Espacio para todos

Hecho en Cuba

jueves, 12 de julio de 2012

La reducción del origen étnico del negro.



Manuel Aguirre Lavarrere

(Mackandal)

La reducción del origen étnico del hombre negro es un fenómeno que forma parte de la historia universal. En América esta reducción étnica se originó cuando el africano dejó de serlo para reducirlo a “negro” por medio de la trata esclavista.

Los tabúes contra negros y mestizos se dan precisamente mediante esta pérdida del origen étnico, que implica una constante discriminación que se reelabora constantemente.

Cuba constituye quizá el símbolo de una abolición malograda. El afrocubano todavía sufre las secuelas de la esclavitud y el racismo. En Cuba, la mordaza del socialismo y sus políticas de reducir al hombre en masa, conllevan también la abolición de los derechos y el blanqueamiento constante de la mentalidad.

Si un concepto ideológico es asiduamente sistematizado como sucede en Cuba y no separado nunca del contexto social conforme a las reales aspiraciones de la ciudadanía, no cabe duda de que estamos en presencia de un contexto político excluyente que responde única y exclusivamente a los intereses del partido único.

El socialismo cubano lleva por base la exclusión política e ideológica. Diferencia al hombre por su modo de pensar y lo marca ofensivamente. Hace énfasis en mostrar desigualdades no sólo políticas, sino también por el color de la piel.

Este fenómeno de calimbar al otro ha existido y existe en todas las estructuras de poder totalitario, donde los más débiles están expuestos a la sumisión y al atropello físico y mental.

Una sociedad que luche verdaderamente contra los prejuicios y los racismos de todo tipo, es aquella que da a sus connacionales la oportunidad de erigirse ellos mismos en sus propios protagonistas sin que para ello tenga que ver el color político ni el origen étnico del ciudadano.

Mientras esto no ocurra, será siempre un estigma para la nación y un sacudimiento sicológico al interior de la persona humana. Será siempre la opresión de unos sobre otros, provocará el odio y el miedo a la diferencia, la patria no será más que una mera referencia.

El hombre debe tener derecho a lo que aspira, sin que para ello tenga que tenerse en cuenta otra cosa que no sea la plenitud de sus reclamos y el respeto a sus libertades.

Publicado por Primavera Digital, junio 28 de 2012, año 5

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martes, 3 de julio de 2012

Un legado intelectual racista

Por: Manuel Aguirre Lavarrere

(Mackandal)

El racismo fue abolido supuestamente por la revolución de la Constitución y los lugares públicos, pero no se hizo ninguna política para lo que se pretendió fuera el accionar consciente de la ciudadanía.

La revolución no se preocupó por la abolición intelectual del racismo ni educó al pueblo con respecto a este fenómeno.

El negro es visto como un ser inferior, que posee una fea pigmentación de piel y un coeficiente de inteligencia inferior y que por tanto, debe ser tratado de acuerdo a esas diferencias, para lograr algún día que por lo menos se acerque a la civilización impuesta por la raza blanca, que se tiene como superior. Todo cuanto no caiga dentro de los parámetros de los blancos, es tenido como cultural y humanamente desechable.

Todo lo anterior ha sido el legado de un pensamiento intelectual racista.

En Cuba, a la problemática racial se suma por defecto el fenómeno del derecho de propiedad. El régimen cubano suprimió la propiedad

privada, que consideró propia del capitalismo. En la sociedad castrista la propiedad privada existe por costumbre y aceptación incluida, pero no -hasta hace poco tiempo- en virtud de leyes y derechos todavía expuestos a la voluntad de un régimen arbitrario.

Ello tiene que ver con las relaciones sociales y de etnicidad, puesto que el régimen es el único propietario y garante del derecho y puede otorgar o expropiar bienes y propiedades cada vez que se le antoje por medio de leyes trampas.

Negros y mestizos en Cuba son propiedad del régimen, que ha pasado de la manumisión y el trabajo libre a convertirlos en mano de obra barata. Una gran dotación de esclavos, todos de un solo dueño.

