Manuel
Aguirre Labarrere
(Mackandal)
En el año 1976 fue que las políticas culturales y educativas en
Cuba tomaron cuerpo en la Constitución y se definió la nación como un estado
pluriétnico y multicultural. Desde entonces, la antropología en sus distintas
ramificaciones, tales como la etnología, lo social o cultural, y los
comunicadores sociales, artistas, promotores culturales, psicólogos de
prestigio como la Dra., Patricia Ares, periodistas de aguda visón como José
Alejando Rodríguez, sociólogos, y funcionarios han puesto a consideración del
Estado sus conocimientos y sus experiencias de gestión al servicio del deseo
colectivo dentro de la multietnicidad y cultura cubana. Muchos han señalado la
brecha de desigualdad, tanto en el ámbito laboral como económico y educativo,
donde son los afrodescendientes los más desfavorecidos desde todo punto de
vista.
.Este fenómeno, ya visualizado en el Parlamento, sin que hasta el
momento se hayan implementado las acciones afirmativas necesarias para la
eliminación o disminución de las manifestaciones racistas, pone en evidencia el
alto nivel de prejuicio presente en
muchos de los parlamentarios cubanos, sean civiles o militares. En ellos la
idea de que el negro debe conformarse con lo que le den sin derecho al reclamo,
es algo acuñado desde la colonia y que se recicla hoy con mayor o menor grado
de efectividad.
Desde las dos últimas décadas del siglo pasado, los temas
relacionados con la identidad, la memoria histórica, la cultura o la etnicidad
han adquirido relevancia como nunca antes en la historia de Cuba, puesto que
dichos habían sido desdeñados particularmente por las ciencias políticas y por
la ideología socialista.
La dimensión cultural o étnica del conflicto era considerada como
una variable menor, puesto que hasta entonces el paradigma del análisis
enarbolaba la ausencia del Estado como doctrina fundamental del examen político
nacional. Sin embargo hoy, los asuntos étnicos y culturales se han convertido
en puntos imprescindibles cuando se trata de analizar la cuestión racial sin
que hasta el momento se hayan creado leyes y decretos que legislen la educación
y la cultura en nuestro país en cuanto al tema racial y los racismos.
Si bien la ley no obliga a nadie a dejar de ser racista, impone
derechos y obligaciones que tienen los legisladores para que un grupo étnico
deje de ser marginado.
A solo a treinta y ocho años de constituida la República, la
Constitución de 1940 dio pasos positivos en contra de la discriminación racial.
Para algunos activistas el tema racial se ha convertido en un modo
de vida, aunque se muestren como alfas y omegas de la racialidad,
palabra muy de moda para las cuestiones del racismo. Su único objetivo es
desacelerar la cuestión y minimizar sus efectos nocivos a fin de que no cunda
el pánico.
El prejuicio está tan presente que para combatirlo estamos
obligados a usar la palabra racismo.
Los que están en esa línea, más bien de modo oficialista y por
mandato, para justificar sin hacer nada el dinero que se les paga,
como Araac, el proyecto Aponte de la UNEAC, como en sus tiempos
Color cubano con Gisela Arandia como voz prima, son personas que no tienen una
conciencia racial y están sujetos a cánones y mandatos políticos verdaderamente
vergonzosos a los que se someten como tíos Tom.
No pasa igual con los activistas independientes, que defienden la
unidad racial de la nación. Son marginados y calificados como mercenarios,
apátridas, contrarrevolucionarios, negros mal agradecidos y blancos sucios,
quienes tienen una clara visión de lo que se juega en el país si persisten las
prácticas racistas, muchas veces toleradas o tenidas como bromas.
El Movimiento de Integración Racial “Juan Gualberto Gómez” y la
Cofradía de la Negritud que preside Norberto Mesa, aunque separadas por una
amplia brecha ideológica tienen la certeza que deben trabajar unidos para hacer
sentir al régimen que el problema del racismo en Cuba no se resuelve por falta
de voluntad política, y que es agudizado por la desigualdad y la exclusión
social.
Como decía la poetisa norteamericana Emily Dickinson: “Ignoramos
nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos de pie”.
Para Cuba actualidad: mal26755@gmail.com
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