miércoles, 29 de septiembre de 2010

EL COMIENZO DEL BIN

Manuel Aguirre Lavarrere
(Mackandal)
A menos de un año que el ex Ministro del Trabajo y Seguridad Social, Esteban Morales Cartaya diera a conocer la propuesta sobre la extensión de la edad para la jubilación, llevada de los sesenta a los sesenta y cinco Años para los hombres y de cincuenta y cinco a sesenta para las mujeres atendiendo a un acelerado envejecimiento de la población cubana, quizá la más avejentada de América en los próximos quince años, con este retroceso en la propuesta y los despidos multitudinario de los asalariados en los centros de trabajos estatales dan al traste con una política de empleo y un modelo de vida incipiente desde el mismo comienzo de su gestación.
En el año 2006 di a conocer un articulo sobre el ñangueteo y sumisión de la Central de Trabajadores de Cuba y su sindicalismo gonorréico, activado únicamente para condenar a sus afiliados y cobrar la cuota sindical sin que falte como primer punto el trabajo voluntario aun cuando no se tenga voluntad para hacerlo, con el propósito de complacer al régimen y dar un punto más a sus dirigentes empezando por su secretario general, que lo único que genera es la desgracia de los trabajadores, y terminando con sus apapipios en cualquier lugar del territorio nacional. Es decir, allanarles el camino para en un futuro a corto plazo, por sus meritos revolucionarios y su desinteresada entrega a la causa comunista, puedan ser nombrados embajadores o ministros y cargar, como hacen los narcos cuando negocian con la DEA, con sus familiares a otra parte y entonces, como Pedro Ros Leal, quien vive una vida plácida como embajador en Angola y no acordándose en nada de sus trastabillaos y desfalcos, a vivir, sin que se les salga el tiro por la culata, la buena vida dejando la huella y el dolor insalvable en buena parte de la clase trabajadora, que no ve un minuto de respiro ni mejora alguna en su nivel de vida.
De nuevo es la CTC quien da la cara y se pliega de forma inquietante a los dirigentes del régimen para el despido de más de un millón de trabajadores después de darlo todo y haber creído tanto en las garantías laborales que proclama la dictatorial Constitución actual de la Republica.
Pero de estos desafortunados ninguno será miembro del Buró Político ni del Comité Central, y mucho menos del ejercito o la policía quienes consumen más de la mitad de la economía nacional y lo único que producen es miedo y sobresalto. No es para repeler un ataque desde el exterior que se preparan, con un equipaje del primer mundo a unas muy buenas y entrenadas tropas antimotines que por la vestimenta y fusiles parecen sacadas de una `película de ciencia ficción, con la única diferencia de que aquí, en Cuba, son reales

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