martes, 6 de septiembre de 2011

En el nombre del padre





Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)
Guanajay, Artemisa, 1ro de septiembre de 2011, (PD) El ruido que ha provocado el régimen en la voz de su máximo representante,
Raúl Castro, sobre abusos cometidos contra católicos en Cuba, no tiene otro fin que no sea la justificación de congraciarse con
los creyentes de esa doctrina en Cuba. Esto aplica para el resto de América, continente de una diversa gama de creencias y
religiones, pero donde sin duda, la iglesia católica tiene una influencia notable.
Quizá las reiteradas evocaciones del presidente venezolano Hugo Chávez a Cristo ha hecho que el régimen de La Habana
aborde el tema.
La crisis que sufrió la iglesia católica cubana fue provocada por el propio régimen durante los enfrentamientos sostenidos por los dos poderes en las primeras décadas de la revolución castrista.
Junto al obispo Eduardo Tomás Boza Masvidal, el más recordado de los prelados católicos por su desobediencia al régimen del entonces comandante de todos los poderes, Fidel Castro y fallecido en Venezuela en años recientes, sin jamás volver a visitar Cuba, fueron expulsados, a punta de pistola, alrededor de ciento cuarenta sacerdotes católicos en 1961. Embarcaron en el barco Nuestra Señora de Covadonga.
No sé si el cardenal cubano Jaime Ortega Alamino tiene conocimiento de este suceso, ocurrido ante sus narices. Pocos años después, él también cogió su ramalazo en la UMAP, junto a pastores protestantes como el hoy parlamentario y reverenciado pastor del Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr en la localidad de Marianao, Raúl Suarez. Este pastor estuvo confinado en la UMAP y gusta usar a Cristo como abanderado del comunismo.
Los católicos en Cuba fueron apaleados y martirizados en las mismas puertas de sus templos por turbas organizadas por el régimen, armadas con palos y cabillas. Aún existen personas que dan testimonio de esa ola de violencia provocada por el ateísmo revolucionario. No olvidar que no se podía ser militante del Partido o pionero por el socialismo, si eras practicante o creyente de alguna religión.
La iglesia que protegió a Fidel y Raúl Castro durante los sucesos de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba, y salvó sus vidas, se vio sometida, mermada y humillada por los mismos que gracias a ella no fueron muertos en 1953, luego de haber encendido la candela y atrincherarse bajo la sotana del cura de Santiago, mientras que sus compañeros luchaban y morían enfrentados a las tropas del gobierno de Fulgencio Batista. ¡Vaya fidelidad patriótica y compañerismo guerrillero!
Otra justificante sería que dada la bochornosa situación económica y el descredito que enfrenta el régimen, bien pudieran provocarse oleadas de protestas y peticiones de cambios políticos y sociales, diferentes a los que hoy conducen, de forma adversa, a la nación cubana. Para eso, siempre es bueno contar con la iglesia, para socavar el subconsciente colectivo y dar a entender que nada puede hacerse porque Padre, Hijo y Espíritu Santo, apoyan a la dictadura.



Foto: Cortesía del autor
PUBLICADO POR A P L P 1ro de septiembre de 2011.


Monseñor Dr. Trinidad M. Torrebaja, párroco de la Iglesia San Hilarión de Guanajay, murió en España cuatro meses después de ser expulsado de Cuba.










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