Por: Manuel Aguirre
Lavarrere
(Mackandal)
“…de
todas las formas de discriminación racial la peor es aquella que limita el
acceso del cubano negro a las fuentes de trabajos. Porque es cierto que ha
existido en nuestra patria en algunos sectores, el bochornoso procedimiento de
excluir al negro del trabajo” Fidel Castro Ruz
De
inquietante pudiera calificarse el debate sobre el racismo en días pasados en
el programa Mesa Redonda, del canal Cuba Visión.
Los
exponentes, Ana Cairo, Jesús Guanche, y el periodista del oficialista periódico
Granma Pedro de la Hoz, dieron un viraje tembloroso a una problemática que
gravita de forma constante sobre la población negra y mulata de Cuba.
Para
tratar de solventar el descontento ciudadano por las prácticas
discriminatorias, de vez en cuando el oficialismo decide permitir estos debates
sin aspirar a otra cosa que no sea a más de lo mismo.
Ana
Cairo, sin abordar a profundidad las manifestaciones racistas, fue la única que
de alguna manera dio una explicación racional sobre el asunto, pues Jesús
Guanche, uno de los antropólogos y etnólogos más divulgados de los últimos
años, no dijo nada que no fuera recurrir a las mismas justificaciones que ha
planteado en otros momentos, evitando rasguñar al régimen por la falta total de
acciones afirmativas, que de alguna manera devuelvan la esperanza de pensar en
una nación verdaderamente inclusiva.
Al
señalar la moderadora Arlen Rodríguez, “hablan del racismo en Cuba como si
en otras partes no existiera”, por supuesto, una clara alusión a los
Estados Unidos, Pedro de la Hoz, quien funge también como vicepresidente de la
Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), dijo que el caso de esta
acusación bien merece una Mesa Redonda.
Lo
cierto es que no está para nada equivocado Pedro de la Hoz, ese ventrílocuo del
oficialismo en su cada vez más sumisa manera de contar.
La
incógnita sería si en este debate propuesto por Pedro de la Hoz tendrían cabida
aquellos, opositores o no, que ven el problema racial desde otro punto de vista
y con diferentes aristas.
Pensar
y llevar a debate un tema, por álgido que sea, diferente a como lo analiza el
oficialismo, no hace a nadie un traidor a la patria. En cambio, sí lo son
aquellos que por compromiso y beneficios pírricos, niegan la realidad y son al
final, mal mirados y despreciados, tanto por el régimen que defienden, como por
aquellos a quienes humillan en desigualdad de condiciones, y a los que
desgraciadamente, vivos y residentes en la Isla, se les niega el derecho de
defenderse, y de poner sobre la mesa la problemática racial en Cuba, y de cómo
inciden las política castristas en su realimentación.
Nuevos
estereotipos negativos en detrimento de negros y mulatos, prejuicios sutiles,
segregación laboral, modos de vida deleznables, marginalidad,
encarcelamientos por causas que en muchos casos no los ameritan y una visión
maniquea del régimen respecto al racismo en la hora actual, son algunos de los
temas que activistas independientes y entendidos sobre la historia del racismo
en Cuba, pondrían sobre la mesa, en un debate franco y respetuoso, donde tanto
los ponentes como el pueblo saldrían fortalecidos y con una mirada diferente
sobre un tema que no debe perderse de vista.
Solo
llegado ese momento, se harán realidad las esperanzas de acabar con el racismo.
Walterio
Carbonell, con sobradas razones, al criticar a José Antonio Saco, escribió: “Mal
puede ser un liberal quien solo era partidario de la libertad de unos pocos.
Hagámosle justicia a ese tiempo del siglo XIX, tan libre y ancho, que en la
mente limitada de Saco no pudo caber”.
Para
Cuba actualidad:
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