lunes, 26 de noviembre de 2012

La cultura liberadora



Por: Manuel Aguirre Lavarrere

(Mackandal)

“No hay más vencidos que los que lo son por sí propios,

por su desidia, su malignidad o su soberbia.”

José Martí

El régimen cubano ha levantado ciertas restricciones como muestra

de apertura. Para sus campañas políticas puede resultar un golpe de efecto y un mínimo gesto de buena voluntad ante los tantos problemas que agobian a la nación. Pero aun sigue renuente a todo lo que pueda conducir a la democracia.

La demora en aplicar las reformas ha venido a reforzar unas diferencias que ya existían de antemano, los prejuicios por el color de la piel y el estatus económico de cada familia o ciudadano.

Fruto de una seudocultura predominante blanca, disimulada pero para nada minimizada y mucho menos erradicada, se producen cambios de apariencia positiva, pero cuyos fines políticos son el mantenimiento de las restricciones ciudadanas y la permanencia de facto en el poder.

Producto de la pérdida del concepto de nación y de una falta de educación sistemática respecto a esta situación, y a pesar de existir

una minoría que ha asimilado y practicado de forma objetiva y conciente esta cultura en su equidad liberadora y con sentido propio, el mayor por ciento de la población ha sido educada para desconocerla y desconocer así sus derechos como ciudadanos y como principales actores de la nación.

Esta falta le hace crisis a la democracia y a las aspiraciones de un pueblo, que aún ignorando casi totalmente sus derechos, no deja de ansiar su libertad y busca afanosamente su sentido de pertenencia y el deseo de llevar adelante un proyecto social que aglutine esta orientación en el devenir de la conciencia patria.

Esta pérdida progresiva de identidad nacional ha llevado a un proceso de decantación a lo largo del proceso totalitario que todavía sufre la nación cubana. El régimen, ducho en politiquería y etiquetas, ha sabido revertir muy a su favor los resultados negativos. El precio lo paga la ciudadanía, por falta justamente de esa interiorización y práctica de una cultura equitativa y liberadora.

Y es que no son fáciles de romper los cánones del totalitarismo. Ello lleva una educación sistemática que es la que hace a las personas superar los miedos y romper con las malignas imposiciones.

He aquí la inquietud y el miedo de la soberanía totalitaria. He aquí la soberbia y los encarcelamientos, la humillación y los maltratos físicos, el miedo al libre y pleno acceso a la Internet, las muertes selectivas y las justificaciones vacías, las mentiras que llevan a desacreditar blogueros y periodistas independientes, activistas de derechos humanos y grupos de creación literaria independiente, partidos políticos y movimientos antidiscriminación. Porque son los únicos en este momento en Cuba, capaces de llevar la verdad a la ciudadanía, de coger el toro por los cuernos.

Sólo implementando -como se trata de hacer desde el pensamiento cubano independiente- una política de conciencia, se podría poner en marcha esa cultura liberadora, hoy maniatada por las zancadillas del régimen.

Publicado por Primavera Digital, septiembre 20 de 2012 • año 5

lunes, 19 de noviembre de 2012

Migración y ciudadanía.



Por: Manuel Aguirre Lavarrere

        (Mackandal)

La nueva ley de inmigración, renovada y ansiada por muchos años por el pueblo, ha puesto al descubierto las aspiraciones de muchos cubanos y cubanas de poder radicarse en otro país sin perder sus vínculos con la patria. Eso no constituye una dádiva ni una regalía del régimen, sino, un derecho ciudadano, reconocido, firmado y ratificado por la gran mayoría de los gobiernos del mundo.

Pero en Cuba se trata de vender como un acto enmarcado supuestamente en un estado de derecho.

He aquí la hipocresía del régimen para traer la sardina a su brasa. Un estado de derecho no se obtiene con una ley, sino con todas las leyes que incluyan principalmente el derecho de sus ciudadanos a la formación de grupos independientes, asociaciones pacíficas, partidos políticos, el flujo de la libre información y el acceso pleno a Internet, todo dentro de un marco de soberanía ciudadana.

Una política migratoria como la que se pretende implementar en Cuba, debe llevar, por sus características muy propias, una re evaluación de la moneda nacional respecto a la moneda libremente convertible. De ahí que se derive la pregunta, que si después de haber creado el régimen la moneda convertible, conocida popularmente por chavito, para recuperar el dólar, principal moneda con la que se mueve el comercio y las transacciones mundiales, ¿estaría en condiciones de facilitarle a los ciudadanos que deseen viajar y tenga solvencia económica para ello, el cambio de esa moneda por el dólar?

Sería lo justo, lo transparente y lo más cercano al humanismo y el desprendimiento en consonancia con el derecho pleno que por tantas décadas el pueblo se ha visto privado de ejercer.

