jueves, 19 de abril de 2012

La mala política.



Por: Manuel Aguirre Lavarrere

(Mackandal)

El cubano se levanta y se acuesta con la política. En Cuba, la política, lejos de ser un ejercicio ciudadano, constituye un modo de vida y una necesidad partidista. Siempre fue así, hoy lo es también, la única diferencia

es que la política y los políticos halan siempre para un mismo lado.

En Cuba es el estado quien marca las pautas de lo que está bien y de lo que está mal, de lo que se puede o no decir y hasta de los momentos apropiados para decirlo, siempre que esos momentos y ese mínimo espacio no afecten en lo más mínimo el discurso oficial, que en definitiva es el que debe imperar por encima de la voluntad ciudadana.

Es decir, la soberanía se concentra en lo que disponga el estado. Lo que el ciudadano deba decir o no, siempre debe estar de acuerdo a lo el .estado, el soberano, mediante sus propios intereses disponga.

De modo que una sociedad donde los derechos primordiales y universales del ser humano son violados continuamente y la amenaza a la disidencia interna es un goteo invariable plagado de calumnias y de intenciones que llaman al atropello físico contra personas que sólo portan como arma la palabra y el derecho a disentir, tiene forzosamente que recurrir a la mala política y a la mentira. Tiene forzosamente que deformar la historia y valerse de unos cuantos sicarios intelectuales dispuestos a poner su pluma y sus conocimientos al servicio de la depravación.

Sometida está toda la población cubana. Pero los negros y mestizos, a pesar de que existen algunos beneficios como es el sistema educacional y donde éste segmento de la población se instruye y se gradúa puesto que el balance educacional está parejo y eso lo han demostrado estudios recientes, no goza de los mismos beneficios con los que cuentan los blancos.

En un pasado fue el miedo al negro. Hoy, no están superados del todo los prejuicios raciales. El color de la piel y cierto resentimiento, odio y desconfianza, cuando el control político, social, económico y cultural de la nación están en manos de una sola raza, contribuyen irremediablemente a que el negro sea excluido y que traten a la vez de neutralizar sus aspiraciones de progreso, para como sucede siempre, someterlo y crear un ser humano dependiente y sin más derecho que el de la obediencia al régimen blanco y racista.

Publicado por Primavera Digital, 05/04/2012.

martes, 3 de abril de 2012

Alfa y omega.

Por: Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)

Con los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores.
José Martí

Al triunfo de la revolución, la mayoría de los cubanos pensaron que se había alcanzado por fin la democracia y que la patria sonreiría para todos. Muy pocos dudaron del compromiso hecho por Fidel Castro con el pueblo cubano durante el juicio del Moncada. Los negros y mestizos pensaron que había llegado la hora de la inclusión ciudadana. Pero todo eso, y lo que vino después, no pasó de ser un desvarío.
Cuando ya el descontento se agudizó y el espejismo de entonces dejó ver la realidad, ya se había contribuido a la traición y fuimos cómplices indirectos de los encarcelamientos políticos, los fusilamientos y los muertos en huelgas de hambre.
Ni siquiera los que en un momento de lucidez se les encendió la luz del entendimiento y optaron por el exilio, pensaron que todo aquel pasado de odio y barbarie, ideado y activado por un régimen, llegaría a ser el presente en el día a día de una Cuba que clama por cambios sustanciales para una ciudadanía obligada a una realidad impuesta para beneplácito de un grupo de ambiciosos y depredadores del derecho patrio y la inclusión de todos sus habitantes.

