Constitución
cubana, ¿Carta Magna o ley mordaza?
Por
Manuel Aguirre Labarrere
(Mackandal)
Partido
cacareador, partido flojo
José
Martí
Las
modificaciones al actual proyecto de constitución cubana, votada a
favor por todos los parlamentarios presentes, si bien, reforma el
texto inicial, no se ajusta a un modelo democrático ni a leyes que
aspiren a un estado de derechos´
Solo
un demente podría hablar de altruismo político y democracia, en una
Constitución, que lejos de constituir la base fundamental de deberes
y derechos, de un país, deja al margen a un segmento poblacional
solo por ser opositores al régimen como si no fueran parte del
entramado político y social de la sociedad cubana. Y que además,
impone mediante la fuerza del poder conceptos que no son cuestionados
, tales como la presencia absoluta del partido único y la ideología
socialista, obligando a los ciudadanos a acogerse a estos obligada
tendencia ideologíca como si no bastaran los bandazos que ha sufrido
esta tendencia doctrinal en el mundo entero
No
solo es un espaldarazo a la historia constituyente cubana, que desde
Guáimaro, la primera Constitución cubana que estuvo en vigor en el
territorio de Cuba Libre, votada el 10 de abril de 1869. lima las
asperezas que existían desde el levantamiento de Camagüey el 4 de
noviembre de 1868. (Camagüey no quería someterse al mando de
Céspedes que consideraba dictatorial, y Céspedes entendía que su
autoridad debía ser acatada, por haber sido el primero en el
pronunciamiento), viene dando muestras de integralidad y altruismo
político donde a través de ellas, hasta la constitución de 1940,
se ha tratado de poner al ciudadano al centro de los beneficios y no
un partido por encima de la ley.
Han
traicionado el legado humanista y democrático de nuestro Apóstol,
han traicionado en la historia más reciente de Cuba, aunque mucho
sea el cacareo, el legado de su máximo líder al ignorar sus
propuestas para el ahora mismo proyecto político social cubano. Han
traicionado, en el afán de mandarinato, la vergüenza histórica de
nuestros próceres y la tanta sangre caída en el suelo patrio en
busca de un bienestar ciudadano y la implantación de gobiernos
democráticos por encimas de ribalismos y tendencias políticas.
Lo
dicho por Fidel Castro, aunque nunca fue aplicado en su mandato, ya
que él como líder se arrogaba todos los derechos, por subir y bajar
triunfante de la Sierra Maestra y no dar espacio a la opinión
contestataria en su derecho de participación política, es para
aplicarse ahora, pues si como dice la Constitución, que el
poder emana del pueblo,
entonces es el pueblo quien debe elegir a sus dirigentes y la
Asamblea Nacional obligada a acatar la decisión soberana del pueblo,
porque en Cuba el sacrificio, el hambre y los muertos, siempre los
ha puesto el pueblo, pero queda al margen de sus verdaderos derechos,
que son inalienable, (que no pueden ser negados ni quitados por
ninguna razón), aunque no hayan sido firmados o ratificados por el
gobierno. Pertenecen a la persona humana
Y
dijo Fidel: Soy
de los que creen sinceramente en las libertades, soy de los que creen
que cada cual tienen derecho a opinar lo que piensa…Pero jamás el
sistema debe privar a nadie de sus derechos, de enclaustrar la
inteligencia, de amordazar el pensamiento, por ninguna razón del
mundo
Discurso
en la Empanada Municipal de Montevideo, Uruguay, 1959
Quien
dice libertad de prensa dice libertad de reunión; y derecho a elegir
libremente no solo al presidente, sino los trabajadores a elegir
libremente sus dirigentes Derechos que no se pueden arrebatar
Discurso
en Camagüey, 5 de enero, 1959
La
corrupción, como delito de lesa patria, el derecho del pueblo a
elegir a sus presidentes y a todos los directivos políticos del
país, el libre acceso de los cubanos a playas y centros de recreo,
ahora signada por la ley del derecho de admisión, que trae aparejado
el racismo por color de la piel perjudicando a los afrodescendientes,
y la imposición plena del socialismo como sistema político, solo
pueden llevar a la violación de una Carta Magna, cabalgando sobre
una revolución, traidora, en sus principios primarios.
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