Manuel
Aguirre
Labarrere
(Mackandal)
Las
elecciones parlamentarias efectuadas recientemente en Venezuela,
donde por amplia mayoría la Mesa
de
Unidad Democrática (MUD) obtuvo el mayor por ciento de los votos y
que será la fuerza que conducirá en adelante los destinos políticos
y
sociales
del país, pone a la fuerza chavista en muy malas condiciones. Esto
sucede al comprobarse que el mayor por ciento de esa población
sudamericana
no los favorece. Así, tendrán que conformarse con pasar a la
oposición respaldados por algo más de cuatro millones de
ciudadanos.
El
chavismo no está muerto aun, un Parlamento de mayoría opositora,
pondrá en jaque a la revolución bolivariana al estar respaldado por
amplios poderes que podrían gestionar su rápido deceso.
Esta
derrota del chavismo, más que a convenios que podría haber firmado
la MUD con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y otras fuerzas
externas opuestas al gobierno de Caracas, se debe fundamentalmente a
errores internos dentro de las fuerzas chavistas. La corrupción, la
arrogancia y el creerse dioses en la tierra les han hecho patinar en
múltiples ocasiones. También, la falta de iniciativas para llenar
los anaqueles de alimentos y dar un giro sustancial a la moneda,
prácticamente devaluada, a pesar de los aumentos salariales que ha
realizado el gobierno presidido por Nicolás Maduro.
Todo
ello, unido a las aspiraciones de copiar el modelo cubano, un
proyecto de país que ha demostrado su ineficacia, convertiría a
Venezuela en una triste y rumiante cubalsa y esto no lo acepta la
mayoría del pueblo venezolano, sea de la clase que sea y lleve el
color que lleve. Cientos de venezolanos han estado en Cuba y aunque
simpatizan con los cubanos, les duele comprobar de primera mano las
restricciones políticas y sociales a las que ha sido sometido el
pueblo. No lo quieren para ellos, aunque tengan la educación y el
servicio médico gratuito. No lo quieren y no lo aceptan, por mucho
que se niegue y por muchos asesores militares que les lleguen desde
Cuba, para en último caso emplear la fuerza bruta.
En
una democracia se gobierna con políticas que pueden ser para bien o
para mal. La política es la única herramienta que puede lograr un
equilibrio para implementar planes sociales que mejor puedan
favorecer a la mayoría. Lo que le ha faltado al chavismo es
gobernabilidad política. Se encapricharon en gobernar con lo que
nunca debieron hacerlo, con la criminal ideología estalinista, cuya
influencia les llegó desde la Habana.
De
no cambiar el rumbo de tal gobernabilidad, de seguir paso a paso el
modelo del totalitarismo castrista, este llevará a Venezuela a
convertirse en otro más de lo mismo. De no pactar como buen
estratega con las fuerzas opositoras, oír y aceptar sus razones,
entonces podría afirmarse, que el chavismo, aunque todavía respira,
ideológica y socialmente pasó a la historia.
mal26755@gmail.com
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