Fue entonces que la patria retrocedió y devino de una sociedad de clases en una sociedad de castas. Turistas extranjeros con muchos más derechos que los nacionales; militares que acaparan prebendas y poder; y un apellido clavado en el alma de la nación como símbolo de reverencia eterna, alfa y omega de la nación toda, donde la crítica hacia él no cuenta y mucho menos la verdadera historia: Cuba empieza y termina con él.
No obstante, a pesar de las mentiras en los medios de difusión y de existir comandos antimotines equipados con las más modernos equipos de represión, incluidos gases lacrimógenos, la oposición cubana, aun cuando todavía no acaba de unirse en su totalidad, ha logrado llamar la atención y serrucharle el piso a la dictadura.
Todos en Cuba conocen el verdadero sentir popular, ese que los medios oficialistas no muestran. Se aspira a una Cuba martiana y pluripartidista, en la que ningún otro timador haga carrera política al precio del sufrimiento de los cubanos.
Son muchas las atrocidades políticas que se han cometido bajo la protección del ilustre apellido, atentatorio contra todo asomo de equidad ciudadana durante más de cinco décadas. Se pretende justificar la injusticia echando pestes contra los opositores a un régimen nacido de la barbarie y la brutalidad.
La oposición ha contribuido al esclarecimiento de estos hechos mediante una toma de conciencia contra la discriminación al ciudadano. No encaja en la conciencia de los cubanos nada que sea impuesto a base de la traición y el olvido histórico.

Publicado por Primavera Digital, 2012/03/08

San Pedro Claver.

Por: Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
Sin querer justificar para nada la complicidad de la iglesia Católica con la conquista y colonización de América, y mucho menos adherirme al entusiasmo por la próxima visita a Cuba del Peregrino de la Caridad, como llaman al Papa Benedicto XVI, quien se reunirá con algunos de la cúpula gobernante y no con sencillos miembros de la oposición, pues parece que así lo manda su dios, sí creo necesario tender un puente para marcar las diferencias entre el monopolio católico y algunos sacerdotes renuentes y abochornados de pertenecer a una entidad que fue cómplice del sostenimiento del régimen esclavista.
Uno de estos sacerdotes lo fue San Pedro Claver, un misionero jesuita nacido en España. Después de haber pasado por Cuba, y ver las atrocidades que se cometían contra seres humanos engañados por el catolicismo que les ofrecía descanso en el más allá, pasó a Cartagena de Indias, Colombia, donde con amor y paciencia supo dar de sí lo mejor y ganarse el cariño y la confianza de los oprimido, al realizar la titánica labor de educarlos y hacerlos sentir seres humanos y también hijos de dios, salvando la honra que otros como él desprestigiaron.
La misma iglesia que sirvió de vigía a los negreros que iban tras los cimarrones, que delató a muchos de los negros que huían del látigo y el bocabajo e iban en busca de refugio hacia el cura y éste los entregaba como perros extraviados de sus dueños, supo también dar hombres como San Pedro Claver.
El Padre Claver; desde 1610 fecha en que llega a Cartagena de Indias hasta 1651, año en que enfermó, realizó su labor diaria en la evangelización y catequesis de los esclavos africanos que llegaban y ya asentados en tierra firme, no tardaba en hablarles del amor a Cristo y de la redención ayudándose de estampas y dibujos y auxiliado por intérpretes negros a los que ya había bautizado.
Consagrado de por vida al servicio espiritual y al sostén material de los negros, fue tanto su amor por esta raza que cuando cesó la trata casi por completo, intentó irse a las costas africanas para seguir
su misión en la misma tierra donde habían cazado como bestias a aquellos que él había conocido y amado como ningún otro después de Cristo.
Viejo y tomado por la epidemia de peste de 1651, por la que quedó casi paralitico, reducido a una maltrecha enfermería, solo ayudado por un negro bozal, murió el Padre Pedro Claver el 8 de septiembre de 1654 en plena fiesta de la Virgen de la Moreneta, por la que sintió siempre gran devoción, allí, en Cartagena de Indias donde dejó su impronta misionera como sólo lo saben hacer los hombres y mujeres de auténtica fertilidad cristiana.
Fue canonizado en 1888 por el Papa león XIII, quien dijo de él: “Después de la vida de Cristo, ninguna ha conmovido tan profundamente mi alma como la del gran apóstol San Pedro Claver.”
Publicado por Primavera Digital, 2012/03/15