Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
Los debates en torno al problema racial en Cuba jamás podrán ofrecer resultados concretos si antes no se activan los mecanismos que hacen prevalecer los valores auténticos del ser humano.
Estos valores tienen que partir de un desprendimiento consciente de la conducta intencional y racional que haga juego con la conciencia ciudadana, donde obligadamente entra en juego la voluntad política. Algo tan difícil en la Cuba actual que es casi imposible la solución de las prácticas racistas si solo parten de una conferencia partidista, ya a las puertas, donde se pretende, según los parlamentarios cubanos, poner en la guillotina el racismo heredado de otras épocas y mantenido hasta el presente.
Es una práctica que desfavorece a más de la mitad de la población cubana, al ser los negros y mestizos la mayoría de la población, aunque no sean pocos los que nieguen llevar el negro detrás de la oreja. Quien lo dude, que se someta a una prueba de ADN, para que vea el susto que va a llevar.
Los problemas raciales en Cuba han carecido siempre de voluntad política. Nunca fueron resueltos, ni en las guerras de independencia, ni al constituirse la República en 1902 ni con el triunfo del castrismo en 1959, donde más bien el negro y el mestizo son utilizados como tropa de choque siempre que sea conveniente al régimen, para dar la fantasmagórica visión de una igualdad ciudadana, que es falsa y tergiversadora.
Al racismo de los que desprecian al negro por creerse superiores o elegidos por el color blanco de la piel, hay que bajarles los humos con la verdad y la historia, y con un orgullo y dignidad ciudadana a prueba de bala. Sólo un movimiento cívico de negros, mestizos y blancos no racistas, dará un sentido razonable a la conquista de los objetivos, para favorecer el progreso y la autoestima encaminada a la autodeterminación política, sin bridas ni orejeras.
Una dignidad que exija, sin miedo ni miramiento alguno, el reconocimiento pleno de sus derechos, de todos sus derechos. Enfocada también y principalmente, contra ese complejo político represivo que se llama poder, y que a los negros y mestizos en Cuba los denigra como seres humanos.
Publicado por APLP, 19 de enero de 2012
martes, 31 de enero de 2012
jueves, 19 de enero de 2012
Racismo desde la cultura
Por: Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
Recortar las orejas al mulo, no le hace caballo
José Martí
El tema del racismo por finllegó a los debates que a finales de diciembre se sucedieron en el parlamentocubano. Varios parlamentarios, incluso el presidente de la Asamblea Nacional,Ricardo Alarcón de Quesada, han hecho referencia a las prácticas racistas y dediscriminación que todavía subsisten en el accionar y la conciencia de un númeromayoritario de personas tenidas como de raza blanca. Digo tenidas pues como bien lo planteó Gustavo E. Urrutia, en Cuba es blanco todo el que no parece negro.
La cultura juega un papel fundamental en esta lucha antidiscriminatoria. Pero de la cultura se habla sin tener en cuenta que es precisamente desde la cultura donde germina y crece el rechazo al negro y al mestizo en Cuba.
Este rechazo está presente en la historia impartida hoy en los centros docentes del país, donde los negros son invisibles o quedan siempre como segundones. En el desprecio con el que se asume, incluso por estudiosos, la religión afrocubana y la literatura de temática negra. Está presente en las fuerzas armadas y el Consejo de Estado; en la educación que muchas veces reciben los hijos de algunos altos funcionarios, a los que se les puede llamar niños bien, aunque sus padres sean delincuentes de cuello blanco.
Pasa lo mismo con los medios audiovisuales. En el caso de la televisión, bastaría con sólo señalar el serial Los pequeños campeones, una puesta racista, pues donde debió primar el concepto multirracial, como lo son en realidad el deporte y la nación cubana, excluyó a los niños negros y mestizos, y presentó sólo chicos blancos.
Este accionar de productores y directores de los medios, con el Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista a la cabeza, ha convertido el audiovisual cubano en una herramienta de poder panfletario de un egocentrismo repugnante.
