lunes, 6 de mayo de 2019

Los cabellos al viento



Por Manuel Aguirre Labarere
(Mackandal)


En el camino hacia la reivindicación de la identidad negra y su cultura; frente a la dominación de la cultura francesa opresora que servía al colonialismo francés, surge una corriente literaria entre los escritores negros francófonos, conocida como la “negritud” (en francés Négritude).
En septiembre de 1934, Aimé Fernand David Césaire, gran intelectual martiniqueño, escritor, dramaturgo, y poeta; reconocido como una de las figuras fundamentales de la poesía moderna en lengua francesa, y el creador del concepto de negritud, líder comprometido en la lucha de los negros, hombre político, (elegido Alcalde de la capital de la isla, Fort-de-France y diputado a la Asamblea Nacional por Martinica) funda el periódico L'étudiant noir (El estudiante negro). En cuyas páginas aparecerá por primera vez el término "Negritud". Ello tuvo lugar un día en la plaza de la Sorbonne en que Césaire le dijo a Senghor: “Hace falta que afirmemos nuestra negritud”. La revista sirvió de base para la fundación de este movimiento.
Junto a Césaire en la fundación de la revista se distinguen otros estudiantes de las Antillas, de Guayana y africanos entre los que figuran Léon Gontran Damas de Guayana Francesa, poeta y político francés, elegido para la Asamblea Nacional de Francia como diputado de Guayana, viajó y enseñó en diferentes partes del mundo, incluyendo África, los Estados Unidos, Latinoamérica y el Caribe, la Universidad de Georgetown y la Universidad Howard, contribuyó como editor de la revista Présence africaine, y como consejero y delegado de la UNESCO.
Se distingue también el senegalés Léopold Sédar Senghor, poeta que llegó a la Jefatura del Estado de Senegal, miembro de la Academia francesa, catedrático de gramática, ensayista, político, primer profesor de la raza negra que impartió clases de lengua francesa en Francia. Su poesía, esencialmente simbolista, fundada en el canto de la palabra encantatoria, se construye sobre la esperanza de crear una «civilización de lo universal» que una las tradiciones por encima de sus diferencias. Senghor opinaba que el lenguaje simbólico de la poesía podía constituir la base de este proyecto. Otro senegalés, Birago Diop, también formó parte de los fundadores. Con carrera diplomática, fue escritor e investigador sobre literatura tradicional africana.
Se considera, en general, a René Maran, escritor francés, originario de la Guayana Francesa, (autor de Batouala), precursor de la negritud. Su obra describe los abusos del colonialismo a pesar de sentirse francés. Fue el primer negro que ganó el premio Goncourt en 1921 con su novela Batuala.
El término Negritud, que fue ideado por Césaire, como reacción a la opresión cultural del sistema o Colonialismo francés, tiene como objetivo, por una parte rechazar el proyecto francés de asimilación cultural y por la otra fomentar la cultura africana, subestimada por el racismo surgido de la ideología colonialista.
Uno de los aportes del concepto creado por Césaire, fue su participación en las luchas contra el colonialismo y el racismo y como político, fue alcalde de la capital de Martinica, durante 56 años, hasta el 2001; fue fundador del Partido Progresista Martiniqueño y lo presidió hasta 2005. La política cultural de Aimé Césaire se simboliza con la creación del Servicio Municipal de Acción Cultural (SERMAC), y a través de talleres de arte popular (baile, artesanía, música) y el prestigioso festival de Fort-de-France.
Según Senghor, la negritud es el conjunto de valores culturales de África negra. Para Césaire, esta palabra designa en primer lugar el rechazo. Rechazo ante la asimilación cultural; rechazo de una determinada imagen del negro tranquilo, incapaz de construir una civilización. Lo cultural está por encima de lo político.
A continuación, algunos escritores negros o criollos criticaron el concepto; al considerar que era demasiado simplificador: El tigre no declara su tigritud. Salta sobre su presa y la devora, según el escritor africano Wole Soyinka. El propio Césaire se apartó del término al considerarlo casi racista.
El nacimiento de este concepto y el de la revista Présence Africaine (1947) logró de modo simultáneo en Dakar y París reunir a jóvenes intelectuales negros de todas partes del mundo e intelectuales franceses como Jean Paul Sartre. Y fue, a su vez, gracias al apoyo de éste conjuntamente con Breton, como Césaire alcanzó prestigio y reconocimiento como poeta e intelectual.
