lunes, 25 de febrero de 2013


El cráneo de Maceo
Por: Manuel Aguirre Lavarrere
               (Mackandal)
El problema del blanqueamiento como modo de posición y ascenso social, trajo aparejado una serie de aspectos y estereotipos negativos que apegados a los prejuicios existentes, se hicieron ciencia. El intento de exterminio racial, focalizado contra los negros y mestizos, estaba, tanto en el pensamiento cubano como en las acciones emprendidas por la elite supremacista blanca.
Tanto en Cuba como en el resto de América, los blancos no tenían rivales a considerar en materia de ascenso social. Ser negro significó y significa aún hoy en muchos países, entre ellos Cuba, no simplemente ser inferior por el color de la piel, sino también socialmente inferior. Significa pobreza, trabajos mal remunerados, delincuencia y pillaje.
Todos los campeones del racismo cubano, desde médicos hasta físicos, pasando por antropólogos y todo el conjunto de la ciencia cubana, influenciada desde Europa y acogida a bombo y platillo en las primeras décadas de constituida la República, hicieron del negro su conejillo de Indias.
Frente a esta ideología de superioridad racial era imposible que escapara Antonio Maceo, una figura cimera en la historia de Cuba. Bello, educado y de modales finos, aún en los momentos más controvertidos de la lucha por la independencia, aguerrido, gran estratega militar, altruista…Con tales méritos a su favor, Maceo tenía que ser blanco, aunque fuera por carambola. Y lo que no se le pudo hacer en vida, se lo hicieron después de muerto.
Científicos cubanos de la época influidos por las teorías antropológicas de Cessare Lombroso, muy en boga en aquel momento, se juntaron en la más denigrante voluntad racista, para mediante trueques en el análisis del cráneo de Maceo, llegar al resultado tajante y concluso de que:
Un examen muy superficial del resto del esqueleto, demuestra que pertenecía a un hombre de una fuerza hercúlea.
Recordemos en fin, como preludio, que Antonio Maceo era un mestizo; que el cruzamiento del blanco y el negro, crea un grupo ventajoso, cuando la influencia del primero predomina; pero un grupo inferior cuando las dos influencias se equilibran, y con mayor razón cuando la negra lleva en ello la ventaja.
CONCLUSIONES
1ro. Como ya lo hemos visto en más de un punto en el curso de estas investigaciones, muchos caracteres antropológicos reintegran
a Maceo en el tipo negro, en particular, las proporciones de los huesos largos del esqueleto.
2do. Pero se aproxima más a la raza blanca, la iguala, y aún la supera, por la conformación general de la cabeza, por el peso probable del encéfalo, por la capacidad craneana, lo que permite definitivamente afirmar en nombre de la antropología:
3ro. Que dada la raza a que pertenecía, y el medio en el cual ejercitó y desarrolló sus actividades, Antonio Maceo, puede con perfecto derecho ser considerado como un hombre realmente superior.
Parece broma; pero se lo tomaron bien en serio los ideólogos de la craneología cubana.
















De izquierda a derecha, Carlos de la Torres, Luís Montané, José R. Montalvo, este último un racista consumado.

Estudio antropológico del cráneo de Maceo (17 septiembre de 1899)
Trabajo publicado en el periódico Ahora. Sección Dominical, La Habana. Diciembre 2 de 1934.

lunes, 4 de febrero de 2013

Lagunas en la historia.



Por: Manuel Aguirre Lavarrere
             (Mackandal)
Débase a él sólo, al esclavo, esa inmensa prosperidad material que todos admiramos.
                                                                                          Marqués de Pozos Dulces
La ausencia de investigaciones y de información verídica sobre algunos aspectos del pasado colonial y de la esclavitud de africanos y sus descendientes, fue sustituida por un conjunto de valoraciones en las cuáles los estereotipos negativos y los prejuicios han encontrado alojamiento.
En Cuba, el racismo, que es una institución ideológica, se reacomoda y encuentra un espacio fértil para brotar y desarrollarse.
Nuestra historia presenta un sin número de lagunas. Los textos escolares están plagados de desaciertos históricos sobre la historia del negro en Cuba.
Los esclavos y sus descendientes son presentados en los libros de textos como seres sumisos, incapaces de pensar ni revelarse contra su amo que lo maltrata y usa a su antojo, como un mueble. Un
ser entre humano y animal que solo sirve para trabajar.
Son pocos los cubanos que tienen un mínimo conocimiento de las luchas y sacrificios de esos negros por alcanzar un oficio que los insertara dentro de la sociedad esclavista, prejuiciosa, y a todas luces, racista, aun después que la abolición les diera la libertad.
Los tratados contra la trata de esclavos no estaban contra el racismo y el trabajo forzado que proporcionaba grandes ganancias. Fue gracias a la mano de obra esclava que entró la industrialización a Cuba. Fue el fenómeno que tuvo lugar en varios países de América que se implementó lo que se conoce como esclavo alquilado o asalariado. De este tipo de esclavo, y desde el mismo vientre de la esclavitud, surgió en Cuba una poderosa clase media negra y mestiza que vería arruinada sus aspiraciones al ser muchos de sus miembros involucrados en la llamada Conspiración de la Escalera en 1844, en la que muchos negros murieron y otros fueron privados de sus bienes.
Las relaciones raciales en nuestro país se vieron afectadas siempre por el abuso y el hostigamiento invariable contra negros y mestizos.
No fueron pocos los hijos de esclavos que por voluntad de sus amos estudiaron en el Colegio de Belén, donde se sentaban, hombro con hombro, estudiantes blancos, negros y mestizos. Pero eso no justifica la barbarie esclavista.
Millones de africanos fueron sometidos a la crueldad y el vasallaje. Se trata de una realidad histórica que debe ser del conocimiento público.
También hay que romper el silencio sobre los esclavos que ganaron su libertad en demanda contra sus amos, donde los llamados cabildos tuvieron una importancia fundamental.
Cuba no solo es uno de los pocos países que no cuenta con una ley orgánica contra el racismo y la discriminación; sino que tampoco tiene una cátedra de estudios etnorraciales. Esa dejadez, inducida casi a propósito y de manera sistemática, hace que se ensanche el racismo intencional, amplifica el imaginario colectivo de forma negativa contra los afrodescendientes y provoca lagunas en la enseñanza de la historia de Cuba.
Publicado por Primavera Digital, 24 de enero, de 2013