martes, 22 de octubre de 2013

Por el color de la piel

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Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
Movimiento de Integración Racial Juan Gualberto Gómez
El 28 de febrero de 1889 escribía África Céspedes en la revista Minerva:
La mujer negra sañudamente tratada por sus viles explotadores, viene hoy a ser blanco más saliente a donde dirigen sus saetas envenenadas aquellos mismos que más traficaran con su noble sangre en los luctuosos días de esclavitud. Por eso, enervado nuestro espíritu por el duro tratamiento de ayer y el torpe juicio de hoy, nos preparamos a la defensa en el constante batallar porque estamos pasando; y tal haremos hasta que se nos considere tal como somos, y no tal como a cada artista pirata le ha parecido o convenido a sus medrosos fines. ¿Nos invitáis a luchar? Pues luchemos. Reflexionemos, pues, sin hacer separación alguna de razas, sobre el juicio que de la mujer tiene formado la mayoría de los hombres y hasta de algunas Maritornes de baja esfera, al mismo tiempo que a nosotras, las de la raza negra, se nos considera en las ultimas capas de ese infamante juicio”.
Tanto el color de la piel como la herencia étnica aun determinan la diferenciación de los descendientes de africanos, al no existir el mismo valor para todos, al menos llevado fehacientemente a la práctica.
No es casual en Cuba el fenómeno de las clasificaciones racistas. Por las más mínimas razones, han sido juzgados mal los negros y mestizos para hacerlos sentir inferiores.
No es una creación del socialismo, pero este sistema en Cuba, lejos de mejorar las relaciones raciales, se aísla del problema, lo invisibiliza y potencia la supuesta superioridad de unos hombres sobre otros.
Cuando la ONU ha llamado a combatir el racismo y todas las formas conexas de discriminación, cuando muchos países del mundo se aprestan a mejorar las vidas de sus connacionales y potenciarlos en su capacidad del reclamo cívico frente a las autoridades, Cuba es uno de los pocos países en el mundo, en que una Constitución inspirada en ideales personalistas niega el derecho de reclamarle al Estado y hacerlo pagar por sus abusos y violaciones contra la ciudadanía.
Los castigos y represalias que pesan en este momento sobre varios opositores negros pueden ser el ejemplo más irrebatible para comprobar cómo la raza y el color de la piel aun marcan las pautas del derecho en Cuba.
Damaris Moya Portieles, en Villa Clara, ha sufrido y sufre las más crueles violaciones a sus derechos, violaciones que van desde detenciones hasta golpizas por parte de la policía y la Seguridad del Estado por negarse a acatar las órdenes que le quieren imponer a la fuerza. Una digna opositora a la que quieren castigar no solo por el delito de estar en desacuerdo con el sistema, sino también por el color negro de su piel.
La petición fiscal contra los opositores Sonia Garro y Ramón
Muñoz es de diez y catorce años, respectivamente. La verdadera causa de su encarcelamiento son las manifestaciones, que a cielo abierto y sin miedo, han sido capaces de realizar, y que han acaparado la atención y el apoyo de muchos ciudadanos, que ven en ellos a personas que se atreven expresar todo lo que ellos quisieran reclamar.
Estos hechos involucran al Estado, a las cortes de justicia, a los jueces que no tienen autonomía, los comunicadores sociales, la policía…Todos guardan silencio para no perder sus privilegios.
Cuando la Patria es saqueada, deberían estar, cueste lo que cueste, al lado del pueblo, y no de un gobierno en el que ya muchos de ellos han dejado de creer.
El respeto hacia una raza que ha sufrido la esclavitud, la discriminación por siglos, la negación de los derechos más elementales, es recogido en la declaración final de la Conferencia
Mundial de Durban. A pesar de haber estado representado el gobierno cubano en dicha conferencia por su principal figura, esos derechos son violados permanentemente en Cuba.
Hay suficientes razones para poner al régimen castrista de cabeza ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Hay sobradas justificaciones para que un ejército que tuviese sentido de su deber de proteger las libertades ciudadanas, quebrantase las órdenes superiores y se plegara, de todo corazón, del lado de los únicos que en esta lucha por la democracia y la libertad de la Patria, son dignos de respeto y de ser escuchados más allá de las fronteras cubanas.
Teléfono: 053601217
Publicado por Primavera Digital, 10 de octubre del 2013,



