martes, 3 de abril de 2012

Alfa y omega.

Por: Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)

Con los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores.
José Martí

Al triunfo de la revolución, la mayoría de los cubanos pensaron que se había alcanzado por fin la democracia y que la patria sonreiría para todos. Muy pocos dudaron del compromiso hecho por Fidel Castro con el pueblo cubano durante el juicio del Moncada. Los negros y mestizos pensaron que había llegado la hora de la inclusión ciudadana. Pero todo eso, y lo que vino después, no pasó de ser un desvarío.
Cuando ya el descontento se agudizó y el espejismo de entonces dejó ver la realidad, ya se había contribuido a la traición y fuimos cómplices indirectos de los encarcelamientos políticos, los fusilamientos y los muertos en huelgas de hambre.
Ni siquiera los que en un momento de lucidez se les encendió la luz del entendimiento y optaron por el exilio, pensaron que todo aquel pasado de odio y barbarie, ideado y activado por un régimen, llegaría a ser el presente en el día a día de una Cuba que clama por cambios sustanciales para una ciudadanía obligada a una realidad impuesta para beneplácito de un grupo de ambiciosos y depredadores del derecho patrio y la inclusión de todos sus habitantes.

Fue entonces que la patria retrocedió y devino de una sociedad de clases en una sociedad de castas. Turistas extranjeros con muchos más derechos que los nacionales; militares que acaparan prebendas y poder; y un apellido clavado en el alma de la nación como símbolo de reverencia eterna, alfa y omega de la nación toda, donde la crítica hacia él no cuenta y mucho menos la verdadera historia: Cuba empieza y termina con él.
No obstante, a pesar de las mentiras en los medios de difusión y de existir comandos antimotines equipados con las más modernos equipos de represión, incluidos gases lacrimógenos, la oposición cubana, aun cuando todavía no acaba de unirse en su totalidad, ha logrado llamar la atención y serrucharle el piso a la dictadura.
Todos en Cuba conocen el verdadero sentir popular, ese que los medios oficialistas no muestran. Se aspira a una Cuba martiana y pluripartidista, en la que ningún otro timador haga carrera política al precio del sufrimiento de los cubanos.
Son muchas las atrocidades políticas que se han cometido bajo la protección del ilustre apellido, atentatorio contra todo asomo de equidad ciudadana durante más de cinco décadas. Se pretende justificar la injusticia echando pestes contra los opositores a un régimen nacido de la barbarie y la brutalidad.
La oposición ha contribuido al esclarecimiento de estos hechos mediante una toma de conciencia contra la discriminación al ciudadano. No encaja en la conciencia de los cubanos nada que sea impuesto a base de la traición y el olvido histórico.

Publicado por Primavera Digital, 2012/03/08

1 comentario:

Pedro dijo...

Asi es hermano mio pero crea desde todos ;os ;ugares del mundo se lucha por un mundo mejor. y que el viejo JA Aponte nos guie