En el socialismo cubano, el color de la piel pesa sobre las relaciones sociales y el hombre pierde todos sus derechos de libertad y se convierte en propiedad de una ideología que dispone de él y puede venderlo o sacarlo de circulación cuando su amo, el estado, así lo decida. La lucha de clases y el color de la piel pierden todo sentido. No existe el hombre como tal, por mucho que se quiera aparentar lo contrario.

La invisibilidad del negro es el castigo por ser un mal ejemplo y estigma de la sociedad.

El actual racismo es fruto de una eugenesia prolongada y de un legado intelectual blanqueado y antinegro.

Sólo los regímenes abiertos pueden ser capaces de dar espacio a todos, de debatir los problemas sociales sin mediación del estado, cuya única obligación debe ser obedecer la voluntad del pueblo. Y eso únicamente lo alcanza la democracia representativa, formula ideológica y política no superada hasta hoy por ninguna otra para garantizar los derechos individuales.

Publicado por Primavera Digital, junio 7 de 2012 .

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martes, 26 de junio de 2012

Privilegios





Por: Manuel Aguirre Lavarrere

(Mackandal)



Los privilegios que otorga el régimen a la elite militarista cubana, a espaldas de la voluntad popular y pasando por encima de todo tipo de consenso ciudadano, no buscan otra cosa que la compra de su fidelidad.

La fidelidad comprada no es el actuar sensato y consciente, que sería lo correcto. Dada la situación de penuria que atraviesa el país, los militares deberían estar dispuestos a renunciar a sus privilegios y a enfrentar las mismas calamidades que sufre la mayoría de la población a la que dicen defender. Pero lamentablemente no es así. Los cuerpos armados, lejos de velar por los intereses de la ciudadanía, son los fieles perritos de los dueños de una finca llamada Cuba.

Los treinta y cinco nuevos coroneles ascendidos personalmente por el presidente Raúl Castro, son la prueba palpable de lo que en este artículo se asevera.

Juraron serles fiel a él y al Partido. No les importa el pueblo ni el destino del país ni la democracia. Les son fieles sólo a él y al partido, es decir, uña y mugre de la desvergüenza.

Este país merece mejor destino y líderes bien comprometidos con el honor que dan la libertad y la pluralidad política.

Se asiste a regañadientes a una manipulación de los valores patrios y de la patria misma cuando solamente unos cuantos son los privilegiados por los que le han arrebatado al país hasta su sentido histórico.

Un ejército desproporcionadamente grande está dispuesto a reprimir, encarcelar y matar por una ciega fidelidad que muchas veces se revierte contra ellos mismos.

Estos privilegios otorgados por el régimen han traído la creación de una nueva clase que restriñe los beneficios al pueblo y lo explota hasta en el abono de la cuota sindical, la cual en reiteradas ocasiones va a parar a las arcas militares. Sucede también con el salario y las remesas. En las tiendas en divisa, que son propiedad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), la constante alteración de los precios, el atropello al cliente y el autoritarismo amenazante, conforman el amargo día a día.

Los llamados “confiables” son militantes del Partido Comunista y llevan un uniforme que los protege de toda sospecha, así como a sus hijos o familiares, implicados más de una vez en escándalos de corrupción. Sin generar ganancia alguna, se lo llevan todo y son verdaderos inútiles y parásitos enclavados en el corazón de la Patria.

Es precisamente por estos privilegios por lo que una buena parte de la población le hace rechazo, tanto a los policías como a los militares.

Cuestionar sin tapujo esta nueva tendencia clasista, insaciable y racista, de los que más gritan y hasta parece que se comen a la revolución, con todo y banderita, es necesario.

La experiencia de eventos ocurridos en sociedades similares después del colapso del comunismo nos dice que al ostentar poder, son los que después devienen dueños de corporaciones y bienes públicos, formando un regio grupo de presión, que continuarán su enriquecimiento personal a costa del sacrificio colectivo.

