Saint
-John Perse en la Feria del Libro,
Manuel
Aguirre Labarrere
(Mackandal)
En
los momentos en que las librerías cubanas se llenan de volúmenes de
poesía destinados a las polillas, la presente Feria Internacional
del Libro pone a disposición de los amantes del género un
indispensable volumen cuya autoría corre a nombre de uno de los
poetas más reconocidos, socorridos y admirados en el mundo entero:
Saint John Perse.
El
mar como un cielo,
de Saint-John Perse, es uno de esos libros donde la poesía cobra
aliento en cada verso, donde el decir poético del autor, a veces
presente como un todo y otras bajo la metamorfosis de la estrofa,
obliga a leer, pero de una forma donde la experiencia misma se hace
canto.
Más
que reconciliarnos, nos hace cómplices y cautivadores de una voz
interior que se desprende de los versos. Y queda entonces la duda,
esa justificada duda que proyectan los buenos libros de poesía sobre
el quién y el dónde se coloca la ubicuidad poética de lo
maravilloso.
Nacido
el 31 de mayo de 1887 en una pequeña isla a nueve kilómetros de la
Guadalupe, de familia acomodada y establecida en el Caribe desde
finales del siglo XVII y principios del XVIII procedentes de la
Borgoña y Normandía, Saint -John Perse se inclinó por la
literatura desde que tuvo nociones artísticas.
Su
gran facilidad de fabulador y su abundante riqueza lingüística son
dos importantes componentes para una poesía cuyo caudal infinito la
hace merecedora de importantes citas académicas y de influencia en
numerosos poetas.
Dijo
Gastón Baquero: “La
poesía de Saint-John Perse, tiene el valor de un acto sagrado, de un
exorcismo”.
Apegado
a la tierra, la naturaleza, al hombre, a las cosas reales y precisas
dentro de un compromiso estético, sin llegar a la renovación o la
invención de métricas, fue capaz de innovar las existentes y
potenciarlas a planos superiores y dar al verso un acabado
sorprendente.
Candidato
al Premio Nobel de literatura desde 1957 no fue hasta 1960 en que se
le otorgó este importante galardón. En su discurso de
agradecimiento dijo: “He
aceptado para la poesía el homenaje que aquí se le rinde, y tengo
prisa por
restituírselo”.
Sabía
Perse que en un género literario tan socorrido en el pasado y
convertido en Cupido de múltiples noviazgos y matrimonios, había
caído en el imperdonable olvido del reconocimiento. Género que como
ningún otro exige el sacrificio de la síntesis y ser capaz de decir
lo mucho en poco, de acomodar un mundo en poco espacio.
Perse
supo como pocos andar el misterioso camino de la poesía y le agregó
misterios y fantasmas, inquietudes para pensar en grande.
La
dramática poesía de Saint-John Perse nos es tan lejana como
cercana, para comprobar una vez más que la poesía no tiene
fronteras. Cuando se trata de un poeta francés nacido en Guadalupe,
mucho de caribeño se desprende de sus versos, muchos rasgos de la
negritud emanan de sus estrofas.
Excelente
selección de una obra que debe ser divulgada para el conocimiento
del lector cubano y excelente la iniciativa de su compilador y la
editorial que tuvo luces para publicarlo.
Esta
que hoy se pone a disposición del lector cubano es solo una
selección de su abundante obra. Pero quienes deseen profundizar en
la visión poética de este merecidísimo Premio Nobel, la iglesia
San Juan de Letrán del Vedado capitalino guarda celosamente su obra
completa en su idioma original. Todo un gustazo para quienes tengan
dominio del francés y se interesen por la buena poesía, esa que no
cansa y reconforta el alma.
mal26755@gmail.com;
No hay comentarios:
Publicar un comentario