jueves, 2 de abril de 2015

La exclusión del negro en la narrativa cubana de los ochenta

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Por: Manuel Aguirre Labarrere
              (Mackandal)
El segundo periodo de la narrativa cubana que bien se puede enmarcar  a partir de la segunda mitad  de los años ochenta, adolece, tanto en su estructura narrativa como en el arquetipo de sus personajes, de un silencio y la invisibilidad racial del componente negro,  que hace que esta llamada novísima narrativa cubana que nace  partir del triunfo del régimen castrista en 1959,  y continuaría en sucesivas generaciones aun cuando haya dado obras emblemáticas donde entran entonces obras que las antecedieron, como Adire y el tiempo roto, Expediente de hombre, de Manuel Granados, de quien se puede analizar también su libro de cuentos País de Coral, publicado por Letras cubanas en 1988, y sucedidas por otras como   
En El vuelo del gato, su  autor, Abel Prieto trató de mostrar a una familia negra sin lograrlo,
La ausencia del negro en la narrativa del periodo revolucionario, es más que visible, preocupante. ¿Cómo puede la literatura cubana deshacerse de un segmento de la población sin cuya presencia sería muy difícil pensar a Cuba?
Ha sido  el teatro cubano más prolifero  en mostrar al negro en su contexto sin caer en los aullidos y lamentos que muchas veces ponen en su boca  y que únicamente muestran una ínfima parte del problema que pudiera ser inherente también a los personajes blancos.
Evadir  la realidad  hace más inverosímil el discurso narrativo.
  No se trata de tener a nano un compendio de remanentes lingüísticos africanos hablados en Cuba ni poseer tampoco un diccionario yoruba o lucumí. Se trata de ser conscientes del  problema y no dejar fuera del juego ni disfrazar verbalmente a los personajes  afrodescendientes, que en la mayoría de los casos, y  más en esta novísima generación, son narrados desde la visión y los conceptos de escritores blancos.
El castrismo dio pasos fundamentales referentes al racismo, la exclusión y la discriminación racial. Pero en sus más de cincuenta años de existencia no ha dedicado al problema del prejuicio  en cuanto a la temática negra, ni  siquiera diez minutos, porque no llegan a diez minutos el tiempo que tanto Fidel como Raúl Castro­ que han   hablado bastante­ han dedicado al problema de la discriminación en Cuba.
Este fenómeno de la invisibilidad de un  tema que  por sí solo llama al debate abierto y conciso, es lógicamente trasplantado a la literatura sin tener que forzar nada.
Los narradores reciclan de diversas maneras un mismo problema,  pero el problema es el mismo.
El poco empeño por divulgar masivamente materiales sobre raza y discriminación acentúa de forma subliminal los prejuicios, y legaliza  de forma real los racismos.
De modo que si un problema surge ventilarse en la hora actual de Cuba, es el racismo, porque  tuberculiza a la nación y hace decaer la autoestima y amor a la patria misma.

mal26755@gmail.com