Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
En Cuba se habla mucho de inclusión ciudadana y de oportunidades. Nada difícil resulta ver muchas veces por la televisión a especialistas hablando de los planes que se llevan a cabo a fin de hacer viable este propósito que cada día se distancia más de la realidad y del día a día que padece el cubano de a pie.
Nunca es tarde si realmente existiera una conciencia de inclusión ciudadana, donde, como dicen los medios y políticos, todos tenemos derecho. He aquí la parte que no se concreta, la que siempre tiene un pero atravesado y una coletilla partidista y política.
En Cuba es un hecho que los negros y mestizos viven en permanente exclusión en muchos factores de la vida laboral y constituyen el sector poblacional más empobrecido, llegando a un cálculo por debajo del nivel de pobreza principalmente en las provincias de Pinar del Río y la zona oriental del país.
No es mentira ni nada inventado. Cualquier ciudadano comprobará la afirmación de este artículo con solo llegar a Oriente, donde en cualquiera de sus vericuetos aflora una población mayoritaria negra y maximizada en la pobreza y la falta de oportunidades. Pinar del Rio constituye el otro eslabón, que gracias a la ayuda de Venezuela y tras los ciclones que sufrió, se construyeron algunas casas solidarias, pero donde los negros fueron los menos favorecidos con la repartición de las mismas, teniendo incluso mayores afectaciones por los fenómenos naturales que azotaron a la provincia que agudizaron la miseria en este segmento poblacional pinareño.
Nuestra televisión se cuida mucho de mostrar la realidad del país, pero a veces se le escapan algunas imágenes que constituyen por sí misma el colofón de un país sumido en la pobreza y la falta de incentivo, acompañado de un inmovilismo político como jamás ha vivido Cuba en sus años como república, supuestamente liberada.
jueves, 21 de julio de 2011
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