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Manuel
Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
Movimiento
de Integración Racial Juan Gualberto Gómez
El
28 de febrero de 1889 escribía África Céspedes en la revista
Minerva:
“La
mujer negra sañudamente tratada por sus viles explotadores, viene
hoy a ser blanco más saliente a donde dirigen sus saetas envenenadas
aquellos mismos que más traficaran con su noble sangre en los
luctuosos días de esclavitud. Por eso, enervado nuestro espíritu
por el duro tratamiento de ayer y el torpe juicio de hoy, nos
preparamos a la defensa en el constante batallar porque estamos
pasando; y tal haremos hasta que se nos considere tal como somos, y
no tal como a cada artista pirata le ha parecido o convenido a sus
medrosos fines. ¿Nos invitáis a luchar? Pues luchemos.
Reflexionemos, pues, sin hacer separación alguna de razas, sobre el
juicio que de la mujer tiene formado la mayoría de los hombres y
hasta de algunas Maritornes de baja esfera, al mismo tiempo que a
nosotras, las de la raza negra, se nos considera en las ultimas capas
de ese infamante juicio”.
Tanto
el color de la piel como la herencia étnica aun determinan la
diferenciación de los descendientes de africanos, al no existir el
mismo valor para todos, al menos llevado fehacientemente a la
práctica.
No
es casual en Cuba el fenómeno de las clasificaciones racistas. Por
las más mínimas razones, han sido juzgados mal los negros y
mestizos para hacerlos sentir inferiores.
No
es una creación del socialismo, pero este sistema en Cuba, lejos de
mejorar las relaciones raciales, se aísla del problema, lo
invisibiliza y potencia la supuesta superioridad de unos hombres
sobre otros.
Cuando
la ONU ha llamado a combatir el racismo y todas las formas conexas de
discriminación, cuando muchos países del mundo se aprestan a
mejorar las vidas de sus connacionales y potenciarlos en su capacidad
del reclamo cívico frente a las autoridades, Cuba es uno de los
pocos países en el mundo, en que una Constitución inspirada en
ideales personalistas niega el derecho de reclamarle al Estado y
hacerlo pagar por sus abusos y violaciones contra la ciudadanía.
Los
castigos y represalias que pesan en este momento sobre varios
opositores negros pueden ser el ejemplo más irrebatible para
comprobar cómo la raza y el color de la piel aun marcan las pautas
del derecho en Cuba.
Damaris
Moya Portieles, en Villa Clara, ha sufrido y sufre las más crueles
violaciones a sus derechos, violaciones que van desde detenciones
hasta golpizas por parte de la policía y la Seguridad del Estado por
negarse a acatar las órdenes que le quieren imponer a la fuerza. Una
digna opositora a la que quieren castigar no solo por el delito de
estar en desacuerdo con el sistema, sino también por el color negro
de su piel.
La
petición fiscal contra los opositores Sonia Garro y Ramón
Muñoz
es de diez y catorce años, respectivamente. La verdadera causa de su
encarcelamiento son las manifestaciones, que a cielo abierto y sin
miedo, han sido capaces de realizar, y que han acaparado la atención
y el apoyo de muchos ciudadanos, que ven en ellos a personas que se
atreven expresar todo lo que ellos quisieran reclamar.
Estos
hechos involucran al Estado, a las cortes de justicia, a los jueces
que no tienen autonomía, los comunicadores sociales, la
policía…Todos guardan silencio para no perder sus privilegios.
Cuando
la Patria es saqueada, deberían estar, cueste lo que cueste, al lado
del pueblo, y no de un gobierno en el que ya muchos de ellos han
dejado de creer.
El
respeto hacia una raza que ha sufrido la esclavitud, la
discriminación por siglos, la negación de los derechos más
elementales, es recogido en la declaración final de la Conferencia
Mundial
de Durban. A pesar de haber estado representado el gobierno cubano en
dicha conferencia por su principal figura, esos derechos son violados
permanentemente en Cuba.
Hay
suficientes razones para poner al régimen castrista de cabeza ante
el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Hay
sobradas justificaciones para que un ejército que tuviese sentido de
su deber de proteger las libertades ciudadanas, quebrantase las
órdenes superiores y se plegara, de todo corazón, del lado de los
únicos que en esta lucha por la democracia y la libertad de la
Patria, son dignos de respeto y de ser escuchados más allá de las
fronteras cubanas.
Teléfono:
053601217
Publicado
por Primavera Digital, 10 de octubre del 2013,
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