martes, 15 de enero de 2019


Constitución cubana, ¿Carta Magna o ley mordaza?
Por Manuel Aguirre Labarrere
(Mackandal)
Partido cacareador, partido flojo
José Martí
Las modificaciones al actual proyecto de constitución cubana, votada a favor por todos los parlamentarios presentes, si bien, reforma el texto inicial, no se ajusta a un modelo democrático ni a leyes que aspiren a un estado de derechos´
Solo un demente podría hablar de altruismo político y democracia, en una Constitución, que lejos de constituir la base fundamental de deberes y derechos, de un país, deja al margen a un segmento poblacional solo por ser opositores al régimen como si no fueran parte del entramado político y social de la sociedad cubana. Y que además, impone mediante la fuerza del poder conceptos que no son cuestionados , tales como la presencia absoluta del partido único y la ideología socialista, obligando a los ciudadanos a acogerse a estos obligada tendencia ideologíca como si no bastaran los bandazos que ha sufrido esta tendencia doctrinal en el mundo entero
No solo es un espaldarazo a la historia constituyente cubana, que desde Guáimaro, la primera Constitución cubana que estuvo en vigor en el territorio de Cuba Libre, votada el 10 de abril de 1869. lima las asperezas que existían desde el levantamiento de Camagüey el 4 de noviembre de 1868. (Camagüey no quería someterse al mando de Céspedes que consideraba dictatorial, y Céspedes entendía que su autoridad debía ser acatada, por haber sido el primero en el pronunciamiento), viene dando muestras de integralidad y altruismo político donde a través de ellas, hasta la constitución de 1940, se ha tratado de poner al ciudadano al centro de los beneficios y no un partido por encima de la ley.
Han traicionado el legado humanista y democrático de nuestro Apóstol, han traicionado en la historia más reciente de Cuba, aunque mucho sea el cacareo, el legado de su máximo líder al ignorar sus propuestas para el ahora mismo proyecto político social cubano. Han traicionado, en el afán de mandarinato, la vergüenza histórica de nuestros próceres y la tanta sangre caída en el suelo patrio en busca de un bienestar ciudadano y la implantación de gobiernos democráticos por encimas de ribalismos y tendencias políticas.
Lo dicho por Fidel Castro, aunque nunca fue aplicado en su mandato, ya que él como líder se arrogaba todos los derechos, por subir y bajar triunfante de la Sierra Maestra y no dar espacio a la opinión contestataria en su derecho de participación política, es para aplicarse ahora, pues si como dice la Constitución, que el poder emana del pueblo, entonces es el pueblo quien debe elegir a sus dirigentes y la Asamblea Nacional obligada a acatar la decisión soberana del pueblo, porque en Cuba el sacrificio, el hambre y los muertos, siempre los ha puesto el pueblo, pero queda al margen de sus verdaderos derechos, que son inalienable, (que no pueden ser negados ni quitados por ninguna razón), aunque no hayan sido firmados o ratificados por el gobierno. Pertenecen a la persona humana
Y dijo Fidel: Soy de los que creen sinceramente en las libertades, soy de los que creen que cada cual tienen derecho a opinar lo que piensa…Pero jamás el sistema debe privar a nadie de sus derechos, de enclaustrar la inteligencia, de amordazar el pensamiento, por ninguna razón del mundo
Discurso en la Empanada Municipal de Montevideo, Uruguay, 1959
Quien dice libertad de prensa dice libertad de reunión; y derecho a elegir libremente no solo al presidente, sino los trabajadores a elegir libremente sus dirigentes Derechos que no se pueden arrebatar
Discurso en Camagüey, 5 de enero, 1959
La corrupción, como delito de lesa patria, el derecho del pueblo a elegir a sus presidentes y a todos los directivos políticos del país, el libre acceso de los cubanos a playas y centros de recreo, ahora signada por la ley del derecho de admisión, que trae aparejado el racismo por color de la piel perjudicando a los afrodescendientes, y la imposición plena del socialismo como sistema político, solo pueden llevar a la violación de una Carta Magna, cabalgando sobre una revolución, traidora, en sus principios primarios.