martes, 15 de febrero de 2011

EL CONGRESO QUE VIENE

Por Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
El próximo Congreso del régimen cubano, excluyente de los ideales más auténticos de la población y de la herencia democrática que nos legaron los padres fundadores de la nación, no favorecerá las expectativas de apertura y derechos humanos de la sociedad cubana. Será un congreso como todos los que han tenido lugar bajo este régimen, tendente al favoritismo de una cúpula gobernante y fortalecimiento del modelo totalitario, con la liberación forzada de un millón de cubanos de los puestos de trabajo y escasas opciones laborales distante de motivar el incentivo espiritual.
Quizá la diferencia con respecto a los anteriores sea la aguda crisis que atraviesa el país y los manotazos ciegos que lanza el régimen para sofocarla, algo imposible de lograr sin autenticas aperturas y un plebiscito ante la mirada de expertos internacionales, para que el pueblo, los dueño de la Patria, decidan, sin miedo y sin cabildeos, el rumbo que debe tomar la nación cubana.
No le será tampoco un congreso fácil como a los que están acostumbrados. Harán maromas en el aire para salir airosos de la batalla unilateral y dar a entender al mundo que existe un serio debate dentro de las masas cuando en realidad lo que prima es la privatización de un debate abierto y consustancial a la idiosincrasia del cubano.
Pero el desencanto por el desapego y el desalojo laboral, por las mentiras y promesas incumplidas desde la época de los dinosaurios, bajos salarios y el escape y desarticulación de las familias, quedan en la mente y los sentimientos de una ciudadanía dispuesta a no dejarse avasallar por más sus derechos y rechazan despectivamente a los que a conveniencia propia han cambiado el rumbo de la Patria.
En 1968 se llevó a cabo lo que el régimen llamó acciones revolucionarias consistentes en la eliminación de la propiedad privada, que hoy se reanudan de nuevo dado el contundente fracaso de esa medida. Luego vino la renovación de la economía con su nueva directiva y la rectificación de errores y conductas negativas dado el rosario de inmoralidades y saqueo por parte de algunos dirigentes, siempre encaminadas al fortalecimiento del régimen y su cuerpo represivo como el ejército y la policía política, sin que hasta el momento el pueblo haya visto tales beneficios.
Pienso que este sexto Congreso del totalitarismo cubano que se cocina a boca jarro y del que no se espera otra cosa que no sea más de lo mismo, si no le entran con la manga al codo y se coge al toro por los cuernos, y se le da al pueblo los beneficios a los que tiene pleno derecho, el séptimo, si es que llegan hasta allá, tendrán que hacerlo a punta de bayonetas.

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