Aquellos que se denominan dirigentes revolucionarios, muchos investidos de parlamentarios, gracias a esa doble moral que caracteriza a las dictaduras y en la cual son expertos, seguidos por un séquito poblacional que, a pesar de ser componentes de lo que Ortiz denominara ajiaco cubano, echan al negro fuera de la cazuela.
Durante muchos años, el negro fue un luchador incansable por sus derechos. Supo, desde los centros de instrucción y recreo y desde las sociedades negras, alzar su voz contra el indecoro público de los gobiernos de turno. Hoy, esa lucha heredada de nuestros predecesores encierra el reconocimiento merecido al aporte de negros y mestizos en todos los campos de la vida nacional. Constituye un estímulo para seguir adelante, dando lo mejor, enfrascados en esta batalla contra un gobierno que no cesa de discriminarnos, y para demostrar a las presentes y futuras generaciones que sólo con lucha y el reclamo de nuestros derechos podremos alcanzar la igualdad y ser tomado en cuenta.
Publicado por APLP, 12 de enero de 2012
(Mackandal)
Recortar las orejas al mulo, no le hace caballo
José Martí
El tema del racismo por finllegó a los debates que a finales de diciembre se sucedieron en el parlamentocubano. Varios parlamentarios, incluso el presidente de la Asamblea Nacional,Ricardo Alarcón de Quesada, han hecho referencia a las prácticas racistas y dediscriminación que todavía subsisten en el accionar y la conciencia de un númeromayoritario de personas tenidas como de raza blanca. Digo tenidas pues como bien lo planteó Gustavo E. Urrutia, en Cuba es blanco todo el que no parece negro.
La cultura juega un papel fundamental en esta lucha antidiscriminatoria. Pero de la cultura se habla sin tener en cuenta que es precisamente desde la cultura donde germina y crece el rechazo al negro y al mestizo en Cuba.
Este rechazo está presente en la historia impartida hoy en los centros docentes del país, donde los negros son invisibles o quedan siempre como segundones. En el desprecio con el que se asume, incluso por estudiosos, la religión afrocubana y la literatura de temática negra. Está presente en las fuerzas armadas y el Consejo de Estado; en la educación que muchas veces reciben los hijos de algunos altos funcionarios, a los que se les puede llamar niños bien, aunque sus padres sean delincuentes de cuello blanco.
Pasa lo mismo con los medios audiovisuales. En el caso de la televisión, bastaría con sólo señalar el serial Los pequeños campeones, una puesta racista, pues donde debió primar el concepto multirracial, como lo son en realidad el deporte y la nación cubana, excluyó a los niños negros y mestizos, y presentó sólo chicos blancos.
Este accionar de productores y directores de los medios, con el Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista a la cabeza, ha convertido el audiovisual cubano en una herramienta de poder panfletario de un egocentrismo repugnante.
Aquellos que se denominan dirigentes revolucionarios, muchos investidos de parlamentarios, gracias a esa doble moral que caracteriza a las dictaduras y en la cual son expertos, seguidos por un séquito poblacional que, a pesar de ser componentes de lo que Ortiz denominara ajiaco cubano, echan al negro fuera de la cazuela.
Durante muchos años, el negro fue un luchador incansable por sus derechos. Supo, desde los centros de instrucción y recreo y desde las sociedades negras, alzar su voz contra el indecoro público de los gobiernos de turno. Hoy, esa lucha heredada de nuestros predecesores encierra el reconocimiento merecido al aporte de negros y mestizos en todos los campos de la vida nacional. Constituye un estímulo para seguir adelante, dando lo mejor, enfrascados en esta batalla contra un gobierno que no cesa de discriminarnos, y para demostrar a las presentes y futuras generaciones que sólo con lucha y el reclamo de nuestros derechos podremos alcanzar la igualdad y ser tomado en cuenta.
Publicado por APLP, 12 de enero de 2012
jueves, 12 de enero de 2012
El que sabe lo que da, no vive del susto.
Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
La cobardía no es la única ciencia. La ciencia está en conocer la
oportunidad y aprovecharla: en hacer lo que conviene a nuestro
pueblo, con sacrificio de nuestras personas; y no en hacer lo que
conviene a nuestras personas, con sacrificio de nuestro pueblo. O
se habla lo que está en el país, o se deja al país que hable.
José Martí
Uno de los acuerdos más esperados por la mayor parte del pueblo cubano y por el que continúan las apuestas, es la reforma migratoria. Esto quedó frustrado en el discurso de clausura de Raúl Castro en el VIII periodo ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento cubano) Con ello se muestra la poca voluntad del régimen para conceder a la ciudadanía un reclamo popular que no es dádiva ni regalía; es un derecho natural que los gobiernos están obligados a garantizar.
Si, como dijo el propio Raúl Castro, la fortaleza de la Revolución y la ideología del pueblo en torno al partido único son inquebrantables, entonces, ¿a qué le temen?
Es un hecho que desde la fundación de la República, en 1902, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos pudieron ser mejores. Pero no se puede seguir con una historia que en su momento de gestación nació controvertida, tanto por la poca habilidad de Estados Unidos como por la brutalidad y cobardía de los principales conductores de la nación cubana.
La controversia entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba es un asunto que no necesariamente tiene que involucrar a la ciudadanía, porque esta no es causante ni cómplice de las marañas gubernamentales.
De no aprobarse la reforma migratoria en la conferencia nacional del Partido Comunista que tendrá lugar en enero de 2012, la cantidad de salidas ilegales seguirá en aumento y la nación se verá privada de una parte considerable de la población, que seguirá en gestiones de obtener otra ciudadanía, cualquiera menos la cubana.
Este fenómeno, junto al inmovilismo político y el descrédito que sufre el régimen – según la opinión generalizada del pueblo –, son muestras palpables del desespero ciudadano y una forma de oposición pacífica, aun cuando el régimen diga lo contrario.
Publicado por APLP, 5 DE ENERO DE 2012
(Mackandal)
La cobardía no es la única ciencia. La ciencia está en conocer la
oportunidad y aprovecharla: en hacer lo que conviene a nuestro
pueblo, con sacrificio de nuestras personas; y no en hacer lo que
conviene a nuestras personas, con sacrificio de nuestro pueblo. O
se habla lo que está en el país, o se deja al país que hable.
José Martí
Uno de los acuerdos más esperados por la mayor parte del pueblo cubano y por el que continúan las apuestas, es la reforma migratoria. Esto quedó frustrado en el discurso de clausura de Raúl Castro en el VIII periodo ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento cubano) Con ello se muestra la poca voluntad del régimen para conceder a la ciudadanía un reclamo popular que no es dádiva ni regalía; es un derecho natural que los gobiernos están obligados a garantizar.
Si, como dijo el propio Raúl Castro, la fortaleza de la Revolución y la ideología del pueblo en torno al partido único son inquebrantables, entonces, ¿a qué le temen?
Es un hecho que desde la fundación de la República, en 1902, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos pudieron ser mejores. Pero no se puede seguir con una historia que en su momento de gestación nació controvertida, tanto por la poca habilidad de Estados Unidos como por la brutalidad y cobardía de los principales conductores de la nación cubana.
La controversia entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba es un asunto que no necesariamente tiene que involucrar a la ciudadanía, porque esta no es causante ni cómplice de las marañas gubernamentales.
De no aprobarse la reforma migratoria en la conferencia nacional del Partido Comunista que tendrá lugar en enero de 2012, la cantidad de salidas ilegales seguirá en aumento y la nación se verá privada de una parte considerable de la población, que seguirá en gestiones de obtener otra ciudadanía, cualquiera menos la cubana.
Este fenómeno, junto al inmovilismo político y el descrédito que sufre el régimen – según la opinión generalizada del pueblo –, son muestras palpables del desespero ciudadano y una forma de oposición pacífica, aun cuando el régimen diga lo contrario.
Publicado por APLP, 5 DE ENERO DE 2012
jueves, 29 de diciembre de 2011
Razones suficientes,.
Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
El problema racial ha sido la causa fundamental del fracaso de todo proyecto de nación en Cuba.
