lunes, 7 de marzo de 2016

Saint -John Perse en la Feria del Libro,
Manuel Aguirre Labarrere
(Mackandal)
En los momentos en que las librerías cubanas se llenan de volúmenes de poesía destinados a las polillas, la presente Feria Internacional del Libro pone a disposición de los amantes del género un indispensable volumen cuya autoría corre a nombre de uno de los poetas más reconocidos, socorridos y admirados en el mundo entero: Saint John Perse.
El mar como un cielo, de Saint-John Perse, es uno de esos libros donde la poesía cobra aliento en cada verso, donde el decir poético del autor, a veces presente como un todo y otras bajo la metamorfosis de la estrofa, obliga a leer, pero de una forma donde la experiencia misma se hace canto.
Más que reconciliarnos, nos hace cómplices y cautivadores de una voz interior que se desprende de los versos. Y queda entonces la duda, esa justificada duda que proyectan los buenos libros de poesía sobre el quién y el dónde se coloca la ubicuidad poética de lo maravilloso.
Nacido el 31 de mayo de 1887 en una pequeña isla a nueve kilómetros de la Guadalupe, de familia acomodada y establecida en el Caribe desde finales del siglo XVII y principios del XVIII procedentes de la Borgoña y Normandía, Saint -John Perse se inclinó por la literatura desde que tuvo nociones artísticas.
Su gran facilidad de fabulador y su abundante riqueza lingüística son dos importantes componentes para una poesía cuyo caudal infinito la hace merecedora de importantes citas académicas y de influencia en numerosos poetas.
Dijo Gastón Baquero: “La poesía de Saint-John Perse, tiene el valor de un acto sagrado, de un exorcismo”.
Apegado a la tierra, la naturaleza, al hombre, a las cosas reales y precisas dentro de un compromiso estético, sin llegar a la renovación o la invención de métricas, fue capaz de innovar las existentes y potenciarlas a planos superiores y dar al verso un acabado sorprendente.
Candidato al Premio Nobel de literatura desde 1957 no fue hasta 1960 en que se le otorgó este importante galardón. En su discurso de agradecimiento dijo: “He aceptado para la poesía el homenaje que aquí se le rinde, y tengo prisa por restituírselo”.
Sabía Perse que en un género literario tan socorrido en el pasado y convertido en Cupido de múltiples noviazgos y matrimonios, había caído en el imperdonable olvido del reconocimiento. Género que como ningún otro exige el sacrificio de la síntesis y ser capaz de decir lo mucho en poco, de acomodar un mundo en poco espacio.
Perse supo como pocos andar el misterioso camino de la poesía y le agregó misterios y fantasmas, inquietudes para pensar en grande.
La dramática poesía de Saint-John Perse nos es tan lejana como cercana, para comprobar una vez más que la poesía no tiene fronteras. Cuando se trata de un poeta francés nacido en Guadalupe, mucho de caribeño se desprende de sus versos, muchos rasgos de la negritud emanan de sus estrofas.
Excelente selección de una obra que debe ser divulgada para el conocimiento del lector cubano y excelente la iniciativa de su compilador y la editorial que tuvo luces para publicarlo.
Esta que hoy se pone a disposición del lector cubano es solo una selección de su abundante obra. Pero quienes deseen profundizar en la visión poética de este merecidísimo Premio Nobel, la iglesia San Juan de Letrán del Vedado capitalino guarda celosamente su obra completa en su idioma original. Todo un gustazo para quienes tengan dominio del francés y se interesen por la buena poesía, esa que no cansa y reconforta el alma.
mal26755@gmail.com;

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