martes, 8 de octubre de 2013

De un libro, de los negros y de la historia


Manuel Aguirre Lavarrere
          (Mackandal)
… No es de buenos ciudadanos, sino de histriones, el cubrirse con la máscara del optimismo cuando en lo privado se confiesan nuestros males o cuando a lo mejor se es en parte causante de ellos y que la gravedad consiste en que los vicios y defectos de la nación existan, no en que se analicen y que el ciudadano verdaderamente patriota no puede cerrar los ojos ante las lacras (…) sino que (…) el amor a su patria y su deseo de su progreso y mejoramiento le obligan a enfrentarse con máculas y defectos, para estudiarlos y remediarlos.
                                                                                Emilio Roig de Leuchsering .
Por su propio esfuerzo conquistó el pueblo cubano su independencia, Oficina del Historiador de la Habana, 1957, pág. 16. Esta conferencia fue leída el 11 de abril de 1924 en la Sociedad de Derecho Internacional
 El tema racial está de moda. Muchos, sin un conocimiento racional del problema, se montan en él cual si fuera una carroza; escriben, hablan y se manifiestan sobre un tema que no conocen. Pero no importa, el problema es estar. Da lo mismo que toquen la Chambelona o la Internacional, que vociferen la consigna de ¡seremos como el Che!, aunque miren hacia las bondades y oportunidades de derecho del imperio enemigo.
Este no es el caso de Tomás Fernández Robaina, quien por estos días acaba de presentar en la Casa de África, donde es miembro de su consejo científico, su última obra por encargo, El negro en Cuba. Colonia, República y Revolución.
El libro aborda desde distintos ángulos la problemática histórica del negro como uno de los dos principales componentes de la nación cubana.
Sin ser un libro espectacular al tocar algunos tópicos que ya han sido abordados por otros historiadores y especialistas de la afrocubanidad, logra innegables méritos al traer a sus páginas a figuras tan olvidadas y tan merecedoras de homenajes, como son los casos de Walterio Carbonell, Carlos Moore y Juan René Betancourt Bencomo, quienes después de tanta lucha por la igualdad fueron flagelados por una política de ordeno y mando que llega hasta nuestros días. Sólo esto bastaría para otorgarles, si existiera, el premio a la transparencia histórica.
Licenciado en educación científico-técnica por la Universidad de La Habana donde por años le fue negada la entrada producto de los prejuicios de una doctrina que lleva implícita la negación del mérito y los valores humanos, Fernández Robaina posee a su favor una amplia obra en cuanto al tema del negro en Cuba. Sin duda, los estudios cubanos deben mucho a su persistencia al sacar a la luz zonas de la realidad social que en muchos casos son echados al olvido, pero que hacen para quien se interese en abordar el fenómeno de la racialidad en Cuba, una manera de pensar y ver las cosas diferentes; y comprender como esta ha gravitado de forma persistente en los procesos de transculturación que formaron la
cultura nacional.
El haber tenido la oportunidad de viajar y vivir por largos períodos en otros países, da a este investigador las herramientas necesarias para realizar trabajos comparativos que sin duda marcan rompimientos en Cuba y América Latina.
Es bueno aclarar que en cuanto a los criterios de Fernández Robaina con respecto a la revolución castrista y el negro, estos no aguantarían un análisis riguroso. La discriminación contra negros y mulatos fue un flagelo de los gobiernos de la República, pero es un problema no resuelto por la revolución y que se mantiene en la actualidad, cuando la falta de voluntad política y de derechos, agudiza el conflicto en detrimento de los condenados históricos.
El libro de Fernández Robaina lleva implícito un modo diferente en cuanto al manejo de distintos mecanismos del inconsciente colectivo que dan las pautas para entender un poco mejor nuestra historia y la actual realidad.
Para Cuba actualidad
Publicado por Primavera Digital,26 de Septiembre 2013, Año 6, número291