martes, 14 de julio de 2009

SOCIALISMO MADE IN RAZA

MANUEL AGUIRRE LAVARERE
(MACKANDAL)
Sólo la opresión debe temer el ejercicio pleno de las libetades.
José Martí

Cuando en el componente étnico de una nación hay una raza discriminada, ya sea `por el color de su piel, por religión u otro tipo de aberración racista sin que se observen leyes ni interés alguno por parte del gobierno, que lejos de enmendar desorienta y como el vaho del buitre pudre todo lo que toca, él es el único culpable de la desgracia de esa raza.
La historia de Cuba demuestra un prejuicio contra el negro desde los tiempos de la guerra, para ello basta acercarse a dos documentos medulares de Antonio Maceo cuando le escribe al entonces presidente de la republica en armas en 1976m el señor don Tomás Estrada Palma aquejado del racismo entre las tropas mambisas, guerra donde el hombre negro puso la escalofriante cifra de ochenta y dos mil muertos frente a los veintiséis mil blancos que también supieron morir de forma valiente por la libertad de Cuba, y que hoy aun no hemos alcanzado. Tal prejuicio lejos de quedar atrás sigue lacerando y amoldando de forma indebida la vida y el comportamiento del afrodescendiente en Cuba, que con más o menos terquedad mantiene la mentalidad esclavista en el estatus social y gubernamental.
De nada vale hoy juzgar a los racistas ya diluidos el polvo como Luz Caballero, Manuel Sanguily, José Antonio Saco, Cisneros Betancourt, José Antonio Saco, Félix Varela y en un momento de su vida el mismísimo José Martí. No es justo juzgarlo a mansalva de los años. Hombres de su tiempo tuvieron en un momento nebuloso de sus vidas una visión errada sobre el negro; pero han legado una estela de conocimiento y arrojo patrio decisivo para la conformación y cuajo de la nacionalidad cubana con un desenvolvimiento decoroso.
Júzguense hoy a los ahora mismo hacen de la vida del afrocubano una subsistencia letrinoza y abusiva. Júzguense a los que desde determinados puestos de poder, y con influencia suficiente en los destinos de la patria no hacen nada para revertir tanta injusticia.
Se podrá formar un comité de análisis sobre la discriminación contra el negro en Cuba. Pero jamás tal comisión arrojara, corazón adentro, los pasos en pos de la solución determinante. No lo hará porque existe mucho prejuicio en la elite de poder cubana. No lo hará porque falta la contraparte capaz de poner a tono un debate franco y abierto sobre el tema y cuya membresía, sin estar representada a nivel gubernamental, es el factor determinante, en cuanto movimientos independientes y certeros visionarios de lo que pasa en el barrio, no se les permite, por abierta oposición a los dictámenes oficialistas y luchando de forma independiente por los derechos del negro y del ciudadano en Cuba.
Para un debate abierto donde todas las partes tenga derecho a opinar, sin que medien ventajismos políticos y eslogan doctrinantes, tendrían que estar presentes miembros de grupos como el Movimiento de Integración Racial Juan Gualberto Gómez, Cofradía de la Negritud, y el Movimiento Cultural Afrocubano Juan René Betancourt, que son en la Habana los auténticos y que pueden mostrar una membresía real y sin cosméticos. Porque para hablar del negro lo puede hacer cualquiera; pero hay que ser negro para sentir el dolor que provoca la discriminación. Y en este sentido los grupos mencionados son discriminados, no tanto por la ciudadanía como por el estado que les niega el derecho de libre asociación pacifica. Los está discriminando, algo que pone al descubierto la naturaleza totalitaria racista del socialismo cubano.

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