Quedó demostrado en el fracaso de la guerra independentista contra España. No hay un solo pueblo en América que haya peleado tanto y durante tantos años para no ganar. Fue el problema racial, más que la escasez de armamento y comida, lo que impidió el triunfo mambí.
Muchos de los altos oficiales del Ejército Libertador fueron los que más tarde se convirtieron en los grandes terratenientes del país. Entre ellos no hubo uno sólo negro o mestizo. Fueron más tarde los encargados de continuar la discriminación contra el negro y el mulato en Cuba. Algunos participaron en una triste parte de la historia patria: la masacre de negros y mestizos en 1912.
No es de asombrarse. Muertos Martí y Maceo, ya se les allanaba el camino para dar rienda suelta a sus ínfulas de poder y sus instintos racistas.
Hay una muy visible ingratitud implícita en el carácter psicosocial del pensamiento racista cubano.
No debemos sorprendernos cuando en un tiempo cada día más cercano, se desmorone, para el bien de todos, el engendro político que hoy tuberculiza a la nación en pleno, y veamos entonces a los nuevos ricos salidos de las mismas filas que hoy oprimen el derecho y la diversidad ciudadana, tratar de adueñarse del país.
Apresurados y nerviosos, arrojarán a la hoguera sus documentos del Partido y la Juventud Comunista, y tratarán de reconciliarse con los que hoy tanto hacen sufrir, por seguir, sin criterio propio ni autoestima, las órdenes de un grupúsculo de irresponsables, duchos en infundir el terror al estilo estalinista.
El afrocubano, como todo cubano digno y con sentido de pertenencia, sabrá reclamar sus
derechos. Sabe de antemano que los defenestrados del futuro inmediato, tratarán de continuar como hasta ahora y que por medio del chantaje y el dinero, presionarán para mantener este segmento de la población en el basurero del entramado social cubano.
No dejarlos llegar es lo correcto. Para enfrentarlos y desacreditarlos ante el pueblo y la memoria de la nación, hay razones más que suficientes
Publicado por APLP, 22 de diciembre de 2011.
(Mackandal)
El problema racial ha sido la causa fundamental del fracaso de todo proyecto de nación en Cuba.
Quedó demostrado en el fracaso de la guerra independentista contra España. No hay un solo pueblo en América que haya peleado tanto y durante tantos años para no ganar. Fue el problema racial, más que la escasez de armamento y comida, lo que impidió el triunfo mambí.
Muchos de los altos oficiales del Ejército Libertador fueron los que más tarde se convirtieron en los grandes terratenientes del país. Entre ellos no hubo uno sólo negro o mestizo. Fueron más tarde los encargados de continuar la discriminación contra el negro y el mulato en Cuba. Algunos participaron en una triste parte de la historia patria: la masacre de negros y mestizos en 1912.
No es de asombrarse. Muertos Martí y Maceo, ya se les allanaba el camino para dar rienda suelta a sus ínfulas de poder y sus instintos racistas.
Hay una muy visible ingratitud implícita en el carácter psicosocial del pensamiento racista cubano.
No debemos sorprendernos cuando en un tiempo cada día más cercano, se desmorone, para el bien de todos, el engendro político que hoy tuberculiza a la nación en pleno, y veamos entonces a los nuevos ricos salidos de las mismas filas que hoy oprimen el derecho y la diversidad ciudadana, tratar de adueñarse del país.
Apresurados y nerviosos, arrojarán a la hoguera sus documentos del Partido y la Juventud Comunista, y tratarán de reconciliarse con los que hoy tanto hacen sufrir, por seguir, sin criterio propio ni autoestima, las órdenes de un grupúsculo de irresponsables, duchos en infundir el terror al estilo estalinista.
El afrocubano, como todo cubano digno y con sentido de pertenencia, sabrá reclamar sus
derechos. Sabe de antemano que los defenestrados del futuro inmediato, tratarán de continuar como hasta ahora y que por medio del chantaje y el dinero, presionarán para mantener este segmento de la población en el basurero del entramado social cubano.