Sin fuerza de razón pero sí con la razón de la fuerza y el dinero en el bolsillo, se erigen dueños de la patria y del destino de cada ciudadano.

Quienes dan tales privilegios, no otorgados nunca antes por ningún otro gobierno, ¿tienen moral para criticar a alguien?

Publicado por Primavera Digital, junio 14 de 2012.

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martes, 12 de junio de 2012

La constante deshonra,


Manuel Aguirre Lavarrere

(Mackandal

He aquí las fuerzas que nos hacen vivir: la dignidad, la libertad y el valor.

José Martí

Confieso que si algo me causa dolor es sentir mi impotencia como ciudadano de raza negra cada vez que veo la estatua de José Miguel Gómez, ubicada en El Vedado.

La estatua está justo en la Avenida de los Presidentes, vía con un flujo permanente de ciudadanos y hermanos de lucha. De cierta manera, comparto la opinión de los que creen ver en ella un insulto a los negros y mulatos cubanos, porque José Miguel Gómez, como presidente, fue el principal causante de la masacre racista ocurrida en 1912.

Hasta ahí los acompaño. Pero exigir la demolición de dicha imagen, va contra la verdad histórica, y crearía un precedente negativo para la nación y para los que aspiramos a vivir algún día en una Cuba con libertad y democracia.

No se puede nadar contra la corriente. José Miguel Gómez, quiérase o no, fue el segundo presidente de Cuba. Fungió como tal de 1909 a 1913, inmediatamente después de la intervención de Estados Unidos, amparados por la Enmienda Platt, tras los disturbios provocados por la reelección fraudulenta de Estrada Palma, período en el que se desempeñó, de 1906 a 1909, como gobernador militar, Charles Magoon.

Desmontar la estatua de José Miguel Gómez sería como borrarlo de los anales de la historia. Se le estaría haciendo el juego a lo mismo que hace el régimen cubano cuando un deportista o artista de cierta relevancia popular, decide cambiar el rumbo y abandona el país: son borrados de todas las listas, sacados de la radio y la televisión, convertidos en no personas, como si nunca hubiesen existido.

Entonces, ¿a qué se juega? Creo que la oportunidad no puede ser más propicia, para saber, si aún alguien no lo sabe, de qué están hechos nuestros dirigentes y el grado de responsabilidad que tienen para la permanencia del racismo y la exclusión de los negros y mestizos.

La estatua está donde debe estar, como también está la de José Francisco Martí, el hijo del Apóstol, que fue el segundo al mando del general Monteagudo en la masacre racista de 1912, y que a todo bombo y platillo inauguró el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, en el Centro de Estudios Martianos, pero sin llegar a decir, que sin lugar a dudas, también arrancó cabezas de negros y mestizos.

La perspectiva histórica que ofrece el régimen respecto a los negros y mestizos en Cuba, está tergiversada con el objetivo de sembrar en este segmento poblacional el odio sobre el pasado, la duda y el miedo terrible a lo que les pueda pasar de llegar a desaparecer el actual sistema.

Se puede criticar, y emplazar la conducta impropia que tuvieron tanto José Miguel Gómez como José Francisco Martí, pero nunca negar su existencia. Quedaría inconclusa la historia de la nación si no fueran incluidos, aún cuando nos duela y la entendamos injusta.

No obstante, mantener la estatua de José Miguel Gómez, con lo cual estoy muy de acuerdo, así como la de José Francisco Martí, y no levantar

unas cuantas estatuas de hombres y mujeres de piel negra, que con sobrados méritos deben ser sacados de la injuria histórica, pone sobre el tapete lo que este régimen, como los anteriores, han negado siempre: su naturaleza racista y el compromiso clasista de que los negros y los mestizos cubanos se mantengan en el fondo.

Son símbolos constantes de la desfachatez y el miedo al negro, que no precisamente es quien debe abochornarse, pues hay condecoraciones que deben causar vergüenza, tanto para quien la lleva, como para quien las entrega.















