Por: Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
“Sabido
es que para planteamientos del carácter de los hechos en este libro no hay
espacio en ningún periódico ni revista porque todos consideran“imprudente”
pasar más allá del integracionísmo, pero ninguna idea renovadora ha recibido el
visto bueno de su tiempo ni el apoyo de quienes no han asumido sus ideas; esas
ideas hay que impulsarlas a pulmón limpio y contra vientos y mareas.
Sixto Gastón Agüero, (Racismo y mestizaje en Cuba, 1959)
Han
sido frecuentes los debates que en los últimos años y relacionados con el
racismo han tenido lugar en el ámbito cubano, sin que los medios de prensa ni
ningún otro medio de comunicación social se hayan sensibilizado con el tema
para romper el silencio y dar mayor apertura a la ciudadanía que es al fin la
que decide y genera ideas positivas.
Todos,
al menos por la parte oficialista han sido llevados con mucho tino y casi
siempre a puertas cerradas o en pequeños recintos donde han tenido acceso sólo
aquellos que para el régimen le son confiables, y de vez en cuando algún que
otro colado interesado
en
los debates, pero sin voz ni voto si no obedece a la parte que el estado desea
oír, o sea, la sumisión y el elogio desmedidos a la revolución y a los hermanos
Castros, y al patria o muerte venceremos. Realmente, no han vencido en nada.
El
racismo es uno de los temas que debe ser de primer orden en la política cubana.
El acotamiento en un tema tan sensible como el racismo y sus diversas variables
de discriminación ha traído en todos los tiempos grandes conflictos
interétnicos entre grupos sociales que conviven y generalmente comparten un
mismo espacio, toda vez que el grupo discriminado se siente rechazado
constantemente por el dominador, ya sea desde el ámbito social o el cultural.
En
este aspecto y sobre Cuba, son los medios de información internacionales los
que más se han interesado por la problemática racial debido a que el régimen de
la Habana obstaculiza y manipula la información a favor de una ideología no
carente de malas intensiones, y que ha demostrado su ineficacia respecto a la
socialización ciudadana, al tratarse de un fenómeno ideológico cuyo transmisor
es el estado.
Aunque
la nación cubana manifiesta una constitución multicultural y pluriètnica, está
frenada en la libre expresión. Debido a eso, el desapego estatal hace abortar
las políticas que pudieran romper la permanencia de esta ideología tanto en la
vida pública como al interior de las instituciones estatales.
Rara
contradicción ha sido en Cuba y a través de todos los tiempos la relación
sociedad, negro y revolución. De forma persistente los negros han tenido que
protestar para hacerse visibles en el reclamo de sus derechos. Entonces, ¿qué
nos ha dado el castrismo?
¿El
derecho a sentarnos en una guagua? No, eso lo ganaron los negros y mestizos. No
nos han dado en su justa medida nada que no haya sido conquistado por nosotros.
Es
importante que al abordar estos fenómenos, los blogueros, los periodistas
independientes y los medios internacionales, sean cuidadosos con la información
o entrevista que decida dar un funcionario. Ellos tienen más posibilidades que
cualquier otro segmento de la población de transitar las vías que conduzcan al
cambio. No debemos quemarlos de gratis buscando el sensacionalismo en la
noticia.
Aquellos
articulistas, blogueros y periodistas que desde las filas oficiales se apresuran
a emitir un criterio siguiendo el dedo acusador del César, sin detenerse a
pensar con sus propias razones, muchas veces aprovechan la caída de quien hasta
ese momento era su compinche, pero que ahora le sirve como escalón en eso que
también forma parte de lo más rancio de la seudocultura cubana: el quítate
tú para ponerme yo.
Publicado por Primavera Digital.
1 comentario:
interesante
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