No dejarlos llegar es lo correcto. Para enfrentarlos y desacreditarlos ante el pueblo y la memoria de la nación, hay razones más que suficientes
Publicado por APLP, 22 de diciembre de 2011.
martes, 20 de diciembre de 2011
Las dos mitades del racismo.
Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
Y si sabemos unos y otros aprovechar las tristes lecciones de este
presente, que será el pasado de mañana, todo lo demás que sea
bueno, honrado y justo, vendrá por añadidura.
José Martí
El término racismo es aplicable fundamentalmente a las poblaciones humanas. Dentro de la categoría raza, se encuentran dos vertientes fundamentales de las que derivan todas las demás: el racismo económico y el racismo político, con respecto a las relaciones socioculturales y a las relaciones de grupos de distintas etnias o color de la piel.
En Cuba han tenido lugar y sostén estas dos mitades del racismo. Una, sobre el control económico en manos de una minoría elitista blanca, y la segunda, para marcar las diferencias entre los distintos grupos que cohabitan en igual territorio pero con diferentes oportunidades.
Estas diferencias hacen prevalecer en el grupo dominante un sentimiento de descrédito hacia el otro, tendiente a minimizar su importancia como ente social, bien por sus rasgos físicos o por su cultura. Por medio de su poder económico, hegemoniza el poder político.
Son aspectos encontrados en cualquier sociedad, ya que se trata de un problema de diferenciación global y no fragmentario.
En Cuba existe la .barrera del oportunismo y del rechazo a todo lo que no sea blanco y es una quimera el concepto de igualdad ciudadana.
En la conspiración que sucedió a la de Aponte, la de La Escalera, en 1844, fue llevado al patíbulo uno de los grandes vates de la lírica cubana, Plácido.
La masacre de negros y mestizos en 1912 dio un sostenido testimonio de una realidad que cambió poco con la independencia.
Las masacres de negros en 1844 y 1912 llevaban como idea principal el aniquilamiento, no solo de hombres y mujeres de este grupo étnico, sino el freno definitivo de un pensamiento
diferente, y el acceso a la economía, para evitar una clase media negra. Aunque años después los negros pudieron lograr algunos escaños, ello no constituyó un verdadero despegue de los
afrodescendientes en materia económica y política.
La Cuba de hoy constituye la copia al carbón y multiplicada de ese pensamiento antinegro, focalizado principalmente en el grupo de poder antidemocrático, que por su carácter totalitario ejerce su soberanía como estado hacia el resto de la población, carente de los más elementales derechos ciudadanos.
Se trata entonces de una independencia sin democracia ni soberanía ciudadana, pero no sólo hacia el negro, sólo que éste es el que más sufre debido a su pasado como objeto y no como ser humano. En el presente, no pocas veces se revierte en esclavo sexual y correveidile del poder político.
La riqueza del pueblo cubano se encuentra bajo el control hegemónico de un régimen totalitario, despilfarrador y por herencia racista, dueño
absoluto del poder económico y político, donde los medios de comunicación social, como la televisión, la radio y los órganos de prensa, son controlados ferozmente.
Al negro se le recuerda su inferioridad. El sometimiento al poder debe verlo como muestra de agradecimiento. Mientras, el régimen, mediante un inmediato trabajo de control psicológico, mantiene el poder y las riquezas, propiedad de un pueblo multirracial, que sufre la aberrante malversación de sus derechos.
Publicado por APLP, 24 de noviembre de 2011
(Mackandal)
Y si sabemos unos y otros aprovechar las tristes lecciones de este
presente, que será el pasado de mañana, todo lo demás que sea
bueno, honrado y justo, vendrá por añadidura.
José Martí
El término racismo es aplicable fundamentalmente a las poblaciones humanas. Dentro de la categoría raza, se encuentran dos vertientes fundamentales de las que derivan todas las demás: el racismo económico y el racismo político, con respecto a las relaciones socioculturales y a las relaciones de grupos de distintas etnias o color de la piel.