Foto: Manuel Aguirre Lavarrere

Monumento a José Miguel Gómez

Publicado por Primavera Digital, 2012/05/24

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miércoles, 23 de mayo de 2012

La verdadera cara de la historia

 
Manuel Aguirre Lavarrere
                (Mackandal)
 A cien años de cumplirse la masacre de los Independientes de Color, el más horrendo crimen que se haya cometido en Cuba contra negros y mestizos que sólo buscaban el reconocimiento de sus derechos después de haber peleado por más de tres décadas en la manigua para al final quedarse sin nada y que fueran sus mismos hermanos de lucha los que los masacraron, creo necesario sacar a la luz algunos sucesos que los historiadores escamotean o tergiversan para incrementar aún más el lodo de la historia nacional.
Cualquier estudio que se haga sobre si hubo petición de los Independientes de Color para que los norteamericanos mediaran en el conflicto que se había desatado entre ellos y el gobierno de José Miguel Gómez, y Martín Morúa Delgado como carabinero de los intereses del Partido Liberal, si pretende ser serio, debe partir de realidades sólidas.
En primer lugar, preguntarse qué representaba Estados Unidos en aquellos momentos. Bien, era el paradigma de la libertad y la democracia representativa.
La segunda pregunta debe ser, ¿qué era Cuba en aquel entonces? Cuba, recién salida de la guerra de independencia y constituida como república en 1902, siguió siendo un país dependiente del exterior. Fueron siglos de dominio español sin que el país tuviera la menor autonomía. Cuanto conflicto sucedió en Cuba fue España quien los resolvió. No existía todavía en el cubano un sentido de pertenencia. Cualquier cosa que viniera de afuera le parecía buena.
Por tanto, no fue un error ni una traición de los Independientes de Color pedir la mediación de los Estados Unidos, como afirma Rolando Rodríguez, autor del libro “La conspiración de los iguales”, el texto más racista y antinegro que se hayan editado en Cuba después de 1959.
Era lógico que solicitaran la ayuda de los Estados Unidos. La aspiración era llegar a ser como ellos en lo que a desarrollo y libertades civiles se refiere.
Así lo vieron también durante las luchas por la independencia hombres de la más regia estirpe patriótica, como Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramante y otros héroes que hoy son verdaderos iconos en la historia de Cuba. Ni a ellos ni a los Independientes de Color se les puede juzgar de traidores.
Pero sí cabe el calificativo de traidores para otros.
Domingo del Monte, quien tanto se lamentaba de que la esclavitud de los negros desapareciera por los esfuerzos de Inglaterra y Francia, fue un connotado racista y correveidile de la Metrópolis. Su Memorial enviado al gobierno español deja constancia de su vergonzosa sumisión. Este distinguido humanista y anfitrión de tertulias literarias, fue quien con sus sobresaltos y su miedo al negro, propugnó la incertidumbre, que trajo en
1844, la masacre de la todavía nebulosa Conspiración de la Escalera.
Narciso López, recalcitrante propietario de esclavos, a quienes hacia trabajar hasta el límite de la resistencia humana y bajo el látigo de sus
mayorales, fue quizá el más ferviente anexionista de todos los que con este pensamiento componían la crema y nata de la burguesía cubana.
Los alzamientos y las masacres de negros se sucedieron en la historia de Cuba. Hubo un alzamiento y una masacre por la emancipación de siglos de esclavitud y explotación forzada. Hubo un alzamiento y una masacre por la traición de muchos de los principales coroneles blancos, como Gaspar Betancourt Cisneros, Manuel Sanguily, y más de un centenar de ellos que utilizaron al negro como carne de cañón para después tirarlo con las manos vacías y sin derecho a reclamos. Hubo un alzamiento y una masacre para evitar que el negro alcanzara status de ser humano y lograra superar con su esfuerzo, la abismal brecha de desigualdades y aniquilamiento cívico.

 Publicado por Primavera Digital, 2012/05/03
No.218
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