Los cubanos siempre han optado por la paz y la reconciliación sin que nada importen las tendencias políticas y el modo de pensar y manifestarse de cada cual. Si en algún momento hubo desavenencias, enfrentamientos y rencores, estos fueron provocados, manipulados y aguijoneados por el régimen.

Recordar los bombardeos de huevos a las familias que decidieron irse por Mariel en 1980, los mítines de repudio, las palizas, las consignas que aludían humillantemente a la preferencia sexual, las faltas de respeto contra el ex presidente norteamericano Jimmy Carter.

No olvidemos el zafarrancho de combate contra los afrodescendientes que decidieron irse a vivir en democracia, el racismo en su estado más puro que germinó del fascismo castrista.

Fueron inacabables los minutos de odio contra personas honestas que eran sacadas a empujones de sus centros de trabajo para humillarlos y cercenarlos moralmente.

Perdonar aquellos momentos y sanear el alma sería saludable, pero olvidarlos es convertirse en cómplice de un régimen que pretende lavarse las manos y ensangrentar las ajenas.

A esos mismos que hoy tratan de atraer exigiéndoles un pasaporte cubano para viajar a Cuba, se les niega, como cubanos, el derecho al voto.

El régimen va en busca del dinero del exilio, y por carambola, hace mimos de complacencia para que ellos, los exiliados, ayuden a la cada vez más desastrosa y mentirosa propaganda política, con el fin de buscar un pasaporte de buena conducta. Quiere que los exiliados los ayuden a levantar las sanciones impuestas por la Unión Europea y a aliviar la desolada economía nacional, donde el único culpable del desastre es el propio régimen cincuentenario de los Castro.

Bienvenida la nueva ley migratoria. El pleno derecho de cada cubano como ciudadano nunca debió ser pospuesto y mucho menos anulado. Falta ahora saber, si tanto como pregona, el régimen está en condiciones de cambiar a los cubanos su inventado chavito por el dólar, esa moneda verde, a la que de dientes para afuera tanto critica, pero sin la cual sería insostenible la dictadura
Publicado por Primavera Digital, Noviembre 1 de 2012 • año 5

martes, 6 de noviembre de 2012

El estigma social.


Por: Manuel Aguirre Lavarrere
               (Mackandal)
Decía Fernando Ortiz que “los genes bailan al son que les tocan”.
Fernando Ortiz que “los genes bailan al son que les tocan”.
La raza no constituye un estigma. Los prejuicios raciales pueden ser superados. A través de la historia, muchísimos hombres y mujeres
afrodescendientes, con su esfuerzo, han logrado franquear las barreras del color y hoy constituyen un ejemplo para el mundo entero.
Nelson Mandela, un hombre negro encarcelado por más de veinticinco años por un sistema segregacionista por defender los derechos de su pueblo y de su raza en una sociedad excluyente y racista, se convirtió en el preso político más famoso del mundo, y alcanzó por elecciones democráticas la presidencia de su país en 1994 `para convertirse en el primer mandatario negro de Sudáfrica y una de las mayores personalidades del siglo XX. Todo ello le valió para alcanzar el Premio Nobel de la Paz en 1993.
Esta maravillosa figura constituye un icono de la resistencia contra el apartheid y las exclusiones racistas y un ejemplo a seguir para todo ser humano que sienta latir el sentido de pertenencia.
El actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, también Premio Nóbel de la Paz y una de las figuras más emblemáticas de los últimos tiempos, es otro ejemplo superado del estigma racial.
En nuestro entorno tenemos el caso del bailarín Carlos
Acosta y tantas otras figuras del deporte, las artes y el conocimiento.
Esto demuestra que el hecho de ser negro no constituye una desventaja `para el logro de las oportunidades y la realización personal del hombre, aún cuando los cánones que rijan en la sociedad sean racistas.
Pero cuando no se vive en democracia y los cánones que rigen en la sociedad son racistas, vale poco el sacrificio humano. Cuba es en América quizá el ejemplo más palpable de esa realidad. Hombres y mujeres afrodescendientes realizados intelectual y profesionalmente, son privados a diario de los progresos sociales y llevados a un estado de extenuación social.
No hace falta un censo para comprobar que negros y mestizos ocupan el lugar más bajo respecto a la situación económica en la escala social en relación a los blancos: la tasa de pobreza entre negros y mestizos es muy superior a la de los blancos.
Con esto se demuestra la persistencia del racismo y la falta de acciones afirmativas para mejorar la vida de estos grupos marginados, no tanto por la sociedad como por el mismo sistema, para quien la raza da crédito y el color negro sí es un estigma social.
Publicado por Primavera  Digital,octubre 18 de 2012 • año 5