En Cuba han tenido lugar y sostén estas dos mitades del racismo. Una, sobre el control económico en manos de una minoría elitista blanca, y la segunda, para marcar las diferencias entre los distintos grupos que cohabitan en igual territorio pero con diferentes oportunidades.
Estas diferencias hacen prevalecer en el grupo dominante un sentimiento de descrédito hacia el otro, tendiente a minimizar su importancia como ente social, bien por sus rasgos físicos o por su cultura. Por medio de su poder económico, hegemoniza el poder político.
Son aspectos encontrados en cualquier sociedad, ya que se trata de un problema de diferenciación global y no fragmentario.
En Cuba existe la .barrera del oportunismo y del rechazo a todo lo que no sea blanco y es una quimera el concepto de igualdad ciudadana.
En la conspiración que sucedió a la de Aponte, la de La Escalera, en 1844, fue llevado al patíbulo uno de los grandes vates de la lírica cubana, Plácido.
La masacre de negros y mestizos en 1912 dio un sostenido testimonio de una realidad que cambió poco con la independencia.
Las masacres de negros en 1844 y 1912 llevaban como idea principal el aniquilamiento, no solo de hombres y mujeres de este grupo étnico, sino el freno definitivo de un pensamiento
diferente, y el acceso a la economía, para evitar una clase media negra. Aunque años después los negros pudieron lograr algunos escaños, ello no constituyó un verdadero despegue de los
afrodescendientes en materia económica y política.
La Cuba de hoy constituye la copia al carbón y multiplicada de ese pensamiento antinegro, focalizado principalmente en el grupo de poder antidemocrático, que por su carácter totalitario ejerce su soberanía como estado hacia el resto de la población, carente de los más elementales derechos ciudadanos.
Se trata entonces de una independencia sin democracia ni soberanía ciudadana, pero no sólo hacia el negro, sólo que éste es el que más sufre debido a su pasado como objeto y no como ser humano. En el presente, no pocas veces se revierte en esclavo sexual y correveidile del poder político.
La riqueza del pueblo cubano se encuentra bajo el control hegemónico de un régimen totalitario, despilfarrador y por herencia racista, dueño
absoluto del poder económico y político, donde los medios de comunicación social, como la televisión, la radio y los órganos de prensa, son controlados ferozmente.
Al negro se le recuerda su inferioridad. El sometimiento al poder debe verlo como muestra de agradecimiento. Mientras, el régimen, mediante un inmediato trabajo de control psicológico, mantiene el poder y las riquezas, propiedad de un pueblo multirracial, que sufre la aberrante malversación de sus derechos.
Publicado por APLP, 24 de noviembre de 2011
martes, 13 de diciembre de 2011
El Partido Liberal Autonomista
Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
El Partido Liberal Autonomista, Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)
Guanajay, Artemisa, 1ro de diciembre de 2011 (PD)
Creado en 1878, los propósitos de inclusión ciudadana del Partido Liberal Autonomista sólo son comparables con las bases programáticas de los Independientes de Color, surgidos a la luz pública casi treinta años después, en 1908.
Lo que luego fue el Partido Liberal Autonomista se constituyó el 25 de julio de 1878 como comité gestor de la Junta Central del
Partido Liberal, para buscar, por medio de la lucha no violenta y mediante leyes, la separación paulatina de Cuba de España y
lograr la plena autonomía de la Isla
.
Nacido bajo el nombre de Unión Constitucional, adoptó definitivamente el nombre de Partido Liberal Autonomista durante la Junta Magna de
1879.
.
Mientras que algunos aprobaban la abolición de la esclavitud con indemnización para los dueños de esclavos, los autonomistas optaron por la abolición sin indemnización, por constituir ésta una forma visible y concatenada de explotación y servidumbre.
La legislatura de 1885 no sólo incluía la abolición de la esclavitud, sino también el análisis de la ley electoral vigente.
El proyecto de inclusión de los autonomistas y sus propuestas de nación, nada despreciables, hacen pensar en una Cuba que no estaba preparada para llevar adelante un programa tan avanzado, dados los prejuicios imperantes
.
