miércoles, 22 de diciembre de 2010

Degradación del derecho

Degradación del derecho
Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
No hay que llamarse a cuento. Si bien la discriminación en Cuba enfoca sus principales componentes hacia la población negra de la Isla, no es menos cierto que la discriminación también puede focalizarse en el hecho mismo de la nacionalidad, es decir, el solo hecho de ser cubano, de haber nacido en Cuba y tener como ciudadanía la cubana, ya de por sí constituye un elemento nocivo para conseguir beneficios reales .Téngase en cuenta que en ningún lugar ni país del mundo ̶ y hago esta comparación dada la enfermiza manía que tiene el régimen cubano de comparar a Cuba con otros países, siempre a beneficio propio y a modo de propaganda comunista ̶ , los nacionales son inferiores a los extranjeros en el empoderamiento de credibilidad y derechos que vienen dados por el haber nacido.
En Cuba, cualquier extranjero de raza blanca, así sea un delincuente o narcotraficante buscado por la Interpool, tiene muchos más derechos y garantías ante los tribunales que el cubano más decente y preparado dentro de la ciudadanía. Y basta simplemente que el primero habra la boca en detrimento del segundo para de inmediato ser arrestado y encarcelado por las fuerzas represivas de régimen.
No es mentira. A poco más de una veintena de días me encontraba conversando con una ciudadana mexicana en el parque Víctor Hugo, en el mismo centro del Vedado. Nos sentamos y después de más de una hora de conversación me invitó a un café en el hotel Colina. Bastó solamente mi presencia para que dos policías de raza mestiza, que deben estar, si tienen vergüenza, avergonzados de su perrísimo proceder, a la vez que solo les basto la presencia de una extranjera en mi mesa para hacer de mi persona cuanto les vino en ganas, me echaran ojo, tal como si estuvieran buscando a un connotado delincuente. Realmente me insulté conmigo mismo y le dije a ella. Mira, ahí los tienes. De inmediato se me acercaron y sin previo saludo me pidieron identificación. No iba a ceder, estaba dispuesto a hacerles cobrar caro el atropello a mi integridad ciudadana. Pero les mostré el carnet de identidad, se apartaron unos pasos y llamaron a no sé donde cuando después de unos minutos de revisar mi carnet, anverso y reverso, me dijeron que tenía que acompañarlos. Les pregunté si se me acusaba de algo y que delito había cometido y hasta donde es capaz de llegar la inmunidad policial en este país cuando en plena vía pública y sin que conste infracción alguna, son capaz de detener y arrestar a un ciudadano por el solo echo de ser negro , porque de eso se trata, y no de otra cosa. Pues en Cuba ya es bien sabido que los estereotipos por el color de la piel prestigian o degradan. Y en el caso de los negros, somos la parte vulnerable, pues siempre se nos asocia a las prácticas más deshonestas, es decir, al robo y la prostitución entre tantas otras que no hacen otra cosa que agudizar el racismo institucionalizado y sembrar más y más el rechazo del negro dentro de la ciudadanía cubana.

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