Por: Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
Sin querer justificar para nada la complicidad de la iglesia Católica con la conquista y colonización de América, y mucho menos adherirme al entusiasmo por la próxima visita a Cuba del Peregrino de la Caridad, como llaman al Papa Benedicto XVI, quien se reunirá con algunos de la cúpula gobernante y no con sencillos miembros de la oposición, pues parece que así lo manda su dios, sí creo necesario tender un puente para marcar las diferencias entre el monopolio católico y algunos sacerdotes renuentes y abochornados de pertenecer a una entidad que fue cómplice del sostenimiento del régimen esclavista.
Uno de estos sacerdotes lo fue San Pedro Claver, un misionero jesuita nacido en España. Después de haber pasado por Cuba, y ver las atrocidades que se cometían contra seres humanos engañados por el catolicismo que les ofrecía descanso en el más allá, pasó a Cartagena de Indias, Colombia, donde con amor y paciencia supo dar de sí lo mejor y ganarse el cariño y la confianza de los oprimido, al realizar la titánica labor de educarlos y hacerlos sentir seres humanos y también hijos de dios, salvando la honra que otros como él desprestigiaron.
La misma iglesia que sirvió de vigía a los negreros que iban tras los cimarrones, que delató a muchos de los negros que huían del látigo y el bocabajo e iban en busca de refugio hacia el cura y éste los entregaba como perros extraviados de sus dueños, supo también dar hombres como San Pedro Claver.
El Padre Claver; desde 1610 fecha en que llega a Cartagena de Indias hasta 1651, año en que enfermó, realizó su labor diaria en la evangelización y catequesis de los esclavos africanos que llegaban y ya asentados en tierra firme, no tardaba en hablarles del amor a Cristo y de la redención ayudándose de estampas y dibujos y auxiliado por intérpretes negros a los que ya había bautizado.
Consagrado de por vida al servicio espiritual y al sostén material de los negros, fue tanto su amor por esta raza que cuando cesó la trata casi por completo, intentó irse a las costas africanas para seguir
su misión en la misma tierra donde habían cazado como bestias a aquellos que él había conocido y amado como ningún otro después de Cristo.
Viejo y tomado por la epidemia de peste de 1651, por la que quedó casi paralitico, reducido a una maltrecha enfermería, solo ayudado por un negro bozal, murió el Padre Pedro Claver el 8 de septiembre de 1654 en plena fiesta de la Virgen de la Moreneta, por la que sintió siempre gran devoción, allí, en Cartagena de Indias donde dejó su impronta misionera como sólo lo saben hacer los hombres y mujeres de auténtica fertilidad cristiana.
Fue canonizado en 1888 por el Papa león XIII, quien dijo de él: “Después de la vida de Cristo, ninguna ha conmovido tan profundamente mi alma como la del gran apóstol San Pedro Claver.”
Publicado por Primavera Digital, 2012/03/15
(Mackandal)
Sin querer justificar para nada la complicidad de la iglesia Católica con la conquista y colonización de América, y mucho menos adherirme al entusiasmo por la próxima visita a Cuba del Peregrino de la Caridad, como llaman al Papa Benedicto XVI, quien se reunirá con algunos de la cúpula gobernante y no con sencillos miembros de la oposición, pues parece que así lo manda su dios, sí creo necesario tender un puente para marcar las diferencias entre el monopolio católico y algunos sacerdotes renuentes y abochornados de pertenecer a una entidad que fue cómplice del sostenimiento del régimen esclavista.
Uno de estos sacerdotes lo fue San Pedro Claver, un misionero jesuita nacido en España. Después de haber pasado por Cuba, y ver las atrocidades que se cometían contra seres humanos engañados por el catolicismo que les ofrecía descanso en el más allá, pasó a Cartagena de Indias, Colombia, donde con amor y paciencia supo dar de sí lo mejor y ganarse el cariño y la confianza de los oprimido, al realizar la titánica labor de educarlos y hacerlos sentir seres humanos y también hijos de dios, salvando la honra que otros como él desprestigiaron.
La misma iglesia que sirvió de vigía a los negreros que iban tras los cimarrones, que delató a muchos de los negros que huían del látigo y el bocabajo e iban en busca de refugio hacia el cura y éste los entregaba como perros extraviados de sus dueños, supo también dar hombres como San Pedro Claver.
El Padre Claver; desde 1610 fecha en que llega a Cartagena de Indias hasta 1651, año en que enfermó, realizó su labor diaria en la evangelización y catequesis de los esclavos africanos que llegaban y ya asentados en tierra firme, no tardaba en hablarles del amor a Cristo y de la redención ayudándose de estampas y dibujos y auxiliado por intérpretes negros a los que ya había bautizado.
Consagrado de por vida al servicio espiritual y al sostén material de los negros, fue tanto su amor por esta raza que cuando cesó la trata casi por completo, intentó irse a las costas africanas para seguir
su misión en la misma tierra donde habían cazado como bestias a aquellos que él había conocido y amado como ningún otro después de Cristo.
Viejo y tomado por la epidemia de peste de 1651, por la que quedó casi paralitico, reducido a una maltrecha enfermería, solo ayudado por un negro bozal, murió el Padre Pedro Claver el 8 de septiembre de 1654 en plena fiesta de la Virgen de la Moreneta, por la que sintió siempre gran devoción, allí, en Cartagena de Indias donde dejó su impronta misionera como sólo lo saben hacer los hombres y mujeres de auténtica fertilidad cristiana.
Fue canonizado en 1888 por el Papa león XIII, quien dijo de él: “Después de la vida de Cristo, ninguna ha conmovido tan profundamente mi alma como la del gran apóstol San Pedro Claver.”
Publicado por Primavera Digital, 2012/03/15
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