De haber triunfado el autonomismo, Cuba se hubiera librado de tantas guerras inútiles, donde se perdió todo sin triunfo para ninguno de los bandos en pugna. Se hubiera librado de la Enmienda
Platt, de politiqueros de bochinches y de caudillismos estériles, incluido el castrismo.
Publicado por APLP,1ro de diciembre de 2011
(Mackandal)
El Partido Liberal Autonomista, Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)
Guanajay, Artemisa, 1ro de diciembre de 2011 (PD)
Creado en 1878, los propósitos de inclusión ciudadana del Partido Liberal Autonomista sólo son comparables con las bases programáticas de los Independientes de Color, surgidos a la luz pública casi treinta años después, en 1908.
Lo que luego fue el Partido Liberal Autonomista se constituyó el 25 de julio de 1878 como comité gestor de la Junta Central del
Partido Liberal, para buscar, por medio de la lucha no violenta y mediante leyes, la separación paulatina de Cuba de España y
lograr la plena autonomía de la Isla
.
Nacido bajo el nombre de Unión Constitucional, adoptó definitivamente el nombre de Partido Liberal Autonomista durante la Junta Magna de
1879.
.
Mientras que algunos aprobaban la abolición de la esclavitud con indemnización para los dueños de esclavos, los autonomistas optaron por la abolición sin indemnización, por constituir ésta una forma visible y concatenada de explotación y servidumbre.
La legislatura de 1885 no sólo incluía la abolición de la esclavitud, sino también el análisis de la ley electoral vigente.
El proyecto de inclusión de los autonomistas y sus propuestas de nación, nada despreciables, hacen pensar en una Cuba que no estaba preparada para llevar adelante un programa tan avanzado, dados los prejuicios imperantes
.
De haber triunfado el autonomismo, Cuba se hubiera librado de tantas guerras inútiles, donde se perdió todo sin triunfo para ninguno de los bandos en pugna. Se hubiera librado de la Enmienda
Platt, de politiqueros de bochinches y de caudillismos estériles, incluido el castrismo.
Publicado por APLP,1ro de diciembre de 2011
martes, 29 de noviembre de 2011
Entre dictadura y democracia
Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)
Debe estar triste el corazón de quien ayuda a oprimir a los hombres.
José Martí
La situación actual de los negros en Cuba no debe definirse entre capitalismo
o comunismo. Quizás como no respondo a ningún partido ni color político por humano que parezca, veo este dilema desde otro ángulo: desde el punto de vista ciudadano y desde los conceptos de raza y poder.
El problema negro en Cuba, su futuro, cuestionamientos y soluciones, habrá que analizarlo entre dictadura y democracia. Ellas son las vertientes fundamentales para el análisis de un problema social, por engorroso que parezca.
El capitalismo en su estado natural no es justo para el enfrentamiento de las diferencias sociales. Pero ha cambiado, y de tal forma que lo que pudiera catalogarse, en el contexto de Latinoamérica, como capitalismo parasitario, ya pasó a la historia.
Ahora existe una democracia participativa, amén de errores y bochinches delincuenciales, que pujan por el mejoramiento de su población donde quiera que tenga lugar, como son los casos de Perú, Argentina y Brasil, entre los más destacados con respecto al mejoramiento de la vida ciudadana.
Y es que sin capitalismo es imposible el desarrollo del mundo. Todo es capitalismo. El socialismo lo es también, porque no es otra cosa que el capital socializado, aunque raramente lleva a feliz término sus proyectos.
Los cubanos, blancos y negros, tenemos sobradas memorias de lo que ha significado para la nación la implantación de de un sistema sin arraigo
propio en la conciencia ciudadana. Porque no se trata solamente del daño que le ha hecho a la nación desde el punto de vista económico. Es también el daño que se les ha hecho a las personas, a la psiquis del ciudadano durante muchos años.
Y ahí precisamente es donde el cubano negro y mestizo se encuentra indefenso, desarmado y sin un camino cierto. Teme a todo lo que venga de la voz oficial, lo cree mayormente y muere sin alcanzar nada.