La negritud de una u otra manera es un movimiento de exaltación de los valores culturales de los pueblos negros. Es la base ideológica que impulsaría el movimiento independentista en África.
Creo que la “negritud”, en el sentido que le dieron estos intelectuales y escritores, no es un término racista, sino por el contrario tenía muy justificado su surgimiento ante el hecho primordial que le da razón de ser: la reivindicación de la identidad negra y su cultura frente a la dominación de la cultura francesa que servía al colonialismo francés. Por otra parte, significaba fe en el porvenir de una raza, en su liberación y afirmación.
La presencia en Francia de emigrados negros procedentes de las Antillas, de Guayana y africanos; y el que éstos a su vez fueran capaces de convertirse en ilustres intelectuales, y el que tomaran conciencia de pertenecer a una geografía y una cultura colonizada, y hayan logrado desplegar toda una actividad cultural, social, y política intensa a partir de la cual se definió una teoría de la acción poética y una escritura programática; fueron aspectos a tomar en cuenta en el surgimiento de la negritud.
La inteligencia y el prestigio de estos insignes intelectuales negros, es una demostración fehaciente de las creencias erróneas del racismo imperante, desarrollado «científicamente» por las teorías de científicos como: Joseph Arthur Gobineau, Levy Brûhl, Louis-Ferdinand Céline, que consideraban a los hombres negros como personas inferiores, sin grandes facultades intelectuales, sin historia ni cultura, incapaces de llegar a conceptos abstractos y quienes razonan de un modo «prelógico», mientras que la lógica cartesiana, la razón era lo propio de los blancos civilizados.
En contraposición a Joseph Arthur Gobineau, Levy Brûhl, y Louis-Ferdinand Céline, el etnólogo y arqueólogo alemán, Leo Viktor Frobenius, una figura muy reconocida por el movimiento de la negritud, se orientó al estudio de la cultura africana, defendió el difusionismo cultural, y trató de reconstruir los puntos de vista y la vida cultural y religiosa de los pueblos africanos dándole importancia a sus valores culturales.
Tan solo Léo Frobenius, Maurice Delafosse, y Théodore Monod introdujeron en la historia y la antropología de las primeras décadas del siglo XX una visión diferente a la imagen de África, que se ofrecía en periódicos, revistas, novelas, relatos de viaje y testimonios de exploradores, colonizadores y antropólogos, como una tierra extraña, hostil, donde reinaban las fiebres, la muerte, y cuyos habitantes eran salvajes.
Intelectuales como los escritores del «Renacimiento negro» de Harlem, los norteamericanos Langston Hughes, Claude Mac Kay, entre otros, fueron publicados en París e introdujeron en la literatura la dignidad del hombre negro, de su belleza, de su pertenencia a América y la reafirmación del origen africano.
Un aspecto criticado por varios analistas sobre el movimiento de la negritud es el panafricanismo cultural, la unidad de un «mundo negro» en medio de culturas y contextos sociales diferentes como un continuo entre África y sus diásporas. A esto afirmó Césaire:
Siento que hay una civilización negra, como hay una civilización europea… Existe una gran civilización negra subdividida en culturas diferentes… sudanesas, bantúes, senegalesas… —víctimas unos y otros de la aculturación—. Lo que más me asombra es la unidad del mundo negro— a pesar de su diversidad.
[...] No, no creo para nada en la permanencia biológica. Mi negritud tiene un basamento. Es un hecho que hay una cultura negra: es histórico, no tiene nada de biológico.
Aunque somos producto de la biología, también somos en gran parte producto de la cultura. Y la biología tan solo resulta interesante cuando se la trasciende en elementos culturales.
Si los negros no pertenecieran a un pueblo, digamos de vencidos, en fin un pueblo humillado, etc. [...], déle la vuelta a la Historia, haga de ellos un pueblo de vencedores, considero que no habría negritud.”
Estos versos de Aimé Césaire, simbolizan el destino de hombres y mujeres negros.
Vivo en una herida sagrada
Vivo con ancestros imaginarios
Vivo en un oscuro querer
Vivo en un largo silencio
Después de asumir el pasado y el presente de su raza, todas las acusaciones, las cobardías, las enajenaciones y las astucias cotidianas —como una forma de exorcismo—, la rebeldía lo invade:
Y estamos de pie ahora, mi país y yo, los cabellos al viento...
La negrada está de pie
La negrada sentada
sorprendentemente de pie
de pie en la cala
de pie en las cabinas
de pie en el puente
de pie al viento
de pie en el sol
de pie en la sangre
de pie
y
libre.

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