Manuel
Aguirre Labarrere
(Mackandal)
Dijo
Confucio que como mejor se conoce al mundo es sin salir de casa. Pero
a veces ocurre que hay que salir, para conocer el mundo y así viajar
al fondo de otros sentimientos además del propio.
La
Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba respecto
a la inmigración aborda un tema que por político,
no deja de tocar el alma. Como se trata de inmigrantes, entonces
habrá que salir de casa y volver a ella para poder sopesar las
diferencias con el mundo. Conocer las razones del por qué, tantos
cubanos quieren abandonar su país.
Mucho
antes del llamado Periodo Especial, en Cuba ya muchos ciudadanos
optaron por abandonar la patria. Camarioca y el éxodo del Mariel son
vivos ejemplos de lo que este artículo manifiesta. Esto ha ido en
aumento a medida que las políticas y las restricciones al derecho
fueron cada vez más injustas y anti ciudadanas. Esto trajo aparejado
escasez de alimentos, salarios de hambre y el incremento de la
delincuencia, además de privilegios a los grupos de represión
uniformados y las discriminaciones por impedimentos físicos o color
de la piel.
Poco
tiene que ver con esto, la llamada Ley de Ajuste Cubano o la política
de «pies secos- pies mojados» que confiere a los cubanos un
tratamiento privilegiado una vez que hayan pisado tierra
estadounidense. Se trata todo del encierro y el maltrato psicológico
sufrido bajo la tiranía en el poder.
Necesidades
y deseos de inmigrar pueden haber habido en Cuba. Pero jamás se
había dado un éxodo tan numeroso como este que ocurre desde que se
aprobó la reforma migratoria, aprobada por vez primera, desde que se
implantó el totalitarismo y la mentalidad estalinista de los
dirigentes cubanos. Esa que traiciona el espíritu de patria y los
ideales más sagrados gestados en la nación desde la formación de
su cultura nacional.
Forzar
la realidad es que los cubanos piensen que todos los atropellos que
sufren los que desean emigrar, a los que en muchos casos el desespero
por llegar a tierras norteamericanas les hace caer en manos de
narcotraficantes y matones es culpa del Gobierno de Estados Unidos.
Esto desmoraliza cualquier atisbo de razón que pudiera tener el
régimen de la Habana en cuanto al tema de la emigración.
Lo
desmoraliza porque sería cosa muy rara, que algún cubano con un
mínimo de razonamiento y criterio propio creyera semejante
barbaridad.
La
preocupación del castrismo por los inmigrantes en situación de
riesgo no es sincera. Lo hace para sensibilizar a la opinión pública
mundial y ganar votos en las próximas discusiones sobre derechos
humanos en la ONU.
De
no ser así, y viendo como los jóvenes abandonan como bandadas de
aves el país, poco le importaría, porque la realidad a lo largo de
más de cincuenta años ha demostrado que es el poder y solo el poder
lo que no quieren perder. Por eso y para eso hacen cualquier cosa,
inventan lo inimaginable, aun cuando ya sepan, que el tiempo que les
queda es corto.
El
problema es cubano y sobre políticas abusivas. Sobre sus dirigentes,
que ya a estas alturas sobran, porque cuando
un pueblo emigra dirigentes sobran.
Flexibilizar
la cultura política cubana y encaminarla a consagrar el derecho a
participar todos de ella, en sus distintos niveles. Legalizar al
menos otro partido y tolerar el sagrado derecho a una oposición
pacífica, son tres de las cuestiones que deben ser implementadas de
inmediato para avanzar civilizadamente hacia la revisión y redacción
de una nueva Constitución. Una que realmente se apegue a los
conceptos de patria de Martí. Donde los ciudadanos no sean juzgados
por lo que son o dejen de ser en términos ideológicos, sino en
términos de cubanía y de sus proyectos para el bien común. Porque
una Constitución es una ley viva y práctica que no puede
construirse con elementos ideológicos.
La
traición a la Patria y al legado martiano realizada por el castrismo
cuya única preocupación ha sido la permanencia en el poder cueste
lo que cueste. Sin que importen cárceles ni muertos por defender sus
derechos, debe tener un fin. Y ese fin es ahora, para quienes están
vivos y no cuando estos hayan pasado a mejor vida.
Cesen
las torpezas políticas y las restricciones al derecho y cesarán los
deseos de emigrar de los cubanos. En Cuba debe mandar el pueblo y no
un grupúsculo viciado, egoísta y altanero.
mal26755@gmail.com
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