Eso lo provoca el totalitarismo. Es su herramienta de poder más sofisticada, usada contra el mismo pueblo, con el único fin de la ambición de mando y el saqueo del tesoro público.
La mentalidad racista de rechazo y miedo al negro fue favorecida por la crisis de los noventa. Es hoy el negro el que menos emigra, por ende está sometido a la negación de empleo y sujeto a constituir el mayor por ciento en las cárceles por delitos comunes. Es el más sospechoso ante los ojos de la policía, ya que el color de la piel es un estigma para la visión oficialista. Lleva como espada de Damocles, la desgracia de estar en el nivel más bajo respecto al componente étnico de la nación cubana.
La lucha contra el racismo y la exclusión de género y raza, tiene necesariamente que concatenarse con las ideas democráticas del mundo. Para que Cuba sea realmente soberana y se apegue fielmente a los derechos fundamentales de la persona humana, no pueden los negros y mestizos creer en las promesas de un régimen que ha dado muestras más que suficientes, de ser racista y manipulador de la mentalidad ciudadana.
Debe estar triste el corazón de quien ayuda a oprimir a los hombres.
José Martí
La situación actual de los negros en Cuba no debe definirse entre capitalismo
o comunismo. Quizás como no respondo a ningún partido ni color político por humano que parezca, veo este dilema desde otro ángulo: desde el punto de vista ciudadano y desde los conceptos de raza y poder.
El problema negro en Cuba, su futuro, cuestionamientos y soluciones, habrá que analizarlo entre dictadura y democracia. Ellas son las vertientes fundamentales para el análisis de un problema social, por engorroso que parezca.
El capitalismo en su estado natural no es justo para el enfrentamiento de las diferencias sociales. Pero ha cambiado, y de tal forma que lo que pudiera catalogarse, en el contexto de Latinoamérica, como capitalismo parasitario, ya pasó a la historia.
Ahora existe una democracia participativa, amén de errores y bochinches delincuenciales, que pujan por el mejoramiento de su población donde quiera que tenga lugar, como son los casos de Perú, Argentina y Brasil, entre los más destacados con respecto al mejoramiento de la vida ciudadana.
Y es que sin capitalismo es imposible el desarrollo del mundo. Todo es capitalismo. El socialismo lo es también, porque no es otra cosa que el capital socializado, aunque raramente lleva a feliz término sus proyectos.
Los cubanos, blancos y negros, tenemos sobradas memorias de lo que ha significado para la nación la implantación de de un sistema sin arraigo
propio en la conciencia ciudadana. Porque no se trata solamente del daño que le ha hecho a la nación desde el punto de vista económico. Es también el daño que se les ha hecho a las personas, a la psiquis del ciudadano durante muchos años.
Y ahí precisamente es donde el cubano negro y mestizo se encuentra indefenso, desarmado y sin un camino cierto. Teme a todo lo que venga de la voz oficial, lo cree mayormente y muere sin alcanzar nada.
Eso lo provoca el totalitarismo. Es su herramienta de poder más sofisticada, usada contra el mismo pueblo, con el único fin de la ambición de mando y el saqueo del tesoro público.
La mentalidad racista de rechazo y miedo al negro fue favorecida por la crisis de los noventa. Es hoy el negro el que menos emigra, por ende está sometido a la negación de empleo y sujeto a constituir el mayor por ciento en las cárceles por delitos comunes. Es el más sospechoso ante los ojos de la policía, ya que el color de la piel es un estigma para la visión oficialista. Lleva como espada de Damocles, la desgracia de estar en el nivel más bajo respecto al componente étnico de la nación cubana.
La lucha contra el racismo y la exclusión de género y raza, tiene necesariamente que concatenarse con las ideas democráticas del mundo. Para que Cuba sea realmente soberana y se apegue fielmente a los derechos fundamentales de la persona humana, no pueden los negros y mestizos creer en las promesas de un régimen que ha dado muestras más que suficientes, de ser racista y manipulador de la mentalidad ciudadana.

Foto: Marcelo López
Publicado por APLP, 10 de noviembre de 2011,
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