martes, 11 de febrero de 2014

La mentira, otra cara oculta del racismo en Cuba


Por: Manuel Aguirre Lavarrere
        ( Mackandal)
Es hora ya de que el castrismo dé vía plena al derecho, la democracia y la verdadera integración racial.
Ni en la República ni en los procesos políticos posteriores le ha sido fácil la vida a los afrocubanos.
Hubo una etapa en la que se les hizo creer que a través de la
superación personal la situación de este grupo social mejoraría, y que el negro debía esforzarse en ese sentido.
Pero en la política de inclusión no figuraba el factor económico, eje fundamental para el avance ciudadano.
El afrocubano fue excluido de las políticas de inclusión económica y no se le dio la oportunidad de mostrar su talento, a no ser en el deporte o en ciertos sectores artísticos.
Hoy, esos son sectores importantes para el reciclaje financiero y el mejoramiento de las condiciones de vida. Pero en la mentalidad totalitaria del castrismo, es consustancial que el negro sólo sirve para divertir al blanco, y el dinero lo controla el Estado.
Hacia eso se encamina la nueva política cubana. Su variable de Nuevo Modelo Económico no ha hecho otra cosa que darle vía libre al que ya tiene y empobrecer más a los empobrecidos históricos, y así seguir engrosando los bolsillos de una buena parte de los dirigentes cubanos, desde el Comité Central del Partido Comunista hasta el último peldaño del engranaje político, a costa del hambre y las necesidades básicas de la ciudadanía.
No hay un solo medio de comunicación que se atreva a tocar el tema, hecho que facilita el bandidaje y la incurable corrupción política en Cuba. Todo amparado por los militares, que también se salpican y viven  de espaldas a sus obligaciones con el pueblo y sin conciencia del sentido de la Patria.
Luego de la crisis económica de 1929, hubo un proceso de inclusión entre los años 1940 y 1958, producto del auge económico experimentado en Cuba en esos años. En esa prosperidad económica, el negro no quedó al garete. Cuando se le aumentó el salario a los obreros azucareros, incluía tanto a negros como a blancos, Así pasó con el aumento a los trabajadores agrícolas, que sin distinción alguna, fueron beneficiados. El llamado plus pascual o Arturito, fue tanto para el blanco como para el negro. La legislación laboral se hizo pareja para todos, y las clínicas de maternidad estaban a disposición de las mujeres blancas y negras, por igual.
Las llamadas sociedades de color fueron fundamentales para visualizar las demandas de los afrocubanos. Figuras prominentes del ámbito político y cultural fueron el grupo de presión para hacerlas realidad.
Son hechos que el castrismo jamás ha querido reconocer.
¿Para qué tantas mentiras?
Cuando en 1945 don Fernando Ortiz publicó El engaño de las razas, puso al descubiertotodo lo que la antropología y la biología había mostrado como“científico”. El sabio cubano, en sintonía con el pensamientoantirracista de José Martí, expresó: “Hablar de razas congénitamente superiores o inferiores es negar todo el fundamento de la biología contemporánea. No hay razas predeterminadas, ni elegidas, ni malditas. Lo que si hay es racismo y este es sin duda uno de los más graves problemas que tiene América que resolver en todas sus latitudes”.
¿En qué latitud está Cuba?
Blancos y negros fueron parte de las transculturaciones ininterrumpidas que a través de siglos tuvieron lugar en Cuba. Blancos y negros son depositarios de la cultura nacional, que hicieron juntos. Por igual se jugaron el pellejo en la manigua por  una Cuba justa y de inclusión ciudadana. Blancos y negros se alucinaron con el triunfo de la revolución castrista, y blancos y negros se han desilusionado por igual, al comprobar la traición a la patria y al pensamiento y legado del Apóstol.
Blancos y negros no compartenhoy los mismos beneficios. Eshora ya de que el castrismo dé vía plena al derecho, la democracia y la
verdadera integración racial.
De no reconocer estos derechos,  la Patria de todos sus ciudadanos, blancos negros y mulatos, estarán cargando esa esclavitud de la que el socialismo es su heredero.
Como dijo Francisco de Armas y Céspedes: “La esclavitud no es otracosa que la negación de los derechosde la humanidad, la infracción de lospreceptos divinos, la superposiciónde la fuerza y el agravio sobre ladebilidad y la justicia”.

Publicado por Primavera Digital-