Lazo presidente
Manuel Aguirre
Lavarrere
(Mackandal)
“La simple idea de que no hay razas superiores y
razas inferiores sino que las diferencias hoy observadas se deben a la
diferencia de medios de oportunidades de proceso histórico y cultural, es ya un
paso inmenso a favor de la muerte del racismo.”
Gastón Baquero (Ensayo cubano del siglo XX,
Fondo de Cultura Económica,
México, 2002.)
La
promoción de Esteban Lazo Hernández como presidente del Parlamento cubano no
debe entusiasmar a los afrodescendientes con la creencia de que con un negro
sobre las riendas de ese alto órgano de gobierno podrá encauzarse de forma
segura el problema de la discriminación racial en Cuba.
Este
afro-funcionario, uno de los hombres fuertes del régimen castrista y militante
comunista de la línea dura, se negó rotundamente a que el problema del racismo
se hiciera público y nada hizo en el corto período que bajo la sombra del
Comité
Central
supuestamente lidió con el tema para que negros y mestizos cubanos tuvieran una
vida digna, proporcionándoles los derechos que por tanto tiempo les han sido
negados por el color de la piel.
Las
continuas reiteraciones del presidente Raúl Castro que aluden al componente
racial de los parlamentarios cubanos no estaban
dirigidas a
los cubanos, más bien fue un aviso de misión cumplida hacia las más de cuarenta
delegaciones de afro- estadounidenses que en los últimos tiempos han arribado a
Cuba interesados en este tema y que han manifestado sus deseos de inversión
siempre y cuando sus hermanos tengan también acceso a las oportunidades que
ellos desean brindar.
Por eso el
cacareo y la promoción del ortodoxo Lazo. Por eso, la renovación sin consenso
popular transparente de los negros y mestizos que ya ocupan una silla en el
parlamento cubano y algún que otro en el Buró Político del Partido único, como
es el caso del verdugo de la clase obrera cubana, Salvador Valdés Mesa. Por eso
y por el malestar que ya desde hace tiempo siente la población afrodescendiente
cubana al ver la diaria exclusión de sus derechos y que nada a su favor se
resuelve.
Los cambios
deben provocarlos ellos mismos, como ya ha ocurrido en varias partes del
oriente cubano, como también en Matanzas y en la propia capital, donde grupos
independientes están listos para enfrentar, tanto al régimen como a sus
represores de ciudadanos dignos.
Por eso es
notable el apresuramiento del régimen al crear el proyecto Articulación
Regional Afrodescendiente (ARA), que dirigida por la actual presidenta del
Instituto Cubano del Libro, Zuleica Romay Guerra, apuesta a tres objetivos
fundamentales, en un momento en que el problema racial está de moda:
Coger el
tema como punto de pachanga y ganar viajes, no precisamente a Venezuela.
Convencer a los afroestadounidenses de la inclusión de negros y mestizos en el
panorama sociopolítico y cultural de la nación para mangarles la mesada.
Acallar las
voces que desde el ángulo opositor desmienten con sobradas razones, esta
afirmación de política demagógica venida de un régimen al que se le ha caído el
discurso tantas veces esgrimido de igualdad y justicia social, un discurso que
ni con muchos Lazos podrá convencer.
Publicado por
Primavera Digital, 14 DE marzo de 2013.
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